Mientras viaja uno por el mundo ocurren milagros gastronómicos como uno que viví en un humilde lugar de comida -restaurancito pequeño, construido de material al lado de una palapa en la playa, mirando al Golfo de Campeche- en Sabancuy, pueblito pintoresco rumbo a Champotón, yendo desde Isla Aguada.
Mire usted, que entre unos inquietos perros playeros y algunas moscas latosas, me fui a comer unos de los camarones empanizados más deliciosos que he comido en mi vida. Realmente. Pude haberme quedado ahí pidiendo orden tras orden de los mismos, en esa
tarde de disfrute marítimo, mientras mi señora seguía su dieta estricta y mis hijas preferían saltarse la comida, tan ocupadas andaban queriendo pescar alguna presa a unos metros de la orilla, fabricando redes improvisadas y recogiendo conchitas y caracolitos de la arena... Yo: Seguía comiendo mis deliciosos camarones, con el valor agregado de que no estaban nada caros.Pero cada milagro inesperado de los viajes, tiene su contraparte, su tragedia, su sorpresivo accidente. Y yo, queriendo reproducir el milagro de los camarones fantásticos, ya dentro de la ciudad colonial de San Francisco de Campeche (Campeche, Campeche), me vine a topar con unos camarones empanizados, oiga usted, de lo peorcito que me ha tocado comer en restaurantes, puestos de pescado, camaronerías y/o fondas de mariscos. Parecían pedazos de plástico fritos, con una cubierta de pan molido grasoso; pequeños y con sabor a nada. Quizá eso me pasó por pecar de incauto y sentirme atraído por un restaurante amplio y con el tipo de decoración y de mesas y
sillas de aquellos restaurantes y cafés del trópico de los años '40 y '50 del siglo pasado: La Parroquia (ubicada en Calle 55 8, Zona Centro, 24000 Amurallada, Campeche).
Cuando lo vi por fuera, en pleno centro histórico de Campeche y a unos pasos del parque público con su hermoso kiosco, y de la bella catedral, me sentí como transportado a La Habana precastrista y entré desarmado, bobalicón y predispuesto a probar deliciosos platillos acordes a lo atractivo del ambiente. Oh! decepción. La Parroquia no es más que un restaurante de cocina anquilosada, mediocre y complementada con un servicio de meseros chambón e igualado.
Además de los camarones empanizados fallidos, pedí un arroz a la tumbada que estaba chicloso, mal cocinado e incomible. Yo, que soy goloso y tragón por excelencia, cené muy poco en ese lugar de sugerencias gastronómicas equívocas. Aunque los precios no andaban por los cielos, resultaron, de cualquier manera, muy caros, para el nivel de los platillos que sirven en el lugar.
Calificación de Police Gourmet (del 1 al 10): 3 NOTA.- Mi hija y yo tenemos criterios diferentes respecto a muchas cosas, de modo que no asumo responsabilidad alguna respecto a lo que ella escriba. COMENTARIOS DE MI HIJA, LA MENOR (es adolescente):Cuando ves un restaurante con gente en las mesas, lo primero que piensas es que sirven comida sabrosa y que esa gente que está comiendo en él no puede estar equivocada y tener tan mal el paladar.
Bueno, sí, es lo primero que piensas. Lo segundo, cuando te sientas y te llevan el primer
platillo que ordenaste y lo ves, es que tal vez a los chefs les faltó acabar el curso de emplatado. Pero cuando lo pruebas, la cruda verdad aparece frente a tus ojos y te acabas dando cuenta de que sí, todos los que están dentro del mismo restaurante que tú, en ese momento, (sin contar a los que están ahí por primera vez), han de tener el paladar distorsionado. Quizá se han quemado tanto la lengua con alguna sopa caliente o un café hirviendo, que ya no sienten el sabor de la comida.Bueno, lo mismo pensamos nosotros. En el restaurante La Parroquia que está en Campeche, no sólo dan pésima comida, sino que su concepto de comida regional es hacer lo mismo que en cualquier fonda típica de esquina, pero con un poco más de ingredientes, que aparte de todo, desperdician dándoles tan mal uso. Y no es que todas las fondas sirvan comida fea, la mayoría sí, pero hay algunas donde cocinan bien y no sale tan mal el platillo, pero si vas a ser fonda, no trates de acaramelarte poniéndote un nombre como La Parroquia. Ponte el nombre con el que todas se identifican: El Sazón de la Abuela, etc., etc., etc. Ustedes me entienden... No traten de ser limonada sin limón... Que se os ve la farsa!!!
Otro concepto de su comida regional es preparar platillos estilo italiano... Italiano??! En Campeche?? Sí, en ese restaurante, fue posible... Ya se imaginarán el sabor: Macarrones en salsa tipo puré de tomate, secos, sobrecocidos y pegajosos por el tiempo que los dejaron secar.
Un arroz a la tumbada que me dejó engomado el estómago pues sus mariscos estaban más chiclosos que nada. Y UN PAN, UN PAN....que si hubiéramos estado en nuestra casa y alguien hubiera entrado a asaltar, podríamos haber agarrado una de las piezas de pan que nos dieron en ese restaurante de pacotilla, y haberlo noqueado, pues de lo duro que estaba el pan, lo habría dejado inconsciente! Pero por Dios, en qué restaurante se ha visto eso, que un mesero con todo el morro del mundo, vaya y te ofrezca un pan en ese estado, y que luego, los dueños del restaurante te cobren por él. Me pregunto si cuando acaban su turno, van a la parroquia del centro a ver al padre y
confiesan sus grandes pecados cometidos cada día en el restaurante: "Padre, perdóneme, porque he pecado, el día de hoy estafé a unos clientes americanos diciéndoles que los camarones que se les sirvieron eran frescos, y en realidad eran de hace una semana, de los que no se vendieron".........."No te preocupes, hijo, que todos los pecados son perdonados ante los ojos de Dios... reza cuatro Aves Marías y serás perdonado..."... y así por estilo!Ante los ojos de Dios???????? PERDONADO? PERDONADO? PERDONADOS?????? Quizá sólo perdonados ante los ojos de sus esposas e hijos, imagino yo, pues agradecerán lo que ganan en el restaurante por hacer semejante barbaridades!
Calificación (del 1 al 10): 2