Revista Cine
8/10 La idea de un universo paralelo, con realidades alternativas, es una teoría basada en las probabilidades. La inmensidad del universo es algo inabarcable. Pero también inmensas son las emociones humanas: el sentimiento de culpa, el odio, el amor, el perdón… Este es el centro y la médula de la película «La otra Tierra», que vio la luz en el año 2011, y fue dirigida por Mike Cahill. Fue co-escrita por Mike Cahill y, por su actriz principal, Brit Marling. Este largometraje es un drama bastante intenso con una historia original; aunque hay momentos que pareciera que el ritmo es lento, en realidad la mayor parte me gustó, y creo que esto fue gracias principalmente a la actuación bastante buena de Brit Marling. Todo inicia cuando la adolescente Rhoda Williams (Brit Marling) va manejando su vehículo, con unos tragos de más, mientras escucha en la radio sobre la existencia de un planeta similar a la Tierra, conocido como “La Tierra 2” y que se mira sólo como un punto azul. A unos metros de allí se encuentra haciendo alto un automóvil en donde se conducen una familia de tres: un padre, una madre (que además está embarazada) y su hijo. Rhoda, distraída mirando a través de su ventana ese planeta, se estrella contra ese automóvil. La escena es impactante, tanto por el ángulo en que fue filmada, como por el silencio que la antecede. En el accidente mueren la mujer y el niño. El padre, cuyo nombre es John Burroughs, personificado por el actor William Mapother, permanece en coma durante mucho tiempo. Rhoda va a la cárcel por cuatro años y al salir, decide trabajar en limpieza en una escuela, que sería una especie de autocastigo por los asesinatos cometidos, aunque involuntariamente, pero la culpabilidad la sigue hiriendo. “La Tierra 2”, que al principio sólo era un puntito azul en el cielo, poco a poco se va acercando a la Tierra, con luna incluida, como en una imagen en espejo. Pronto se organiza un viaje estelar, cuyos boletos son carísimos, pero en Internet hacen un concurso para ganarse un boleto en ese vuelo especial; para ganarlo hay que escribir una prosa con las razones convincentes de por qué se querría ir a ese viaje. Rhoda escribe y gana el boleto. Leyendo un periódico, se da cuenta que John Burroughs ha salido del coma. Va a su casa para pedirle perdón, pero pierde el valor de hacerlo y le dice una mentira: que ella es de una organización de limpieza gratis. En este punto, y con el trascurrir de los días, se alcanza y se forma una relación entre ellos, que crece hasta el romance. La película es muy interesante porque se mezcla la vida contemporánea con la ciencia ficción de una manera bastante creíble. Es una cinta sin mucho diálogo, pero sí, a través de imágenes, con cambios de luz, de vestuario y de maquillaje, nos va contando la evolución sentimental de los dos principales personajes. ¿Viajará Rhoda al espacio exterior? ¿Llegará a saber John Burroughs que Rhoda fue la adolescente que manejaba irresponsablemente el vehículo que causó el fatal accidente? Por supuesto que no les voy a contar el final, pero les puedo decir que, a mi parecer, la película termina muy bien con un giro inesperado para el espectador.