Cualquier discurso filosófico, mítico, religioso o poético jamás podrá dar una explicación última de la verdad, como tampoco de lo real, ni del ser, porque la palabra queda corta para aquello que es inefable, inconceptuable, incategorizable, irracional. El lenguaje humano y su logos es solo una herramienta para la subsistencia. Decir “yo tengo la verdad” es la más vil mentira, propia de los ignorantes, porque la palabra no puede abarcar el misterio de lo desconocido, además el yo no existe, es una ilusión de los megalómanos. Y no se trata aquí de afirmar el dualismo verdad/mentira, porque la única verdad es que nadie es poseedor de la verdad, y decir “yo tengo la verdad” es una mentira. No estoy diciendo que “yo tengo la verdad” porque entraría en esta paradoja, solo afirmo el misterio de lo desconocido, el misterio último de la existencia, aquello que nunca será abarcable ni por la razón ni por el lenguaje, ese más allá tan temido por el obtuso logos.
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Gary Burton Quartet with Eberhard Weber – Passengers 1976
song: claude and betty