Revista Cultura y Ocio
El miércoles 10 de octubre de 2001, a la una de la madrugada, hora local española, el mecanismo interno de uno de los 95 radares operativos de Menwith Hill, oculto tras una enorme esfera con forma de gigantesca pelota de golf comenzó a emitir un tenue zumbido electrónico. Era el sonido inaugural de la colaboración en la lucha contra ETA que EEUU acaba de ofrecer a España. Menwith Hill es el centro de escucha y análisis de comunicaciones que la inteligencia estadounidense posee en la elevada planicie de Northumbria, en Inglaterra. El zumbido indicaba que el satélite que apenas 24 horas antes había puesto en órbita la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA) con objeto de seguir todos los movimientos registrados en el norte de España y el sur de Francia transmitía correctamente. EEUU había comenzado a espiar a ETA.
El satélite en cuestión estába interconectado con otros que mantienen una silenciosa vigilancia. En su conjunto graban imágenes de una definición asombrosa y las transmiten en tiempo real a las cúpulas de radar de Menwith Hill. Las orejas electrónicas de estos satélites, además, les permiten captar conversaciones.En toda la historia de la larga lucha de España contra ETA los servicios de inteligencia de Madrid nunca habían contado con un arma tan poderosa.
Menwith Hill, cuyo nombre oficial es el de Estación Espía F 83, se extiende a lo largo de un kilómetro cuadrado sobre el que ni Gran Bretaña ni la Unión Europea tienen jurisdicción alguna. Alberga a más de 2.000 norteamericanos entre los cuales se incluyen expertos en descodificación, hábiles matemáticos y lingüistas cuyo talento combinado les permite analizar y descifrar mensajes en más de 100 idiomas, incluido el euskara.
El método que aplicaron para acabar con el grupo terrorista vasco es el mismo que emplean contra todos sus objetivos. Desde la gélida oscuridad del espacio los satélites observan y escuchan. Cada uno de ellos está equipado con múltiples cámaras y equipos de grabación de sonido.
«En términos prácticos son capaces de mirar a través de la ventana de una pequeña calle de Bilbao o pueden escuchar una conversación en el interior de un coche que viaja por carretera hacia Santander», afirma William Burroughs, director del programa de Ciencia y Medio Ambiente de la Universidad de Nueva York y especialista en vigilancia espacial.
Toda esta información se envía a los 25 departamentos de escucha y recepción cavados bajo la superficie de Menwith Hill. Allí es donde los 2.000 trabajadores de la base inglesa depuran los mensajes captados y los transmiten a la ingente base de datos de la NSA.
Esa base de datos contiene millones y millones de fragmentos de información: palabras que han sido captadas en el éter o imágenes obtenidas desde el espacio. La NSA puede manejar en tan sólo un minuto más de 100 millones de conversaciones intervenidas, lo que ellos denominan pick-ups (recogidas). Almacenado en este sistema se encuentran las fotografías, alias y todos los detalles biográficos de los terroristas de ETA condenados, los sospechosos de pertenecer a la organización, sus familias, sus parentescos lejanos y hasta de sus amigos y conocidos.
ECHELON
Pero esta red de satélites y radares no serviría de mucho sin el sistema Echelon, el equipo más sofisticado del que dispone Menwith Hill. Este sistema, cuyo desarrollo costó 20.000 millones de pesetas y que comporta unos gastos de otros 3.000 millones anuales en concepto de mantenimiento es el que dirige los 20 satélites Intelsat que se controlan desde Menwith Hill. No hay más que introducir los datos de un sospechoso de terrorismo en la denominada «Lista de Alta Observación» para que los ordenadores de Echelon se encarguen de todo.
A grandes rasgos funciona así: un terrorista identificado en la base de datos de la NSA como perteneciente a ETA abandona su casa, digamos que en Bayona. No importa el medio que escoja para viajar; en algún momento realizará algún momento dejará alguna pista electrónica y sus movimientos estarán controlados.En caso de volar, su billete de avión ya habrá sido detectado; si utiliza una tarjeta de crédito para pagar una comida, el dato acabará reflejado inmediatamente en los ordenadores de Menwith Hill.
Esta detallada vigilancia forma parte de la labor de Echelon.Incluso los detalles más minuciosos de un terrorista fichado se encuentran aquí archivados: sus tarjetas de crédito, sus datos bancarios, su factura de teléfono...
