Hoy todo en política tiene algo que ver con la comunicación, principalmente en el ámbito digital, nada se escapa a Internet y sus usuarios, por eso te compartimos 3 estrategias básicas de lenguaje no verbal para hacer política en la era digital.
Cómo hacer política en la Era digitalDesde hace algunas décadas la humanidad viene experimentando un avance creciente en cuanto a las tecnologías de la información y la comunicación, así como un proceso de digitalización de diversos procesos y espacios de la vida cotidiana. Esta fase de desarrollo, que ha sido denominada como era digital, está transformando la vida en el planeta, no sólo en la forma en que nos comunicamos, sino también lo que consumimos, cómo lo consumimos, cómo nos informamos e interactuamos. Las formas de estudio y trabajo, la forma de acceso al conocimiento, cómo nos formamos una opinión sobre algo y, sobre todo, la forma en que tomamos decisiones. Desde nuestro próximo destino de vacaciones, hasta los representantes políticos que nos gobiernan.
Como es lógico, en este contexto, las formas y flujos de comunicación han cambiado drásticamente. En ello tienen mucho que ver la masiva exposición a las cámaras, la interacción a través de redes sociales y la proliferación de diferentes medios de comunicación. Por lo tanto, pensar que esto no influye en la forma de hacer política, de posicionar propuestas, idearios y partidos, es todo un error. Por el contrario, gracias a este panorama, hoy en día asistimos a un proceso agudo de personalización de la política a nivel mundial.
Con ello nos referimos a que los partidos, como institución que aglutina, han cedido paso a la voz, rostro y marca personal de los líderes y/o candidatos. Por lo tanto, hoy más que nunca, un partido no es tanto la corriente política que defiende sino la identidad del líder que lo preside. En este marco, cabe cuestionar, si lo que la era digital ha promovido es una elección y voto por un partido o programa político, o más bien por un personaje o representante.
Comunicación política y campañas en la era digitalLa personalización de la política es un fenómeno que por supuesto ha transformado la manera de hacer política y encaminar campañas al éxito. Con todos los reflectores puestos en la imagen de los líderes y candidatos, las estrategias no pueden seguir siendo las mismas. Una de las razones es que el cubrimiento masivo de los medios, así como una tendencia hacia la videopolítica, ha hecho que las campañas realmente nunca acaben. Es decir, antes, a una campaña la marcaba el ritmo de las elecciones. Es decir, un período electoral concreto en el que los candidatos se exponían ante los medios y los ciudadanos mediante mítines, entrevistas, debates televisados o en la plaza pública, correrías por diferentes lugares de la geografía entre otros.
Ahora, aunque muchas de estas cosas se siguen haciendo, la realidad es que los líderes están en campaña todo el tiempo. Asisten constantemente a los platós de televisión, programas radiales, redacciones de medios, comparten su vida privada en las redes sociales día a día, entre otros. Esto equivale a convertirse en completas celebridades, con lo cual su imagen es la protagonista absoluta de todo. Y tanto lo visual, como la asertividad para comunicar mediante ello, se han transformado en la principal arma para destacar, mantenerse vigente y por supuesto, ganar.
La importancia del lenguaje no verbalLo anterior nos dirige sin duda a que el triunfo electoral de un líder político está directamente relacionado con su capacidad para atraer, seducir y enganchar a los ciudadanos a través de su imagen y puesta en escena. Con lo cual, un buen candidato o líder será aquel capaz de ser, no sólo buen orador y comunicador, sino también quien tenga la capacidad de empatizar con el electorado. Asimismo, ser telegénico y capaz de transmitir sus ideas de forma ágil, sencilla, creativa, entendible, activa y eficaz (como ejemplo hemos usado en varias ocasiones a Jacinda Ardem). Pero ¿cómo lograr todo esto?, pues bien, la clave en gran medida se sitúa en la comunicación y el lenguaje no verbal.
