Si leer es un placer, hacerlo de forma compartida es una opción excelente.
Todo ha resultado muy sencillo. A partir de los comentarios sobre La extrañapasajera, donde una parte de la acción se desarrolla en un crucero, Alí Reyes H, aprovecha para citar (e incitar a la lectura) este libro. Manderly (compañera en Zinéfilaz) le tenía ganas, y así nos ponemos de acuerdo para empezar.
Durante la travesía entre Nueva York y Buenos Aires, y a través de la voz de un narrador, conocemos al campeón del mundo de ajedrez, Mirko Czentovič, hombre que ha encontrado en este juego su tabla de salvación. Huérfano a quien acoge un cura, pronto da muestras de una extraordinaria habilidad. Sorprendente en un niño con grandes limitaciones intelectuales. Su dedicación es exclusiva y alcanza la cumbre del éxito. Apenas se relaciona con los demás y se parapeta bajo un paraguas de infinita soberbia.
Una suma de dinero considerable, aportada por un rico viajero, le pondrá ante el tablero, dispuesto a dar una lección a esa panda de aficionados. Hasta que surge la figura del enigmático señor B. Sin esforzarse logra que la partida finalice en tablas. Todos se muestran eufóricos ante la posibilidad de derrotar al detestable campeón al día siguiente. Ha aparecido un rival inesperado.
Esa noche, el señor B. hará partícipe al narrador, de la historia que lo ha llevado a saber tanto de ajedrez sin haber jugado nunca.
Novela escrita en 1941 y publicada tras la muerte del autor. Stefan Zweig se había exiliado en Brasil y, convencido de que los nazis alcanzarían un dominio absoluto, se suicida, junto a su esposa. Después de Suite francesa, las casualidades me llevan ante otro gran talento que se ha perdido por culpa de quienes consideraban a los judíos una raza no merecedora de vivir."Creo que es mejor finalizar, en un buen momento y de pie, una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra." (S. Zweig)
En este libro detalla como las torturas más sutiles pueden llevar a un hombre a la locura.
En mi opinión, es extraordinario. Muy breve, se puede leer de un tirón. Pero con mucho para reflexionar, de gran profundidad psicológica y social.
La vida es como una partida de ajedrez. Los personajes principales son como esas fichas, opuestos (blanco y negro), contrincantes y rivales. Qué sencillo parece pasar del disfrute de una afición a la más feroz rivalidad. El juego como arte y como forma de dominio. Ganar es ante todo vencer al enemigo.
Muy curiosa la metáfora que establece con el señor B, quien no sabía si todas esas estrategias que estaban en su cabeza se podían aplicar en la realidad. Enfrentarse a los miedos para vencerlos. Buscar una escapatoria ante el aislamiento más extremo. Sobrevivir.
Hace unos días finalizaban los Juegos Olímpicos de Londres, y seguramente detrás de muchos de esos deportistas, hay una dedicación exclusiva, muchas horas diarias de entrenamiento para llegar hasta allí. Mucha disciplina y fortaleza mental. Los sinsabores del éxito. Las sonrisas de las medallas y las grandes decepciones. ¿Preparados para perder? En la novela, el campeón centra su vida en derrotar a un rey, lo demás es un inmenso agujero negro. Le falta esa cabeza bien amueblada para asimilar el salto a la fama.
En 1960 Gerd Oswald la lleva al cine, Juego de reyes, se titula en España. Mario Adorfen el papel de Czentovič y Curd Jürgens como el señor B.