La final se disputó en Glasgow, Escocia, y el conjunto español se enfrentó al Eintracht Frankfurt de Alemania. El partido culminó 7 a 3 para los españoles. Los tantos del equipo madridista lo marcaron Di Stéfano -3- y Ferenc Puskas -4-. Por el lado de los teutones anotaron Richard Kreß y Erwin Stein -2-.
Con esa victoria el Real Madrid obtenía su quinta Copa de Campeones consecutiva, y teniendo en cuenta que la primera edición fue en 1955, era el único equipo europeo en tener ese trofeo. A partir de ese momento, el conjunto español tuvo que esperar 38 años para volver a gritar campeón.
Aquel brillante equipo, además de lograr cinco Copas de Campeones consecutivas, obtuvo cinco Ligas españolas; una Copa Intercontinental; dos trofeos Martin & Rossi y tres copas Duward.
por Gastón Corti