La obesidad a nivel mundial se ha duplicado desde los años 80. En el 2008 más de 1,4 billones de adultos mayores de 20 años tenían sobrepeso, y de estos más de 200 millones de hombres y 300 millones de mujeres padecían obesidad. Más de 40 millones de niños menores de 5 años padecen sobrepeso. El 65% de la población global vive en un país donde la obesidad mata más personas que la desnutrición.
Según la OMS la obesidad se define como un exceso de grasa corporal por encima de los valores considerados normales, que van del 12% al 20% en varones y del 20% al 30% en mujeres adultas. Dicho exceso de grasa causa problemas de la salud o una reducción de la longevidad. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición define la obesidad como una enfermedad crónica multifactorial que se caracteriza por la existencia de un exceso de grasa corporal, que pone al individuo en una situación de riesgo para su salud. El sobrepeso y la obesidad son la 5ª causa de muerte en el mundo.
Por lo menos 2,8 millones de adultos mueren como resultado de tener sobrepeso o ser obeso. Además, un 44 % de las personas con diabetes, un 23% de las personas con problemas de corazón, y entre el 7 y el 41% de los cánceres se atribuyen al sobre peso o la obesidad. La obesidad ha llegado a niveles pandémicos que no solo afecta a países desarrollados sino también a países en vía de desarrollo.
En España se usa generalmente el criterio del SEEDO, basado en el Índice de Masa Corporal (IMC) para determinar los grados de sobrepeso y obesidad.
IMC menor de 18,5: peso insuficiente
IMC de 18,5 a 25,9: peso normal
IMC de 25 a 26,9: sobrepeso grado I
IMC de 27 a 29,9: sobrepeso grado II (pre obesidad)
IMC de 30 a 34,9: obesidad de tipo I
IMC de 35 a 39,9: obesidad de tipo II
IMC de 40 a 49’9: obesidad de tipo III (mórbida)
IMC superior a 50: obesidad de tipo IV (extrema)
La obesidad se produce cuando se toman regularmente más calorías de las que se necesitan. El cuerpo guarda el exceso de calorías como grasa corporal y con el tiempo los quilos empiezan a aumentar. Esta ecuación puede parecer relativamente fácil aunque no toma en consideración lo que comemos, si practicamos ejercicio y cómo nuestros cuerpos utilizan la energía.
Alguna de los factores que influyen en el peso corporal: los genes, la gestación y la infancia, dietas pobres, inactividad, hábitos, el ambiente que nos rodea, y las decisiones de comida que hacemos.
Genética:
Aunque los genes son importantes, generalmente tienen menos influencia de lo que la gente crea. Más bien de ser la principal causa de obesidad, los genes parecen aumentar el riesgo de aumentar de peso e interactúan con otros factores ambientales, como dietas poco saludables y un estilo de vida sedentario. Muchas personas que llevan los llamados “genes de obesidad” no son obesos o tienen sobrepeso, ya que estilos de vida saludable contrarrestan los efectos de estos genes.
Influencia pre y post natal:
En 1980, una investigación encabezada por el epidemiólogo británico David Barker descubrió que existen tres factores modificables que parecen moldear la nutrición fetal y la vida temprana. Las mujeres embarazadas que fuman o que tienen sobrepeso tienen mayor riesgo de tener hijos
obesos cuando sean adultos. Los factores ambientales que influencian el peso en la vida futura son una ganancia excesiva de peso durante la infancia, el tiempo que el niño recibe el pecho, y cuánto duerme un niño. Una ganancia acelerada de peso durante las primeras semanas o meses de vida se asocia con un IMC alto y obesidad. En 2005 Baird y colegas estudiaron 10 investigaciones de niños, y los patrones de ganancia de peso y obesidad futura: 7 de 10 niños con ganancia de peso durante la infancia tenían riesgo de obesidad. El tiempo durante el cual un niño recibe leche materna importa en un meta análisis de 17 estudios sobre lactancia materna. Se ha demostrado que cada mes adicional que el niño recibe leche materna se asocia a un 4% de menor riesgo de desarrollar obesidad en el futuro. Las horas que los niñosduermen demostraron que los bebés que dormían menos de 12 horas al día tenían el doble de probabilidad de tener sobrepeso a la edad de 3 años, comparado con los bebes que dormían más de 12 horas al día.
