En las últimas semanas habréis visto y leído diferentes noticias sobre las movilizaciones de la flota gallega del cerco. En este post trataremos de conocer un poco más sobre este arte de pesca, y explicar las causas del conflicto.
¿Qué es la pesca de cerco?
La pesca de cerco consiste, como su nombre indica, en cercar al pez (sardina, anchoveta, jurel y caballa principalmente), ubicando el banco de peces, determinando rumbo y velocidad, y procediendo luego a cercarlo, soltando la red con la panga (lancha pequeña de gran motor), haciendo un círculo alrededor del banco de peces y cercarlo con ayuda de la panga. Seguidamente se cierra el fondo de la red capturando la pesca utilizando una gran red de 250 a 1000 metros de longitud y unos 50 de ancho, que flota y al pasar los peces se cierra.
Las redes de cerco se utilizan para la captura de peces cuya costumbre es nadar formando densos bancos de peces, ya sea en la superficie o a media agua, es decir, pelágicos, como la anchoveta, la sardina, el atún, el bonito, la caballa y el jurel. En un principio, estas especies eran capturadas mediante artes de enmalle, sardinales y trasmallos; sin embargo, las artes verdaderamente eficaces para esta clase de pesca son las redes de cerco, por las que se han ido sustituyendo.
Este tipo de pesca la practican casi en su totalidad, las flotas gallega, vasca, asturiana y cántabra.
Las manifestaciones de la flota gallega se han ido produciendo a lo largo de las últimas semanas. Los marineros del cerco gallego, que capturan caballa y jurel en el caladero del Cantábrico Noroeste, han decidido plantarse ante un reparto de cuota que consideran injusto y que hace inviable la supervivencia de muchas de las 154 embarcaciones que se dedican a este arte. Son en torno a 1.500 afectados directos y llevan semanas movilizándose en contra de la asignación de los topes aconsejables de pesca, que establece la Unión Europea y distribuye el Ministerio de Agricultura y Pesca.
El problema, en realidad, viene de lejos. De la entrada de España en la entonces llamada Comunidad Económica Europea. El establecimiento de cuotas ha ido achicando la flota gallega, primero en la gran altura, luego en la altura, después en el Gran Sol y desde hace unos años ha empezado a afectar también a la pesca de bajura. Ahora, el vaso de la paciencia lo ha colmado el último reparto decidido por la Secretaría General del Mar, dependiente del ministro Arias Cañete.
Un reparto injusto
De toda la cuota de caballa y jurel concedida al Estado español por la Unión Europea, el Gobierno central le habría dado el 70% al País Vasco, y el 30% restante se tendría que repartir entre las embarcaciones de Galicia, Asturias y Cantabria. Si en Euskadi son 50 los barcos que practican el cerco, en la comunidad gallega son más del triple, 154.
Finalmente, parece que en los últimos días se ha alcanzado un acuerdo gracias a la cesión por parte de la flota del País Vasco de una parte de la cuota de caballa, y de este modo la flota gallega se ha echado a la mar.