Por lenguaje no verbal entendemos, como su nombre indica, todo aquello que no se expresa en palabras. Es decir, todo aquello que no se dice, escribe o decreta. En su lugar, lo no verbal, estaría en el campo del lenguaje corporal, es decir, todo aquello que producimos a través de la mirada, los gestos, los movimientos, la gesticulación, las manos, la postura, la sonrisa y el cuerpo en general. Este tipo de lenguaje lleva años estudiándose y analizándose en comunicación política, uno de los momentos de inflexión más recordados al respecto, y que demuestra la importancia del lenguaje no verbal, es el primer debate presidencial televisado.
¿Cómo transmitir valores a través del cuerpo?Nos referimos concretamente al debate que enfrentaba en las elecciones de 1960 en Estados Unidos a Richard Nixon y Jhon F. Kennedy. La gente que escuchó el debate por la radio, no dudó en dar a Nixon como ganador. Sin embargo, quienes pudieron ver el debate televisado, aseguraron la victoria a Kennedy. La razón es que éste último, más allá de su discurso y defensa verbal, dio un gran manejo al debate y se mostró mucho más abierto, elocuente y seguro corporalmente.
Pero ¿por qué importa tanto lo que decimos con el cuerpo y/o nuestros gestos? En realidad, a través del lenguaje o comunicación no verbal los líderes pueden o son capaces de transmitir los valores, convicciones y argumentos necesarios para posicionarse positivamente en una contienda política. A través de cómo un político mira a los demás, de cómo gesticula o mueve su cuerpo en determinado escenario, podrá o no transmitir coherencia, credibilidad, empatía y seguridad, valores imprescindibles que el electorado necesita percibir para sentirse movilizado a dar su apoyo. Claramente, nadie votará por alguien que siente o ve que puede mentir, que no está seguro de lo que dice o que vacila a la hora de defender un argumento.
Por el contrario, quien transmite holgura, frescura, serenidad, firmeza, claridad en lo que dice, no solo con sus palabras sino con su puesta en escena, atraerá más a las masas, captará su atención y movilizará a la acción. Claramente, dominar el lenguaje no verbal no es tarea sencilla, ni cualquiera puede lograrlo de manera natural. Para ello es preciso conocer técnicas, ser entrenado y rodearse de profesionales que orienten sobre cómo cada gesto o acto transmite o no lo que se quiere comunicar. Si no fuera por nuestros contratos de confidencialidad, podríamos compartir algunos casos muy esclarecedores que hemos vivido.
Elementos del lenguaje no verbal que se deben considerarPara dar una idea sobre la complejidad del tema, a continuación, expondremos brevemente tres aspectos básicos y universales que pueden ser un buen comienzo para ser asertivos en relación a la comunicación y el lenguaje no verbal. Estos tres ingredientes, aunque se pueden y se deben combinar con otras técnicas de lenguaje corporal, no deben faltar en la receta de un buen orador y comunicador.
En primer lugar, lo más importante es tomar consciencia del comportamiento o lenguaje no verbal, es decir, de nuestro cuerpo y cómo él también expresa. En segundo lugar, una vez se ha tomado consciencia de lo anterior, lo fundamental será aportar y cuidar la congruencia entre las palabras y la conducta. Es decir, apoyar lo que decimos con nuestros gestos o bien, no entrar en contradicción entre ellos y lo que se dice. Esto es lo que algunos han denominado como la tríada armónica entre Ser, hacer y parecer, es decir, quienes somos es lo mismo que lo que hacemos y parecemos, sin máscaras ni secretos.
Finalmente, la tercera estrategia es mostrar autenticidad, es decir, que lo que se dice es real, proviene de sí mismo y no es un formato. Para ello conviene tirar de la naturalidad en los gestos, cuidando eso sí de la coherencia. Por lo mismo, conviene usar lenguaje cercano y sencillo a la hora de dirigirse a los demás, y dependiendo del público que nos convoca. No se trata de cambiar la forma de ser o fingir un personaje, sino de ubicar un estilo propio, trabajarlo y pulirlo para transmitir lo que se quiere y llegar a quienes queremos llegar.