Oort mostró que los cometas en esta nube están tan débilmente ligados al Sol que las estrellas que se acercan de cuando en cuando, pueden cambiar fácilmente sus órbitas. Cada millón de años alrededor de una docena de estrellas pasan a menos de un parsec (3,26 años-luz) del Sol. Este tipo de encuentros bastan para perturbar las órbitas de los cometas, alterando aleatoriamente sus inclinaciones y enviando un goteo de cometas hacia el sistema solar interior en órbitas muy excéntricas. Al entrar en el sistema solar interior por primera vez, los cometas son dispersados por la influencia gravitatoria de los planetas, perdiendo o ganado energía orbital. Algunos cometas son eyectados, escapando de nuestro sistema solar. El resto retorna y se observan nuevamente como miembros procedentes de la misma región distante. Oort describe a la "Nube" como un jardín perturbado débilmente por las estrellas.
Durante una lluvia de cometas, la cantidad de apariciones de cometas en nuestros cielos podría verse multiplicada por 300, incrementando considerablemente el riesgo de colisiones con los planetas
Unos pocos cometas parecen provenir del espacio interestelar. Pero esto probablemente sea incorrecto, puesto que existen pequeños errores en el cálculo de sus órbitas. Además las órbitas de los cometas pueden cambiar debido a fuerzas no gravitacionales producidas por los chorros de gas y polvo que despiden los cometas al calentarse en el sistema solar interior. Estos chorros propulsan al cometa como pequeños motores a reacción y su efecto puede provocar que las órbitas sean consideradas hiperbólicas cuando en realidad son elípticas.
El enorme acierto de Oort al interpretar de forma correcta la distribución observada de los cometas de largo período, es aún más impresionantes cuando se considera que en el momento que hizo sus cálculos sólo disponía de los datos orbitales de 19 cometas. Ahora se sabe que los cometas de largo período que entran en la región de los planetas por primera vez proceden de una distancia de 44.000 unidades astronómicas. Los períodos de sus órbitas son inmensamente largos, del orden de 3,3 millones de años.
Los astrónomos también se han dado cuenta que las perturbaciones estelares no son siempre ligeras. Ocasionalmente se acerca una estrella al Sol tan cerca que cruza la Nube de Oort, perturbando violentamente las órbitas de los cometas a su paso. Estadísticamente se estima que una estrella pasa a sólo 100.000 unidades astronómicas del Sol cada 36 millones de años, y a 3000 unidades astronómicas, cada 400 millones de años. Los cometas que se encuentran cerca de la trayectoria de la estrella, son arrojados violentamente al espacio interestelar, mientras las órbitas de los cometas sufren cambios significativos.
Aunque los encuentros estelares cercanos no afectan directamente a los planetas, la mayor aproximación de una estrella en la historia del sistema solar se estima que fue a tan sólo 900 unidades astronómicas del Sol, lo que habría tenido consecuencias devastadoras. En 1981 Jack G. Hills del Laboratorio Nacional de Los Alamos sugirió que un encuentro tan cercano habría provocado una "lluvia de cometas" en dirección a los planetas elevando considerablemente el número de impactos e posiblemente causando extinciones masivas en la Tierra. Según simuladores por computadora efectuadas por Pier Hurt del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, la frecuencia apariciones de cometas durante una lluvia podría haberse multiplicado por 300. La lluvia habría durado de 2 a 3 millones de años.
Continuará...
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Publicado en Odisea Cósmica¡Suscríbete Ya!