Revista Cultura y Ocio

La nobleza inca

Por Joaquintoledo

Como toda gran civilización la nobleza Inca se encargó de crear un origen mítico, lo cual les permitía justificar sus actos y mantener controlados el resto de los estratos sociales. En definitiva, existen dos mitos del origen mítico de esta etnia. Uno de ellos es el de los hermanos Ayar, cuya  leyenda fue  recogida por el cronista Juan de Betanzos de la misma élite inca durante el siglo XVI, según esta historia, de una cueva llamada Pacaritambo o casa de la producción salieron cuatro parejas de cuatro hermanos con sus respectivas esposas. Ellos eran Ayar Cachi y Mama Huaco, Ayar Uchu y Mama Ipacura, Ayar Auca y Mama Rahua y Ayar Manco y Mama Ocllo.

La nobleza inca
Manco Capac

El otro mito es de Manco Cápac y Mama Ocllo consagradas como la pareja más recurrente en estas historias. Otra vez el dios Sol, viendo la calamidad en la  que se sumían los seres humanos los envía con el fin de civilizarlos. Les dio un bastón de oro y les encargó fundar un reino donde este debía ser posado implantando el culto al sol. Cuenta la tradición que salieron ambos del Lago Titicaca avanzando hacia el actual Cusco. Más tarde la pareja decide separarse uniendo gente a su causa por todo el valle. Luego de un par de peripecias llegan a un cerro, el Huanacauri estableciéndose allí. El bastón dorado se hunde en el valle del Cusco, entonces. Los hombres bajo la batuta de Manco Cápac se instalaron en la parte alta del valle, el Hanan Cusco donde se les adiestró en el trabajo de la tierra y algunos animales, y las mujeres en la parte baja o Hurin Cusco bajo la tutela de Mama Ocllo quien les enseño a coser, cocinar y a tejer a las mujeres.

Versiones más científicas nos dicen que el general Manco Capac y un mermado ejército se ubicaron en Pallarca, desde donde atacaron algunas comunidades que habitaban el valle del Cusco, característico por el buen clima y una tierra fértil. Al parecer se asentaron en el valle del río Huatanay donde siguieron enfrentando con los primeros habitantes de estos territorios. Una vez dominado el valle del Cusco se pactaron algunas alianzas, treguas con los vecinos, aunque siempre con la latente amenaza de los ataques de estos. Era alrededor del año 1200 d.n.e. y como es de suponerse Manco Capac, debido a sus acciones ya citadas hasta ahora, es considerado el primer gobernante y gran director de los Incas. Antes de morir ya había dominado y sometido a los huallas, sahuasiray, antasayas, alcavizas, copalimaytas, poques y lares, los primeros y variopintos habitantes del valle del Cusco. Aunque muchos se unieron con buen ánimo otros tuvieron que ser dominados con  la fuerza. No obstante, el reino no dejaba de ser pequeño y presto al exterminio, aunque al menos ya había consolidado su posición.

Más tarde sería el turno de  Sinchi Roca quien gobernó desde el 1230 al 1260 y se cree es la etapa en la que se consolida el asentamiento definitivo sobre el valle del Cusco y los alrededores bajo el dominio de la panaca inca. Con este inca acaba la etapa mítica o legendaria. La siguiente sería el Período de las Confederaciones cuyos representantes serían Lloque Yupanqui quien continuó con la política de alianzas hasta el 1290, Mayta Capac quien luchó y ganó ante los acllahuiza culminando su período en el 1320, Capac Yupanqui quien derrotó a los condesuyo, siendo ya casi el 1350. Su hijo, Quispe Yupanki, es asesinado y se extingue el predominio de los Urín, siendo este grupo apartado del poder político y relegado al sacerdocio.

Los Hanan Qosqo

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Inca Roca

Inca Roca es el primero en llamarse inca y establece la dualidad gobernante militar, Hanan, y religiosa, Urín. Luego seguiría Yawar Huaca, y tras ser asesinado lo sucede Huiracocha quien asimismo designó a su hijo, Inca Urco, quien no pudo vencer a los chancas. Durante esta era el verdaderamente destacado es Pachacutec, otro de los hijos de Huiracocha, quien es investido como inca tras haber liberado a Cusco del sitio de los chancas. Es considerado además un gran organizador del Estado Imperial y quien implantó la mita. Gracias a él, se conquistó por el sur a los lupazas y collas, por el norte a los huancas y tarmas. Era el inicio de la expansión indetenible, aunque la mayor labor la concretaría su sucesor. También construyó el Coricancha, organizó a los mensajeros chasquis e instituyó la obligatoriedad en cuanto a los tributos. Sería su hijo, Tupac Yupanqui quien conquistaría mayores y más ricos territorios. Hacia el sur sometió a los belicosos mapuches, entre otros llegando hasta el río Maule y en el actual territorio de Argentina se sometió a los diaguitas. Por el norte luchó contra los Chachapoyas sin derrotarlos completamente. Se avanzó luego hasta llegar al actual Quito. Se hubiese continuado hacia la profundidad de la selva a no ser porque los collas se levantaron. En la costa norte del Perú el reino Chimú fue la conquista más importante. Asimismo fundó la nueva e imponente ciudad de Tumipampa, muy bien ubicada y que disputaba la hegemonía con el Cusco. Murió en 1493.