Echelon es, además, extremadamente rápido. «Desde el momento en que se introduce una identificación en los ordenadores», explica una fuente anónima de la NSA, «sólo se tardan unos segundos en establecer un rastreo para que los sistemas nos digan dónde se encuentra la persona o personas que estamos siguiendo. Esa información puede estar en Madrid en cuestión de minutos y transmitirse a la policía en el País Vasco o cualquier otro lugar en que se encuentren los terroristas en tan sólo algunos minutos más».
Pero los recursos brindados por Washington no se limitaron a los 2.000 hombres y mujeres y a los 95 radares de Menwith Hill. Las instalaciones de Inglaterra son sólo una parte de la red tejida por la NSA, cuya base de operaciones está en Fort Meade, en el estado de Maryland, a las afueras de la capital estadounidense. Este organismo, con una plantilla de 44.000 empleados, utiliza los equipos de espionaje más avanzados del mundo y maneja al año 16.000 millones de dólares (casi 3 billones de pesetas). A partir de ahora, una parte de ese presupuesto será utilizado en la detección y destrucción de los comandos de ETA.
Es el quid pro quo con que las autoridades norteamericanas compensaron el respaldo del Gobierno de Madrid a los bombardeos sobre Afganistán y los 20.000 millones de pesetas que se estimó que costaría a los españoles su participación en la operación Libertad Duradera.
«Le agradecemos a España el que nos proporcione tanta ayuda en nuestra lucha contra el terrorismo, por ese motivo queremos ayudarles a combatir la amenaza de ETA desde su propio territorio. Queremos destruir a ETA al igual que queremos acabar con Bin Laden y sus grupos», apuntó un portavoz de la Casa Blanca.
La NSA opinaba que el apoyo que iban a dar a España, particularmente desde Menwith Hill, revolucionaría la lucha contra ETA. El personal destacado en la base inglesa permanece allí por espacio de dos años antes de regresar a la central de Fort Mead. Para ellos, la vida en este desolado paraje británico resulta cómoda: hogares de lujo, un centro comercial, iglesias, centros de ocio... Es como una pequeña América. Pero desde el 11 de septiembre, han tenido poco tiempo para relajarse durante la lucha global contra del terrorismo.
ARMAS BIOQUÍMICAS
La colaboración internacional contra el terrorismo es, no obstante, anterior al 11-S. Gracias a la combinación de informaciones recabadas por los servicios secretos de varios países, se ha sabido que ETA ha intentado obtener armas bioquímicas de agentes iraquíes en los Balcanes. Antes de que se pudiera cerrar el trato, los agentes desaparecieron después de que el MI5 arrestara a tres miembros del IRA Auténtico que se encontraban en una misión similar.
Fintan O'Fartell, Declan Rafferty y Christopher McDonald, los tres procedentes de County Louth, Irlanda del Norte, fueron arrestados poco antes del 11 de septiembre. Fueron encerrados en Belmarsh, la cárcel británica de máxima seguridad ubicada en las afueras de Londres, y declararon reveladoras confesiones sobre la estrecha relación que vincula a ETA con el IRA Auténtico.
Los testimonios de los terroristas aportó detalles, por ejemplo, sobre un número de viajes realizados el verano de 2001 a Belfast por miembros de ETA aparentando ser turistas. El IRA Auténtico abrió cuentas corrientes con nombres falsos para su utilización por ETA en el Bank of Ireland, el Ulster Bank y el Allied Irish Bank en Irlanda del Norte y en la república de Eire.
Otras cuentas fueron abiertas en Gran Bretaña: en Liverpool, Manchester y en el barrio londinense de Kentish Town, zonas en las que se sabe con certeza que existen simpatizantes de la banda irlandesa.
Los tres miembros del IRA Auténtico también describieron cómo su organización mantenía estrechos lazos con el argelino Hamid Aich. Este «trabajador social», según consta en su pasaporte, es en realidad el tesorero de Osama Bin Laden en Europa. En los dos últimos años había instalado su centro de operaciones en una casa situada en el barrio del mercado de Donnybrook, en Dublín. La residencia estaba registrada como dirección oficial de la Agencia de la Misericordia y el Consuelo, un centro de caridad islámico. Las obras de caridad, según se ha sabido recientemente, eran la tapadera de que Aich y Laden se servían para suministrar ayuda financiera a un total de 22 organizaciones terroristas.
