Las Masas son ontológicamente femeninas. Idolatran al Gran Falo, artefacto que siempre desean o envidian, según Freud. Esta es la función secreta, subconsciente, de los mega Obeliscos urbanos, puestos en los “puntos G” de las grandes orbes a modo de tótems para las masas secretamente ninfomaníacas.
Todo aquello que pretenda impresionar a la imaginación de las masas debe presentarse en forma de imagen emocionante y clara, desprovista de interpretación accesoria o no teniendo otro acompañamiento que el de algunos hechos espectaculares. Es importante presentar las cosas en bloque y sin indicar jamás la correspondiente génesis. Las masas, al no poder pensar
más que por imágenes, sólo éstas las impresionan, aterrorizan o seducen, y se convierten en móviles de acción, o de inacción. Por eso las Armas Secretas del Sistema, que paradójicamente está a la vista de todos, son la TV y el cine.
Así, en la percepción de la masa, una huelga de controladores aéreos es un sabotaje a la nación, mientras que la venta del patrimonio público es un acto patriótico. La muerte de algunas decenas de mujeres al año, a manos de sus parejas, no es una simple estadística delictiva, sino una señal de la peligrosidad intrínseca y latente del carácter masculino, el cual debe ser castrado y sublimado a marchas forzadas entre la masa, (la homosexualización de la sociedad es una garantía de pacificación), mientras que el asesinato anual de cientos de miles de no-natos es un acto higiénico y rutinario. No son pues, los hechos en sí, los que afectan a la imaginación popular, sino más bien el modo como se presentan. Por condensación, por así decirlo, tales hechos deben de dar lugar a una impresionante imagen que embargue y obsesione al espíritu. Conocer el arte de impresionar la imaginación de las masas equivale a conocer el arte de gobernarlas.
La apariencia siempre desempeña un papel mucho más importante que la realidad. Así lo maravilloso (el progreso y el bienestar), lo legendario (la democracia y la igualdad), lo utópico (la libertad) son, en realidad, los auténticos soportes de la actual civilización occidental. Antonio no tuvo necesidad de una sabia retórica para amotinar al pueblo contra los asesinos de César, les mostró su cadáver. Al Imperio Romano le bastaban treinta legiones para mantener cohesionados a cien millones de súbditos, y esto porque el emperador personificaba, en el imaginario colectivo, la grandeza romana, y era unánimemente adorado. El hombre-cucaracha de nuestros días, ya visualizado por Kafka, idolatra su status, las apariencias, y el Dinero, (“deus ex machina” del Kaliyuga), que engrasa todo el patético Circo Moderno.
Íntimamente aprisionado por estos sentimientos religiosos, la masa es incapaz de razonar, porque las sugestiones inducidas invaden por completo el campo de su ya precario entendimiento. Entonces la masa no reacciona ante la “solución final” en curso con los parados y los ancianos españoles, porque le resultan intrascendentes las cosas que no le afecta muy directamente. Masa que está enajenada e inmersa en una permanente, e inducida también, “lucha de clases” (clases de pobres contra clases de pobres, se entiende), en su más miserable expresión. Porque el “brainwashing machine” del Súcubo se ha especializado en homogeneizar los reflejos y las conductas de las masas, automatizándolas, pero paralelamente a atomizado a la sociedad exacerbando el individualismo y el egoísmo.
Solo desde El Poder se puede re-educar a la masa amorfa y ladina, y un Poder solo puede ser derrotado y desplazado por una fuerza superior. Es una cuestión Militar, y una ley física. Por tanto, el espíritu revolucionario debe abocarse a la Construcción de Poder, sabiendo que las masas no entienden de razonamientos ni de filosofía. Divulgar la Verdad es construir Poder, tarea lenta y exasperante, pero cuyo objeto debe ser la creación de una Aristocracia de la Verdad, elitista y expectante, porque el punto débil del Sistema, es a su vez su piedra angular: la Mentira.
Pero las masas adoran las mentiras, aunque en su inconsciente, como buenas hembras que son, esperen al Gran Falo seductor y arrollador, que las libere…..poseyéndolas.