La fotógrafa Lili Almog presenta una mirada íntima a las mujeres de la China actual, y explora cómo esta sociedad está forcejeando con el desafío de mezclar modernidad con tradiciones culturales profundamente arraigadas. Almog viajó por la China rural, fotografiando mujeres en sus ambientes domésticos y laborales, y examinó cuán rápido la modernización de la sociedad china está cambiando las oportunidades económicas de las mujeres junto con sus tradiciones culturales.
Lili Almog
Los roles cambiantes de las mujeres en China
La Revolución Comunista, con su visión de la nobleza del trabajo físico y su énfasis en la igualdad de género, dejó su marca en las identidades personales de las mujeres en una China que cambia. El Partido Comunista llegó al poder en 1949 con, entre muchas otras resoluciones utópicas, la promesa de liberar a las mujeres chinas de milenios de subordinación "feudal". Las ciudadanas debían ser compañeras a la par de los hombres en una tierra redimida en la que las oportunidades de servir al bien común serían abundantes y las mujeres tendrían derechos legales idénticos a los de los hombres. Como dice la cita famosa de Mao Tse Tung: "Las mujeres tienen la mitad del cielo". Las mujeres en la China comunista serían verdaderas compañeras de los hombres.
La realidad, por supuesto, era algo diferente. Dentro del partido -con excepciones notables, como la de la cuarta esposa de Mao, la ex actriz de Shanghai y cabeza de la poderosa "Banda de los cuatro", Jiang Qing-, las mujeres trabajaban obedientemente, pero rara vez lograban altos rangos. Hay que reconocer que muchos abusos de género del pasado fueron disminuidos o eliminados (el vendado de los pies, la servidumbre doméstica, el concubinato); sin embargo, la libertad que las mujeres obtuvieron era principalmente la de trabajar codo a codo con hombres de posición baja o media. Políticamente, las mujeres no hicieron las incursiones que el partido había prometido. Ninguna mujer pertenece al Buró Político del Partido Comunista Chino, una regresión de los 40 años anteriores y un indicador de que las voces de las mujeres no están siendo escuchadas por los niveles superiores del gobierno. Sin embargo, una mayor igualdad en la educación sí allanó el camino para un nivel más alto de autosuficiencia en el aumento económico posterior a Mao de los últimos 30 años.
Socialmente, muchas mujeres en la China actual regresaron a prácticas más tradicionales. El deber a la familia y la presión social para casarse y reproducirse siguen siendo importantísimos para muchas mujeres chinas. Y la política de un hijo solo, instituida en 1979 para disminuir el crecimiento de la población, sofocó en alguna medida su independencia y autoestima. La arraigada preferencia por un heredero varón impulsó innumerables abortos y el generalizado abandono de niñas, muchas de las cuales fueron adoptadas en Occidente. A causa de estas políticas y prácticas, en China, los hombres ahora superan a las mujeres en veinte millones.
La otra mitad del cielo: las mujeres en la China rural actual
Conociendo el trasfondo de las mujeres en China, quería ilustrar su individualidad tanto en los entornos domésticos como en los laborales. Aunque previamente mi práctica fotográfica se centró en las mujeres y sus espacios privados, dada la naturaleza de la China actual, y el conflicto entre el ser privado y la sociedad, quería presentar retratos íntimos de las "mujeres no vistas" -la cultura de las mujeres de minorías- como una expresión de la dignidad y el heroísmo del ser individual reflejado a lo largo del tiempo y la cultura.
Las mujeres que fotografié son principalmente parte de subculturas étnicas de la China central rural. En esta región, la agricultura es la industria principal, y se espera que las mujeres trabajen en el campo. La mayoría de ellas trabaja con herramientas muy básicas, usando solo animales o instrumentos manuales para cultivar la tierra. Muchas de las áreas que visité en China occidental hasta fines de los años ochenta eran territorios cerrados, y muchas personas (tanto hombres como mujeres) eran esencialmente campesinos antes de la Revolución Comunista de la década de 1940: muchos eran analfabetos, no tenían educación formal y vivían sin electricidad.