AL QAEDA Y ETA
O'Fartell, Rafferty y McDonald han confirmado a sus interrogadores del MI5 que Aich les entregó una considerable suma de dinero para que fuera transferida a bancos en Santander, Bilbao y Vitoria desde las cuentas bancarias irlandesas. Equipos de investigadores especializados del FBI están rastreando las cuentas en cada una de estas instituciones bancarias irlandesas para intentar descubrir el entramado financiero entre ETA y el IRA Auténtico.
La caza se hizo incluso más intensa la primera semana de Octubre de 2001, tras el arresto en Dublín de cuatro asociados de Aich. Tres libios y un argelino fueron descubiertos en posesión de documentos que confirman la conexión entre Bin Laden, su organización Al Qaeda y ETA. Una fuente del mando del Special Branch, el comando antiterrorista irlandés, asegura que la conexión con ETA «sugiere de una forma muy poderosa» que este verano el grupo terrorista vasco se fue «de compras a los Balcanes»
Los tres prisioneros en la cárcel británica de Belmarsh les dijeron que los miembros del grupo terrorista vasco que fueron a Europa del Este para entrevistarse con los tres agentes iraquíes traían consigo una lista de compras que incluía: 5.000 kilos de explosivos; 2.000 detonadores; 300 granadas de mano; 500 pistolas, y 200 ametralladoras.
Durante su estancia en Budapest, la capital húngara, se reunieron con varios miembros destacados de la mafia rusa, según dijo una fuente del MI5. El MI5 británico grabó las negociaciones de ETA con los agentes iraquíes y los jefes de la mafia rusa. Las cintas implican claramente a Hamid Aich y sus actividades en Irlanda.
No es la primera vez que la inteligencia internacional vincula a ETA con el administrador de Laden. En marzo de 2001 agentes del FBI siguieron a Hamid Aich hasta Gernika, donde el argelino hizo entrega de tres cheques por valor de 200.000 dólares cada uno (en total, 108 millones de pesetas) que previamente había sacado de una cuenta de la Agencia de la Misericordia y el Consuelo en Dublín. Los agentes federales norteamericanos todavía no han conseguido identificar al hombre que se reunió con Aich en un café de la localidad vizcaína, aunque aseguran que existía «una clara evidencia de que se trataba de un miembro de ETA». Unos días antes habían interceptado en Bayona comunicaciones desde teléfonos móviles (detalle que dificulta identificar a los interlocutores) entre ETA y Aich.
La hipótesis de que Osama Bin Laden estuviese interesado en extender sus tentáculos por la Península no resultabA descabellada. Así lo sugerÍA Ari Ben-Menashe, antiguo consejero de Seguridad Nacional del Gobierno israelí: «España está cerca de Argelia, Marruecos y Libia, países que sirven de base para las avanzadillas de Bin Laden. Desde allí sólo había un salto para que su gente pasara a España. Una vez allí podrían esconderse en la Costa del Sol u otros sitios similares y esperar».
A pesar de ello, ETA era en cualquier caso un recién llegado al maná económico del millonario de origen saudí. En un principio Laden se centró en la financiación de grupos de Oriente Medio y Sudán: la OLP, el Frente para la Liberación de Palestina y el Frente Nacional Islámico de Sudán fueron los primeros en beneficiarse de su generosidad. Sólo más tarde sus ayudas llegaron a Sendero Luminoso, en Perú y a las FARC colombianas, primero, y a los restos aún operativos del IRA y a ETA en última instancia.
EXTRADICIONES
A partir del 11 de septiembre quedó claro que la CIA había estado muy ocupada en trabajar en asuntos como la guerra química o bacteriológica pero que había olvidado casi totalmente la lucha antiterrorista. Ahora, en cambio, Estados Unidos estaba centrado en su lucha contra el terror, y colaborando en la lucha contra ETA por dos vías diferentes: la directa y la indirecta.
