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Un western a reivindicar. No es de los primeros que nos viene a la cabeza cuando recordamos los mejores títulos del género y tampoco ha sido nunca de los favoritos de la crítica, pero es de esas películas que sorprenden y te conquistan. No te despistes, ese póster no engancha nada, pero merece la pena verla. Cuenta cómo un veterano explorador recién retirado rehace su vida en un rancho en las montañas junto a una mujer a la que retuvieron durante años los apaches. Mulligan, director muy personal, relata la historia con tempo de autor, aprovechando la fisicidad que aportan los escenarios naturales y recreando una atmósfera de inquietud, con una amenaza constante que desencadena finalmente en un desenlace intenso y emotivo. Seña de identidad es también esa banda sonora entre la melancolía y lo épico que capta a la perfección el ánimo agridulce de unos personajes desubicados que deben rehacerse y que hablan más con sus miradas y silencios que con las palabras. Gregory Peck personifica a la perfección un protagonista que rezuma nostalgia y nobleza y que representa un tipo de héroe en el crepúsculo de su vida, que pertenece a otra época. Por cierto, siempre me ha parecido esta película un referente evidente de "Bailando con lobos". Estoy convencido que Kevin Costner la rodó teniéndola muy en cuenta.