Ya llevamos unos días del nuevo año, y aún no terminamos de coger el ritmo.
Los pocos lectores que pudiera tener este espacio han visto como en los últimos meses ha bajado bastante tanto la calidad de las aportaciones como el número de las mismas, pero no queremos dejar morir este espacio. Pensamos que no sería positivo ni para el que suscribe estas líneas (por eso de lo sano que es sacar lo que uno lleva dentro), ni para intentar conseguir el objetivo que nos planteamos al iniciar este espacio (dar nuestro punto de vista de la realidad enfermera que percibimos y si fuera posible movilizar conciencias dentro de la profesión).De ahí que tras las brillantes publicaciones que tenemos ocasión de leer en el sitio de nuestro 50%, las reflexiones a las que nos invita nuestro amigo Juan Hernández sobre la profesión y la gran inquietud enfermera que vemos en la redes, nos intentemos sumar con nuestra humilde aportación.En primer lugar ya habréis tenido ocasión de ver el video en el que participamos con motivo del inicio del Master de Gestión de Servicios de Enfermería. En esta oportunidad que nos brindó Pedro Tamayo, tenemos ocasión de ser entrevistados por Mª Paz Mompart, y hablamos sobre mecanismos para llegar a la gestión de enfermería, y cómo habitualmente se llega por puro azar, y lamentablemente siendo un gestor SIN (sin formación, sin experiencia y sin proyecto), hablamos durante la entrevista de la importancia de la formación, pero también de profesionalización de la gestión y por supuesto de la disposición y actitud hacia el cambio. Pero la verdad es que haciendo análisis y viéndolo a posteriori pienso que se nos quedaron bastantes cosas en el tintero, sobretodo el hecho de que actualmente el mecanismo para llegar a la gestión queda muy lejos de ser en condiciones de igualdad, mérito y capacidad. Son conocidos por todos ejemplos de como para asumir puestos de responsabilidad enfermera tienes que ser,más que un gestor SIN, un gestor O,o% y estar dispuesto a "pasar por el aro". En estos ejemplos es donde vemos que lo último que se tiene es dignidad profesional y dónde se premia el cumplir ordenes sin rechistar, el no sacar la cabeza ni levantar la mano (no vaya a ser que te la corten), y si hay problemas mirar para otro lado y decir "y qué quieres que yo haga?". Por otro lado es una pena ver como la enfermería realmente implicada, aquella que tiene potencial, cuando llega a la gestión en muchas ocasiones, se olvida de la preocupación por la profesión para refugiarse en el diario de los problemas donde esconde las propias limitaciones gestoras. Dedicándose más a tomar parte de un "juego de tronos" que ha realizar una tarea real de liderazgo que suponga un cambio en el status quo actual que empobrece a la enfermería.En fin, puede ser que hoy no me sienta tan orgulloso del grupo profesional al que pertenezco. Sobretodo después de leer el magnífico post donde Juan H. Yáñez nos saca las vergüenzas y pone los puntos sobre las íes diciendo dónde se pierde el valor enfermero y la tan cacareada esencia enfermera (puedes saber más en #esenciaenfermera). Mucho más, después de ver cómo algunos profesionales se preocupan más de tener más días libres que de conseguir una ratio enfermero/paciente digna que permita realizar nuestro trabajo en unas mínimas condiciones que garantice una atención adecuada del paciente, y de denunciar las condiciones indignas en las que nos tenemos que desenvolver cada día de trabajo.Las vergüenzas nos la sacamos nosotros mismos aceptando condiciones que son indignas y nos denigran en cada actuación enfermera que no podemos realizar con profesionalidad. Esta vergüenza aparece tanto dede la desidia o dejadez del "profesional", que no mira más allá de su ombligo, como por ambición del gestor enfermero que se cuelga medallas por "mal-gestionar" sin darse cuenta que esto le supone más perjuicio (profesional) y pérdida de credibilidad que beneficio.Y antes de terminar quiero entonar el "Mea Culpa" por haber tardado tanto en darme cuenta de la cruda realidad que nos rodea, pero me gusta lo que hago y disfruto cada día con mi trabajo y por eso voy a seguir luchando para cambiarla. Puede que me llamen loco, idealista, o simplemente ingénuo,...pero seguiré denunciando y peleando por conseguir mejorar la atención que reciben los pacientes que no son otro que nuestro objetivo profesional, y para ello tenemos que llamarnos PROFESIONALES, con mayúsculas y no caer en falsos corporativismos.
Por último dejamos en el aire la pregunta de si el gestor enfermero nace o se hace. Indudablemente nosotros pensamos que ambas cosas, uno tiene que nacer con una serie de capacidades potenciales que se van a ir moldeando hasta conseguir lo que seremos, mediante formación, experiencia y actitud.