Título: La niña que hacía hablar a las muñecasAutor: Pep Bras Editorial: AlevosíaAño: 2014ISBN: 978-84-15608-69-1Nº de páginas: 296
SINOPSIS: Lee la sinopsis de este libro pinchando AQUÍ
Me fijé en esta novela cuando Alevosía anunció su publicación hace unos meses tanto por su bonita portada como por su título, a lo que había que sumar que la historia transcurriese entre principios de siglo y los años veinte, dos épocas que a mí me resultan fascinantes. La suerte me acompañó una vez más y resulté ganadora en un sorteo organizado por la editorial, con lo que a los pocos días recibí un ejemplar en mi casa cuya lectura comencé inmediatamente.La niña que hacía hablar a las muñecas comienza en el año 1909 cuando tiene lugar el naufragio del Príncipe de Barcelona frente a la costa brasileña de la isla de Ilhabela. En el trasatlántico viaja Joan Bras, un joven de veintidós años que sobrevive milagrosamente al naufragio y que es acogido por la gente de Guanxuma, pues no recuerda nada a excepción de su nombre. Es así como comienza una nueva vida al lado de la mujer que lo rescató en el mar, Catarina, quien ejerce en la isla como doctora a pesar de no serlo. Con el paso del tiempo Joan descubrirá que se ha enamorado de Catarina y puesto que es correspondido, contraerán matrimonio naciendo pocos meses después Sion, una niña que estará muy unida a su padre y que llenará al matrimonio de felicidad. Sin embargo, esta situación quedará trastocada una noche en que les sacudirá la tragedia, obligando a Joan a emprender un nuevo camino marcado por la perdida y la desesperación.No os puedo contar mucho más del argumento sin desvelar información relevante por lo que dejaré que seáis cada uno de vosotros los que descubráis cómo continúa esta historia que se extiende desde el año 1909 hasta el 1930 y en la que los cambios se van sucediendo continuamente. A mí me ha gustado muchísimo, mi primera intuición en este caso no me ha fallado y ha sido una lectura que me ha ido conquistando a medida que avanzaba.Tras un prólogo que nos pone en situación, la novela se encuentra dividida en dos grandes partes más un epílogo final. La primera parte comprende desde el año 1909 hasta el 1920 y tiene lugar en Ilhabela mientras que la segunda nos traslada a París y llega hasta 1930. A su vez, cada una de ellas viene dividida en capítulos en los que se va desarrollando la historia siguiendo un curso lineal.En este caso, un punto a destacar es la voz narrativa que, aunque la mayor parte del tiempo se correspondería con un narrador omnisciente, por algunos matices sabemos que corre a cargo del bisnieto de Joan Bras, quien es el encargado de viajar atrás en el tiempo para compartir con nosotros los hechos más importantes de la vida de sus antepasados, pudiendo así calificar esta novela como una saga familiar.Otro aspecto que me ha gustado en esta obra es la forma de escribir de Pep Bras. Su estilo cuidado, minucioso, elegante y evocador, que en la primera parte además incluye realismo mágico, hace que la lectura sea muy agradable y a pesar de que no tiene un ritmo intenso, es una obra que invita a avanzar por sus páginas, manteniendo la atención del lector en todo momento. Reconozco que no ha sido uno de esos libros que me ha enganchado desde sus primeras páginas sino que ha sido algo progresivo, la historia me ha ido conquistando a medida que avanzaba hasta llegar a un punto en el que no he podido dejarla hasta llegar al final.Destacan igualmente en La niña que hacía hablar a las muñecas los personajes que se dan cita a lo largo del mismo. Todos ellos están bien construidos y definidos, jugando un papel concreto dentro de la trama y manteniendo una evolución coherente a lo largo del tiempo marcada por los acontecimientos a los que tienen que hacer frente. Es difícil establecer una única figura protagonista pues tanto Sion como su padre Joan Bras son dos personajes que tienen gran peso dentro de la trama y ambos se mantienen a lo largo del tiempo, ya que hay otras figuras que también tienen relevancia pero, o desaparecen antes del final, o aparecen cuando ya está avanzada la historia.La historia que Pep Bras ha plasmado en su novela es la vivida por Sion Bras, una de las ventrilocuas más famosas del siglo XX y por la que él siente un cariño especial que pienso traslada al lector, pues desde los primeros capítulos es una niña que se gana nuestro aprecio a través de su inocencia y de la relación que mantiene con su padre. La acompañaremos a lo largo del tiempo y observaremos como va dejando atrás su infancia para convertirse en una hermosa joven, las dificultades que tendrá que atravesar y el vínculo que desarrollará con los diferentes miembros de su familia, con un carácter siempre marcado por la ternura, el cariño, la bondad, la fortaleza e