En el primer caso pasaba información y controlaba determinados movimientos de los etarras en campos como el mercado negro de armas, o en sus contactos con otros grupos terroristas. Recordemos que en Enero de 2001, durante 15 días, una delegación de 10 personas del grupo palestino Hamas estuvo visitando el País Vasco, invitada por la izquierda abertzale, y que parte del explosivo robado en Francia por ETA fue a parar a esa misma organización. Con la inteligencia Norteamericana involucrada, esas relaciones resultarían mucho mas complicadas.
Con respecto a la ayuda indirecta, es claro que Francia, aliado de Estados Unidos, que fue el refugio de los miembros de ETA y sus familias, y un santuario para la preparación de atentados y coches bombas, no quería molestar a los Estados Unidos. El Elíseo siempre prefirió una solución negociada a una policial en el denominado problema vasco, pero entonces debió pensar que la situación no admitía posturas eclécticas. No es casualidad que, después del 11 de septiembre, las autoridades del país vecino desarticulasen el aparato de logística de la banda, y detuviesen al número dos del aparato político. Como muestra, al día siguiente a la entrada en funcionamiento de la red de satélites espías que permitirá seguir a los miembros de ETA, España y Francia firmaron un celebrado acuerdo bilateral que el Ejecutivo español venía reclamando desde hacía años.
En la actualidad, cada país puede disponer inmediatamente de la documentación interceptada a un terrorista por el otro Estado. Además un terrorista detenido y procesado en Francia podrá ser trasladado a España para ser interrogado. Hasta aquél acuerdo, las fuerzas de seguridad españolas tenían que esperar meses y en ocasiones años para acceder a los testimonios de los etarras detenidos al otro lado de la frontera. Desde la firma de ese acuerdo, a un etarra que sea detenido en Francia no le sirve de nada la estratagema de llevar una pistola para tener que ser juzgado primero en Francia, porque, en cualquier caso, será entregado a España.
La Orden Europea de detención y entrega, funcionando desde 2004, y que actualiza algunas leyes comunitarias anteriores, es un ejemplo a escala Europea de estas prácticas. Permite que los procedimientos sean más rápidos y sencillos, suprimiendo todo el procedimiento político y administrativo en favor del proceso judicial.
TXEROKI
Si avanzamos hasta 2008, hay quien pensó que con la retirada de tropas de Irak del gobierno Zapatero y otras cuestiones, las relaciones con la administración Bush se enfriaron, y si bien esto fue cierto, parece que no lo suficiente para dejar de colaborar en materia antiterrorista.
El martes 17 de Noviembre de 2008 era capturado 'Txeroki' (Mikel Garikoitz Aspiazu Rubina, jefe militar de la banda durante 2008). Aunque el gobierno negase la colaboración ("Tenemos una colaboración continua con la inteligencia norteamericana, pero en este caso, no") parece ser que la primera pista la proporcionó un mes antes la NSA.
Según fuentes, la NSA detectó dos direcciones de correo electrónico que podían ser utilizadas por 'Txeroki'. ("A nadie se le escapa que ETA utiliza los cibercafés") para contactar con sus comandos.
La agencia estadounidense proporcionó los datos a los servicios secretos españoles, al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que pudo perfilar más la información aportada. Tras analizarla, trasladó sus conclusiones a la Guardia Civil que, tras intensas pesquisas, logró dar con el máximo responsable del entramado operativo de ETA.
También se había localizado el vehículo que 'Txeroki' y su compañera sentimental, Leire López, usaban para moverse por Francia, un Peugeot 207 con matrículas 'imposibles' por su antigüedad.
Con estos datos, la entrada en la vivienda de la localidad francesa de Cauterets, cerca de Lourdes, se hizo de madrugada, en una operación rápida y limpia.
Los policías franceses esperaron a que los etarras estuvieran durmiendo y así les pillaron en casa, en la cama y con la guardia baja. En el interior de la vivienda, tras un largo registro, los operativos localizaron, además de dos pistolas, dos ordenadores y media docena de lápices de memoria. Los agentes también se incautaron de una peluca, unos guantes y unas gafas de sol que probablemente los terroristas utilizaron en alguna ocasión para tratar de camuflar su rostro.
Por último, los operativos se incautaron de alrededor de 3.000 euros, una cifra sorprendentemente baja para tratarse del jefe 'militar' de la banda. Esto alimenta la hipótesis de que la banda atraviesa por dificultades económicas.
Fuente: El Mundo