Si el objetivo era crear empleo, la OCDE acaba de echar un jarro de agua fría sobre uno de los pilares en los que se sustentaba el feliz programa del PP. Los economistas de la OCDE no se han creído las promesas, basadas en una actuación de marcado corte neoliberal con que la derecha ganó las elecciones. Para el año que viene y 2013, el organismo internacional ugura más paro. Es decir, que no cree que los empresarios encuentren ese entorno mullido de confianza para invertir un dinero que, por otra parte, no les van a prestar los bancos. Y si lo tienen, la OCDE ve más probable que lo destinen a otros menesteres más fructíferos que invertirlos en crear una empresa sin consumidores al otro lado, y no por falta de ganas.
Así, las medidas no anunciadas por Rajoy no convencen y no se espera que lo hagan. El silencio de Rajoy es, cuanto menos, inquietante. ¿Una nueva arma de terror psicológico? ¿Teme acaso Rajoy no estar a la altura y que, cuando hable, sea tildado de blandengue por Rouco, por los antiabortistas, homófobos y xenófobos que pueblan sus huestes?
Parece que ni la OCDE se crea eso de que para crear riqueza y acabar con esa lacra estructural de la sociedad española que es el paro haya que, precisamente, recortar. Hasta un niño sabe que recortando inversión pública y recortando esperanzas no se llega a ningún sitio, y menos todavía a arañar alguna décima siquiera al desempleo. Se acerca Navidad, una Navidad que parece más que nunca un decorado de una obra que no se estrenó nunca. Las contrataciones de temporada volverán a dar un tímido titular, pero el espíritu de las navidades pasadas nos dice que se acaban igual o más rápido de lo que llegaron.