Autor: Emilio Salgari
Colección: Robin Hood
Edita: Acme, Buenos Aires, 1961
En una colonia penal británica del océano Pacífico de fines del siglo XIX, tres convictos logran escapar. Uno de ellos, un pescador de perlas de Ceylán, tiene el objetivo de recuperar de las profundidades marinas la famosa "Perla Sangrienta", robada de un monasterio budista y hundida en las profundidades del mar, para así comprar la libertad de su prometida. Por supuesto detrás detrás de ellos hay un malévolo perseguidor, un soplón de la cárcel que (¡oh, casualidad!) también estaba enamorado de la misma niña y un guardián borrachín que está enfurecido por dejarlo mal cuando los presos se fugaron. Y todo eso sin contar los problemas naturales de viajar por un océano repleto de tormentas y tiburones y selvas pobladas de nativos listos para despacharlos y serpientes pitones.
Otra novela ni buena ni mala de Salgari. En lo positivo hay unos personajes ien entretenidos y que además no caen en el estereotipo de la superioridad racial tan típica de las historias de aventuras de esos años: hay un blanco, un mulato y un hindú, todos igual de competentes, valientes y compañeros con los demás. El realismo en la ambientación está logrado (como siempre pasa en cada novela de Salgari).
En cuanto a la acción, si uno solo deja correr las páginas, entretiene muy bien. El problema pasa cuando uno empieza a buscar las plausibilidades de la historia en si. O sea ¿en serio el villano quiere a la chica pero el heroe no lo sabe como hasta la mitad? ¿En serio quiere encontrar una perla -que por mas grande que sea no puede ser muy grand– sumergida a mas de setenta metros en el fondo del mar hace ya varios largos meses? Cosas como esas hacen implausible la historia y si uno se detiene en ellas la suspensión de credibilidad se puede ir al carajo.
Ahora, si nos olvidamos de estas cosas tenemos una novela entretenida, bien títpica del Salgari maduro, con unos personajes sorprendentemente poco racistas y acción a raudales. No te cambia la vida pero tampoco es algo que debe ser evitable a toda costa.