Dietas poco saludables:
No es un secreto que el total de calorías que la gente consume tienen un impacto directo en el peso. Si uno
consume el mismo número de calorías que el cuerpo quema, con el tiempo el peso se mantiene estable. Pero, si consumamos más de lo que quemamos ganamos peso. Se dice que una caloría es solo una caloría no importa de dónde provenga, pero algunas investigaciones sugieren que algunos tipos de comida y patrones de alimentación hacen más fácil mantenernos en línea, mientras que otros hacen que las personas tienda a comer de
más. Lo que es una dieta típica occidental, frecuentemente es una comida grande con granos refinados, carne roja y grasas poco saludables acompañadas de bebidas azucaradas. Hay evidencia de que específicas opciones alimentarias ayudan a mantener el peso. Además de esto son beneficiosas para prevenir enfermedades del corazón, diabetes, y enfermedades crónicas. Añadir granos integrales, vegetales, frutas, nueces y grasas saludables, ayuda a controlar nuestro peso.
Mucha televisión, poca actividad física, pocas horas de sueño:
Estudios que analizan el tiempo que los niños miran la televisión han encontrado que mientras más horas de televisión, mayor es el riesgo de ganar peso. Los niños que tienen televisión en sus habitaciones ganan más peso vs los que no la tienen; además hay evidencia de que ver televisión a una edad temprana aumenta el riesgo de obesidad en la edad adulta. En los adultos las tendencias son similares; en un estudio con más de 50.000 mujeres se observó que, por cada dos horas que las mujeres pasaban viendo televisión, tenían un 23% más de riesgo de padecer obesidad y un 14% de padecer diabetes.
La actividad física puede proteger contra la ganancia de peso, pero globalmente la gente no está haciendo lo suficiente; 1 de cada 3 personas hace poco ejercicio, y es que el declive de la actividad física es un factor clave en la epidemia de obesidad.
Dormir bien en una de las claves para una salud óptima y además ayuda a mantener un peso saludable. Existe evidencia que las personas que duermen pocas horas tienen mayores riesgos de padecer sobrepeso y obesidad vs las personas que duermen un promedio de 7-8 horas. Un estudio británico que siguió a más de 8.000 niños encontró que aquellos que dormían menos de 10 horas y media a la de edad de 3 años tenían un 45% de probabilidad de ser obesos a la edad de 7, comparándolos con aquellos que dormían más de 12 horas.
Ambiente tóxico:
Lo que elegimos para comer juega un papel determinante en nuestro riesgo de ganar peso o no. Pero, nuestras elecciones están moldeadas también por el mundo complejo en el que vivimos, por el tipo de comida que nuestros padres tenían disponible para nosotros, por los restaurantes de cadena rápida que se encuentran cerca de donde vivimos. Este ambiente puede ser muchas veces tóxico y corroe los estilos de vida promoviendo la obesidad.
Patologías asociadas a la obesidad:
Si uno es obeso tiene un mayor riesgo de desarrollar y padecer ciertas enfermedades que pueden poner en serio riesgo la salud, incluyendo:
• Colesterol alto, y triglicéridos
• Diabetes tipo II
• Presión arterial alta
• Síndrome metabólico, que es una combinación de hipertensión arterial, hipertrigliciridemia e hipercolesterolemia
• Enfermedades cardiovasculares
• Derrames
• Cáncer
• Apnea del sueño
• Depresión
• Enfermedades de la vesícula biliar
• Infertilidad
• Problemas sexuales
• Enfermedades del hígado
• Osteoartritis
¿Como pueden reducirse el sobrepeso o la obesidad?
Una terapia eficaz para el tratamiento de la obesidad debe hacerse con un equipo multidisciplinario, donde se combinan médicos, dietistas, y psicólogos.
En lo que respecta la terapia nutricional, por lo general se realizan dietas donde se reduce el consumo diario alrededor de 500 calorías. Este déficit de calorías hace que empiece la movilización de reservas del cuerpo para poder suplir las necesidades diarias, y es aquí donde empieza la pérdida de peso.
Es importante que la pérdida sea pausada, ya que no es ideal que la persona pierda más de uno-dos quilos por semana.
En algunos casos los pacientes obesos recurren a cirugías bariátricas, aunque estas solo se reservan para personas con un IMC superior a 40, o si se tiene un índice de masa corporal entre 35-39,9 y además se presentan casos de enfermedades como la diabetes o la hipertensión. En algunas ocasiones la terapia nutricional es acompañada también de terapia farmacológica.
La terapia nutricional no solo toma en cuenta la pérdida de peso sino también se encarga de la educación nutricional, donde se toman en cuenta los siguientes factores:
- Cambios dietéticos
- Ejercicio y actividades
- Cambios de comportamiento
La terapia nutricional que se sigue con un paciente obeso es lenta, pero se puede llegar a la meta y obtener los resultados deseados. Es importante tomarse cada día como si fuera el único, y rodearse de personas que apoyan el cambio de estilo de vida.
Bibliografía:
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs311/en/
Food Nutrition and diet therapy Krause´s
http://www.hsph.harvard.edu/obesity-prevention-source/obesity-causes/prenatal-postnatal-obesity/
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