El sucesor, Huayna Cápac, es considerado el Inca que terminó por consolidad la gloria del imperial, así como también el último rey en todo el sentido de la palabra. Acabó con los belicosos chachapoyas, lo cual le permitió consolidar una posición importante en la  selva. Casi todo el actual Ecuador quedó bajo dominio Inca y se llegó hasta el río Ancasmayo en la actual Colombia. Murió en Quito en 1525 sin dejar un claro heredero y en misteriosas circunstancias. Poco antes de morir el inca había dictaminado que Atahualpa sea reconocido como el soberano de Quito, mientras que a Huáscar se le dé el resto de territorios del sur. Este raro designio que dividía al imperio en dos se debía al favoritismo de Huayna Cápac por Tumipampa y aquellos nuevos territorios más cálidos que las frías zonas del sur. Además su corazón, a su muerte claro, permaneció en Quito y el cuerpo en Cusco para su descanso eterno.

La nobleza inca
Atahualpa

Según la tradición incaica, el cargo del rey debía ser ocupado por el descendiente del inca anterior o en su defecto por alguna casa de la nobleza incaica, o a lo mucho extranjera. Huascar era su hijo con una princesa inca del Cusco y Atahualpa el hijo de un princesa extranjera. Como era de esperarse, ambos reclamaron el trono. Si bien un tercer pretendiente, Manco Inca Yupanqui, intentó entrar a la disputa por el trono, Huáscar pronto lo borró del mapa. Y así, la historia dejaba el destino del imperio a Huáscar y Atahualpa, que en su máximo esplendor tenía 4 millones de kilómetros cuadrados y se extendía desde Colombia pasando por Bolivia y Argentina hasta Chile. El hecho fue que luego de un par de años de paz, las ambiciones de ambos hermanos, sobre todo de Huáscar, los llevarían a la guerra. Las batallas entre los ejércitos de ambas ciudades no se hicieron esperar y el conflicto finalizó con la derrota de Huáscar, quien fue hecho prisionero. Atahualpa se prestaba a llegar a Cusco cuando en Cajamarca fue tomado prisionero por los españoles, en 1532. Aquel fue el fin del imperio libre como se le conocía.

Poco a poco el asustado y confundido ejército imperial parecía haberse desmoronado tras la fácil captura de su jefe. Los líderes militares, temerosos de hacer algo sin autorización del Inca, pagaron un rescate en oro, llenando una sala de casi dos metros de alto, que era a lo que llegaba Atahualpa con el brazo en posición vertical según la tradición histórica. Los españoles recibieron el botín y se pagó el rescate, pero se negaron a liberar al inca, quien poco antes había hecho ejecutar a su hermano Huáscar muy temeroso de que se uniese al invasor. Los españoles, gracias a los traidores entre las filas del Inca, se enteraron de la situación y decidieron ejecutarlo. La pena fue la hoguera y se le cambió a la del garrote porque Atahualpa aceptó el cristianismo bajo el nombre de Juan Francisco, como sea Atahualpa murió. Cusco estaba saqueado, la población asustada y presta al exterminio y al hambre. Todo el aparato político-administrativo pareció venirse abajo por completo, y en un 90% así fue, sin embargo hubo algunos que se resistieron.

Todo tipo de inca que vino después de la captura de Atahualpa o hasta incluso con la muerte de Huascar, no debe ser considerado como tal debido a que fueron manipulados por los españoles e impuestos por ellos, ya sometidos. Quizá los incas de la resistencia en Vilcabamba eran una prolongación. pero el Imperio Inca en todo su esplendor había desaparecido y sólo se trataba de rezagos, pues no gobernaron Cusco ni un aparato estatal establecido. Después de los hermanos Atahualpa y Huáscar entonces se vendría a considerar también a Túpac Hualpa Inca, Manco Inca, Paullu Inca, Sauri Túpac Inca, Titu Cusi Yupanqui y Tupac Amaru I.


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