incluso cierta ingenuidad.Sion estará arropada por su padre, Joan Bras, un hombre que atravesará diferentes etapas en su vida marcadas tanto por la felicidad como por la tragedia. Su personalidad está construida a través de multitud de matices que dejan ver tanto virtudes como defectos y que le confieren un carácter cercano y próximo a la realidad. Aunque en algunos momentos se dejará vencer por la desolación, Joan es un hombre de carácter tierno y bondadoso y en relación con estos aspectos destaca la estrecha relación que mantiene con su hija Sion, con la que comparte juegos, risas e ilusiones.Entre el resto de personajes me ha gustado especialmente Maurice Carrière, un hombre rico que sufre de acondroplasia y que llega a la isla para construir un lujoso hotel inspirado en la Casa Batlló y que acabará siendo una pieza primordial en la vida de Joan Bras. De la misma manera, otra persona que jugará un papel relevante en la vida tanto de Joan como de Sion será la hija de Maurice, Isabelle Carrière, una mujer delicada, de mirada triste y que ha crecido bajo la excesiva protección de su padre.La niña que hacía hablar a las muñecas cuenta con una ambientación muy cuidada, rica en detalles y descripciones que hacen que la lectura sea muy visual. La isla de Ilhabela y posteriormente París son los dos escenarios principales en los que se desarrolla la trama y en ambos casos Pep Bras consigue recrear con acierto el ambiente de principios de siglo, tan diferente en un caso y en otro. En un primer momento nos situamos en Ilhabela, un paraíso casi virgen en el que sus habitantes viven rodeados de la naturaleza, guiándose únicamente por la posición del sol y su instinto. A través de las vivencias de los protagonistas conocemos la forma de vida en la isla, los avances que van llegando, sus costumbres, su clima tropical, sus paisajes y sus mitos, entre los que destaca el del poderoso jaguar Gápanemé. Una vez dejado atrás Brasil nos trasladaremos al efervescente París de los años veinte, un escenario completamente diferente en el que la vida no tiene nada que ver con la etapa anterior pero del que nos podemos hacer una idea gracias a las descripciones con las que el autor logra recrear este fascinante periodo. En este punto destacaría las primeras páginas con las que da inicio la segunda parte de la novela en las que Pep Bras nos invita a echar un rápido vistazo a lo que está sucediendo en esos años en los diferentes rincones de esta cosmopolita ciudad en la que se dan cita artistas como Marcel Proust o Picasso. Aunque la acción se sitúa en estas dos ubicaciones, Pep Bras introduce aisladamente referencias a otros hechos históricos que ocurrieron durante esos años en otras partes del mundo, sin extenderse en ellos, haciendo únicamente un rápido repaso como si se tratase de una sucesión de imágenes.Es necesario hacer también referencia a la ventriloquia, que tan presente está en buena parte de la novela. Es un punto que me ha resultado muy llamativo y que al no haberlo encontrado anteriormente en ninguna de mis lecturas, me ha gustado mucho. Pienso que este arte hoy en día se ha ido perdiendo, o al menos yo no conozco a ningún artista famoso como lo eran hace unos años Mari Carmen y sus muñecos o José Luis Moreno. Gracias a la lectura de La niña que hacía hablar a las muñecas profundizamos un poco más en este arte conociendo sus orígenes, algunos de sus trucos y técnicas o las cualidades que deben tener los muñecos para ganarse al público.No puedo terminar este análisis sin hacer referencia al epílogo que Pep Bras incluye al final del libro, en el que nos desvela el origen de la historia y nos habla del proceso que siguió para escribirlo. Puesto que no había investigado demasiado en torno a este título más allá de su sinopsis, leer estas páginas ha supuesto una sorpresa para mí y me ha llevado a indagar en Internet en busca de más datos relacionados con los personajes que se dan cita en ella. Tengo que confesar que desde que terminé su lectura, me da vueltas en la cabeza el interrogante en torno a los límites que separan realidad y ficción en esta obra, aunque supongo que únicamente Pep Bras puede dar respuesta a esto que por otra parte es uno de los encantos que tiene esta obra y hace que ese epílogo final sea, desde mi punto de vista, un cierre perfecto.Creo que llegados a este punto resulta evidente que me ha gustado mucho y que os recomiendo su lectura sin ninguna duda. Una novela repleta de emociones, bien construida y escrita, que nos transporta tanto al Brasil de principios de siglo como al bohemio París de los años veinte para narrarnos la fascinante historia de Joan y Sion Bras.
FUENTES: imagen autor aquí
imagen Casa Batlló aquí autor ------------------------
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