La noche en que Frankenstein leyó El Quijote

¿Quién escribió las obras de Shakespeare? ¿Qué libro perseguía el KGB? ¿Qué novela ocultó Hitler? ¿Quién pensó en el orden alfabético para organizar los libros? ¿Qué autor burló al índice de libros prohibidos de la Inquisición? Estos y otros enigmas literarios encuentran respuesta en las páginas de La noche en que Frankenstein leyó el Quijote, un viaje en el tiempo por la historia de la literatura universal de la mano de Santiago Posteguillo, uno de los novelistas históricos más reconocidos por la crítica y el público de los últimos años. Y un profesor de literatura… poco convencional.

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Este es un libro para lectores, sin importar el género favorito de cada uno. Incluso es un libro para todas aquellas personas que, simplemente, les gusta que le cuenten historias y/o curiosidades.

No puedo negar que el título llamó poderosamente mi atención y no supe de qué trataba hasta que lo cogí un día en la librería. Y me lo llevé. Ha estado un tiempecillo esperando en la estantería y hoy, harta de llevar un par de semanas sin concentración lectora, decidí cogerlo. Pensé que sería buena idea intentarlo con algo tan ligero, con un batiburrillo de anécdotas y curiosidades. Y no me equivoqué (¿acaso alguna vez lo hago? xD) Me ha servido para pasar una tarde entretenida y distraída.

Me gustó mucho que empezase con la historia de cómo nació el orden alfabético. Me recordó a cuando era pequeña y le hacía preguntas de este tipo a los profesores que, o bien no sabían contestarme o me daban largas. Sí, con unos 11 le pregunté, sin venir a cuento (no recuerdo si fue durante un recreo en el aula por culpa de la lluvia o antes de empezar/acabar la clase) a la profesora de Lengua Castellana quién había inventado las palabras.

Como ya he dicho, es un libro para todo tipo de personas. Cierto es que los que tienen el hábito de devorar libros lo disfrutarán mucho más, sobre todo si han leído o conocen a los escritores mencionados.

Además, no es un libro de artículos encadenados ni se limita simplemente a poner datos. Las anécdotas son contadas a modo de micro relatos y eso lo hace mucho más ameno. Así que aunque ya conociese algunas (Tolkien, Kafka, Dickens, Saint-Exupéry, etc), no me importó leerlas con las palabras de Santiago Posteguillo.

Muchas otras las desconocía. Por ejemplo, que Percy Shelley había pasado varias noches leyendo «El Quijote» en la casa donde se alojaba con otros escritores de la época y que a su mujer le había fascinado la novela e incluyó algún guiño en su archiconocido «Frankenstein» O que Cervantes escribió dicha novela durante su estancia en la cárcel. A Rosalía de Castro la estudié en el colegio pero nunca nos dijeron que era hija de un sacerdote y de una hidalga.

Merece la pena darle una oportunidad.

Puntuación: 7/10

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