La película empieza reflexionando sobre cómo la tecnología separa la concepción del concepto de pareja, y más tarde, sobre en qué se basa la idea de maternidad, si sobre la carga genética o el hecho de la gestación. Es una pena que esa reflexión, muy oportuna en un momento en que se discute la maternidad subrogada, se vea envuelta en una estética preciosista en exceso, llena de hermosos encuadres e imágenes oníricas en tonos pastel, y un exceso de efectos, casualidades y dramas. Si a esto se añade que la acción transcurre en una Venezuela sin visos de limitaciones, penurias ni inseguridad, el conjunto puede disfrutarse como una obra bonita pero superficial. Puntuación @cineEnCines: 5/10