Cobertura especial de Espectadores.
La niña que sabía caminar al revés integra la lista de películas del Baficito que en principio buscan oxigenar las mentes de los chicos (y adultos) bombardeados con productos de la industria cinematográfica y televisiva. En las antípodas de las segundas entregas de Los Muppets y Río, cuyo pre-estreno en un festival de cine independiente cuesta entender, el mediometraje dirigido por Raúl Manzanal cuenta una historia sin estridencias, con pocos personajes, con sentido de la estética y -lo mejor de todo- libre de la exigencia de iniciar/consolidar la conversión del espectador en consumidor.
En la sala de nuestro planetario Galileo Galilei se exhibe este film vasco-español animado para pantalla full dome, es decir, concebido para aprovechar las bondades panorámicas de una superficie superior cóncava (una semi esfera) que los espectadores observan recostados en butacas reclinadas. El detalle de que la protagonista desafíe la ley de gravedad y viva cabeza abajo, con los pies adheridos a cables, lámparas de techo, farallones, ramas de baobabs (lindo homenaje a El principito de Saint-Exupéry) permite aprovechar al máximo esta nueva modalidad de proyección.
Virginia Santos Itoiz se luce con los dibujos de una nena cuya cabellera anaranjada y ondulada es tan larga que a veces toca el suelo (o el mar según la ocasión). El espacio entre las raíces y las puntas del pelo constituye un lienzo fenomenal para pintar distintas variantes del cielo estrellado, del arcoíris, de edificios altos, de luminarias urbanas. También para incluir a un cangrejo, una araña y un búho cuya movilidad es tan ascendente y descendente -tan convenientemente full dome- como la de la protagonista.