Revista Maternidad

La nieve y los niños

Por Bebemon

En esta época del año, muchas familias son aficionadas a los deportes de invierno y no se resignan a dejar de disfrutar de unos días en la nieve con los niños. Y es que pocas cosas divierten más a los peques que la posibilidad de jugar con la nieve. Toda actividad es bienvenida, esquiar, ir en trineo, jugar a la guerra de bolas de nieve, la tradicional construcció de muñecos… Sin embargo, la nieve precisa de algunas precauciones indispensables para que la estancia se haga más grata.

La nieve y los niños

Para empezar, hay que tener en cuenta que los niños pequeñitos pueden ir a la montaña, perfectamente hasta 1800 metros, pero siempre debemos tener una ascensión lenta para darles tiempo a que su cuerpo se aclimate a la menor presión. Por supuesto, aunque no tengan edad de esquiar, si pueden disfrutar jugando con la nieve o en el trineo, o simplemente paseando a la espalda de los padres calentitos en su mochila.

Respecto al frío tenemos que ser conscientes que las manos y los pies de los niños son más frágiles que los nuestros y siempre deben ir cubiertos adecuadamente, así como la cabeza con gorro y bufanda. Si nos descuidamo, los bebés pueden coger frío rápidamente en un ambiente helado por muy abrigados que los llevemos. Además, en general, los niños con sus juegos, suelen mojarse o desabrigarse, por lo que hay que estar atentos y con ropa de muda siempre dispuesta.Tendremos que llevarnos bastante ropita, y priorizar las prendas que, para cambiarlos, no nos vayan a obligar a desnudarlos entero, para evitar que les de frío en esos momentos.

El reflejo del sol en la nieve es muy intenso, por lo que los ojos también deben protegerse con gafas adecuadas y, si el pequeño se la quita todo el rato, ponerle una gorra con visera y limitar su tiempo de estancia bajo la luz tan intensa. Además hay que tener mucha atención con las posibles quemaduras solares y aplicar escrupulosamente un protector solar de pantalla solar y una crema especial para los labios.

Respecto a su alimentación, hay que tener en cuenta que el frío y el ejercicio les harán quemar muchas más calorías que las habituales. Además de las comidas principales tenemos que procurar que tomen un desayuno completo con lácteos, hidratos y fruta, reforzándolo a media mañana con algún alimento rico en azúcares y en proteínas para que dispongan de todo ese combustible que van a quemar.

Por último, si hablamos de esquí, hay que tener en cuenta que además de divertida, debe ser una actividad formativa y que, bajo ningún punto de vista, represente un problema. Por tanto, lo primero a considerar es la edad a la que pueden iniciarse. Los especialistas coinciden en señalar que no es buena idea hacerlo antes de los cinco años ya que hasta entonces el peque no cuenta con la madurez psico motora necesaria. El comienzo de la práctica debe hacerse con instructores pacientes y experimentados que hacen empezar por pendientes suaves para que el niño pueda asimilar la técnica y coger confianza.


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