Desde entonces, el cambio fue lento. Recién en los años noventa, los niños empezaron a asistir a escuelas regionales, y la mayoría de los pueblos ahora tienen electricidad, pero carecen de agua corriente. Hay más y más signos de superposición entre la cultura contemporánea y la tradicional: En muchos hogares hay televisor, se usan vestimentas religiosas tradicionales sobre Levis y Keds y los celulares son omnipresentes. A causa de la falta de oportunidad económica, mucha gente joven deja los pueblos y va a las grandes ciudades para trabajar y mantener a su familia. Es obvio que esta cultura está cambiando rápidamente y es solo cuestión de tiempo para que este mundo se ponga a la par de Occidente.
Mujeres musulmanas
También me concentré en la vida diaria de las mujeres de minorías religiosas, con el énfasis puesto en la extraordinaria situación de las musulmanas en China. Siendo un país multinacional, China presenta un rico mosaico de culturas minoritarias. Cada nación tiene una cultura tradicional propia. En Yunnan (en la China occidental), la provincia con la mayor cantidad de minorías, hay un tremendo apoyo mutuo e inspiración entre las mujeres de diferentes nacionalidades. Las mujeres que fotografié expresaron su individualidad en la ropa que eligen usar.
En mis fotografías, las imágenes de las mujeres pertenecientes a minorías crean un retrato íntimo de la identidad femenina china. Las mujeres musulmanas chinas forman uno de esos grupos minoritarios: En China, el Islam es diferente al de otros países, especialmente en su trato para con las mujeres. Una característica particular es el poder y la presencia de las imanes que dirigen mezquitas solo para mujeres. Las imanes (Nu Ahong) y las mezquitas exclusivas para mujeres (Nu Si) tienen un papel distintivo en China. En la provincia de Ningxia, el corazón del islamismo en China, las mujeres musulmanas oran y celebran juntas, y las imanes enseñan a otras mujeres el Corán. Tanto en los momentos grupales como en los de soledad, las mujeres islámicas chinas son apasionadamente tradicionales, pero firmemente involucradas en la sociedad moderna. Sus expresiones religiosas y domésticas dieron como resultado imágenes vibrantes y coloridas, y también profundamente conmovedoras.
Las mujeres mosuo
Otro grupo minoritario que conocí es el mosuo. Estas mujeres encarnan más claramente los efectos que la modernidad tiene sobre una sociedad tradicionalmente aislada. Mis retratos de las mujeres mosuo revelan seres extremadamente tradicionales, pero firmemente involucrados en la sociedad moderna. Su apariencia religiosa y doméstica es una mistura de componentes modernos mezclados con expresiones de valores tradicionales. Aunque sus condiciones de vida son humildes, estas mujeres exhiben un sentido de autoempoderamiento y exudan seguridad.
Las mosuo provienen de una sociedad matriarcal única situada en hermoso lago Lugu, en el oeste de China. Hasta mediados de la década de 1980, el pueblo mosuo estaba completamente aislado de la sociedad occidental. Entre ellos no existe ningún sistema de matrimonio. Las relaciones abiertas están ampliamente aceptadas, y los niños que nacen de esas relaciones se quedan con la madre. En esta sociedad, las mujeres poseen la propiedad y la autoridad, y la estructura familiar está enteramente basada en el poder de la madre.
Aunque puede sonar raro para alguien occidental, los antropólogos dicen que, como los hombres en esta sociedad no tienen control sobre la tierra, no tienen poder y juegan un papel sexual servil, no tienen nada por qué pelearse, lo que hace de esta una de las más armoniosas sociedades del mundo. Los mosuo, una población étnica de alrededor de 50.000 en el oeste de China, no tienen palabras para "guerra", "asesinato", "violación" y "cárcel".
Pero este mundo está cambiando rápidamente. No va a pasar mucho tiempo para que estas mujeres cambien su apariencia y se muden a apartamentos comunes; están completamente abiertas a la tecnología y al flujo de comunicación con el mundo occidental. Pero crear valores "modernos" tomará más tiempo y será mucho más difícil y confuso. Descartar o alterar tradiciones es un proceso largo y desigual. Mirando estos retratos, parte de mí no aprecia este cambio y querría dejar la "imagen rústica y bucólica" tal cual es. Sospecho que algunas de estas mujeres pueden sentir lo mismo.
Para más información sobre la fotografía de Lili Almog, visite su sitio web at www.lilialmog.com.
El libro The Other Half of the Sky de Lili Almog está disponible en Amazon.
Fuente:IMOW