Revista Opinión

La perversa manipulación del lenguaje

Publicado el 01 octubre 2013 por Carmentxu

Forges-pensionesFátima Báñez, ministra de Empleo, intentará explicar ante la comisión del Pacto de Toledo que las pensiones van a subir. En términos absolutos así es, pero precisamente el Gobierno debería saber que todo es relativo, como las votaciones del COI. Subirán un nimio 0,25 por ciento, mientras el escenario para los próximos años vislumbra un paro que no va a bajar de un atroz 25 por ciento y subidas continuadas (ahora vuelve a hacerlo la electricidad) de los servicios y productos básicos para mitigar la caída de la demanda interna. Conclusión: el poder adquisitivo cae el 1,25%, calcula Infolibre. Si no fuera por la inutilidad de los responsables del fiasco (Montoro también presentó ayer los presupuestos para 2014 como los de la recuperación), que muestran los números como buenos mientras nos abofetean, sería fácil manipular un país donde la generación mejor preparada de la historia está a la cola en comprensión lectora. Así, cuando hablan de revalorización, la traducción a lenguaje real, el de los parados y pre-parados, es pérdida de poder adquisitivo se mire por donde se mire. También para los intocables pensionistas.

Las únicas cifras que parecen creerse son las de ese déficit de comprensión lectora. Por eso nos insultan con una burda manipulación del lenguaje para explicar unas cuentas que no salen, unos números de y para la pobreza económica; también de ideas y de valentía.

No veremos estos días a nadie del Gobierno haciendo la compra en un supermercado, como lo hace periódicamente Ángela Merkel ante un fotógrafo casual en un gesto que se traduce como “soy una más”. Pero estos señores que nos gobiernan, amparados en una mayoría absoluta ya perdida, no son uno más, sino uno menos. No suman, restan. No explican, tergiversan, pervierten la palabra y la matemática. No son uno de los nuestros. Por eso tampoco se sienten aludidos ni afectados por sus propias cifras.

En el Gatopardo, Tancredi, el oportunista sobrino del Príncipe, hizo famosa la frase de “si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”. Pero tampoco en esto se siente aludido este Gobierno al que nadie advierte de que va desnudo. La consigna es permanecer inmutable, quieto, sin hacer nada con la vana esperanza de que el tiempo cambie todo, salvo algunas cosas, y echar las culpas al que se mueva. De ahí su admiración por las mayorías silenciosas, otra manipulación perversa, por los héroes cuya hazaña consiste en no hacer nada.


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