En 2011, un pontevedrés que ingresara 570 euros al mes era considerado pobre. El mismo año, a un lucense le hicieron falta 600 euros para ser considerado pobre (para completar, en Ourense el límite está en 568 y en Coruña en 619). Esto se produce por primera vez a partir del año 2010. Tradicionalmente las provincias occidentales siempre son más ricas, pero algo está ocurriendo para que esa tendencia cambie y que las "ricas" sean las del norte.
Me tiro a la piscina y digo que la causa de este cambio de tendencia es que Pontevedra tiene más población joven. ¿Por qué digo esto? Porque ser joven es un factor de riesgo de pobreza. En Pontevedra es más fácil ser pobre —está el límite de pobreza más bajo— porque hay más jóvenes. Veamos la parte de ingresos.
La media anual de ingresos de la gente gallega que tiene entre 16 y 29 años, afiliada a la SS y trabajando por cuenta ajena, sin contar a trabajadores del campo, del mar ni a funcionarios es de:
- 14.608 € si tienen contrato indefinido.
- 7.029 € si tienen contrato temporal.
La mediana anual de ingresos de la gente gallega que tiene entre 16 y 29 años, afiliada a la SS y trabajando por cuenta ajena, sin contar a trabajadores del campo, del mar ni a funcionarios es de:
- 14.361 € si tienen contrato indefinido.
- 5.052 € si tienen contrato temporal.
La pobreza aumenta en todos los tramos de edad, pero aumenta a distinta velocidad. Jóvenes o temporales lo tienen más fastidiado. Jóvenes y temporales ya forman un sector de población pobre, susceptible de recibir ayuda social. A esto se le puede añadir que cada vez hay menos jóvenes, con lo que la prioridad a la hora de establecer políticas públicas que alivien la situación de pobreza, ellos están a la cola.
Claro, aquí tampoco hay que olvidar los casos en que redes de asistencia al margen de las ayudas sociales están funcionando. Estas redes pueden ser un parche para aliviar una situación inmediata de necesidad y está bien que existan. El caso es que al igual que ocurre con las ayudas públicas, esta asistencia no resuelve ningún problema (en algunos casos puede hasta anquilosar el problema).
¿Cuál es el elefante en la sala? Las fuentes de ingresos. Es útil detectar focos de pobreza y comparar variables, pero mientras no haya nuevos trabajos, nuevas empresas y un ambiente social y político que incentive la creación de riqueza, sólo nos quedaremos con los parches. Si muchos jóvenes no pueden encontrar aquí una forma de ganarse la vida, no hay nada que hacer. Es en la explicación de la riqueza donde hacen falta datos. ¿Cuáles son las empresas más productivas? ¿Qué sectores tienen una mayor demanda? ¿Qué riqueza hay bajo nuestro suelo que podamos explotar? ¿Qué no saben los demás que necesitan y nosotros se lo podemos dar? ¿Qué es lo que no vemos en este cuadro? Por un lado tenemos una población envejecida que va a ser consumidora neta de recursos públicos, por el otro, una menguante población joven que parte de la pobreza (con los problemas de sanidad, educación y falta de prosperidad futura que ello conlleva). La espiral de caída sólo se frena si llegan inmigrantes y si volvemos a tener hijos, para esto no hacen falta bonitas marquesinas de bus en medio del monte, que es lo que se está haciendo ahora. Las marquesinas se deben colocar después de que aumenten los ingresos. Lo patético es que esas marquesinas hacen falta para que el cacique del pueblo salga reelegido. Mientras tanto, nos vaciamos. Y en el proceso nos volvemos más pobres.
Referencias