Por fin, ya llego el verano. El buen tiempo ha llegado para quedarse durante unos meses. Los niños han comenzado sus vacaciones y nos espera un periodo de descanso y sobre todo de disfrutar de los niños. Aunque con el verano también vienen una serie de cosas negativas. El verano es el momento en que los niños más otitis sufren. Hoy vamos a analizar la otitis del verano en los niños. Además de algunos consejos útiles para tratar de evitarla así como para tratarla si el niño la padece.
Otitis.
La otitis es una enfermedad muy común que le puede pasar a cualquiera. Aunque como siempre los más frágiles y los que más la sufren son los niños. La otitis consiste en una inflamación de alguna parte del oído. Según donde se produzca la llamaremos de una forma o de otra.
Que los niños sufran más de otitis tiene sus razones. Como que los conductos de los niños son más anchos que los de los adultos. Facilitando así la infección en esta zona concreta. La debilidad del sist. inmunológico, el cual aun está desarrollando el bebé.
¿Por que aumentan los casos de otitis en verano?
Es muy conocido que la otitis aumenta estrepitosamente el número de casos durante el verano. Veamos por que sucede esto.
El motivo tiene que ver con la humedad. Durante el verano los niños pasan gran parte de su tiempo sumergidos dentro de las piscinas. El agua, el cloro y los contaminantes de las
piscinas contribuyen a que la zona del oído externo se inflame. Consiguiendo así dejar vía libre para las bacterias y los microbios.La otitis más común durante el verano es la externa. La que afecta a la zona de fuera del oído. Por suerte es la otitis más suave y la que menos síntomas perjudiciales produce. Por eso es conveniente no pasar un número excesivo de horas al día dentro de la piscina.
Hay niños que son mucho más propensos a sufrir de otitis. Esto es debido a su forma particular de los conductos del oído. Si es el caso de tu niño debes tratar de controlarle el tiempo que pasa a “remojo” además de intentar que no bucee.
Tratamiento.
Como decíamos la otitis externa es la más suave. Por lo general ni siquiera le dará fiebre al niño. Además el tratamiento es muy sencillo, tan solo deberemos aplicarle las gotas que nos recete el médico. En seguida volverá a estar bañándose en la piscina como si nada hubiera pasado.