Tras haber visionado los seis episodios que conforman la primera temporada de La Peste, he estado reflexionando mucho sobre lo que ha significado para mí esta ambiciosa producción de Movistar+. Los críticos la ponen por las nubes, y no es para menos: se trata de un viaje a la Sevilla de finales del siglo XVI que, a pesar de todos los peros, te atrapa en ese mundo fascinante que sentimos lejano pero, al mismo tiempo, tan cercano. Y solo por esa hazaña, por ese inmenso trabajo de ambientación, La Peste ya merece las buenas críticas. Sin embargo, como decía, los peros son muchos... y terminan por deslucir un conjunto que, aunque memorable, se queda a medio gas.
He disfrutado La Peste. Mucho, en ocasiones. Creo que es de justicia aclarar eso antes de empezar a rajar. Que Movistar+ se atreva a hacer series así, tan complejas y cuidadas, recreando de esa forma tan magnífica la Ciudad de Oro del siglo XVI, es de aplaudir. Podríamos hablar, desde luego, del buen puñado de fallos que han cometido en esa recreación histórica –especialmente en la forma anacrónica de hablar de los personajes, demasiado moderna–, pero tampoco vamos a hacer un dramis de ello: el trabajo es más que notable, y enseña de forma atractiva esta parte tan importante de nuestra Historia al espectador medio que no tenga conocimientos sobre ella. Por todo eso, chapó, chapó y mil veces chapó.
Ya hemos dado mucho la vara con que la ambientación es increíble, pero leñe... hay que decirlo. Casi podías sentir que tú mismo estabas en esa Sevilla del 1597.
Creo que todos estamos de acuerdo en que la gran apuesta de Movistar+ logra una estética inmensa, pero he leído en contra de La Peste que, a pesar de esa realidad indiscutible, tiene "demasiada ambientación para tan poca trama". A este respecto me gustaría compartiros esta reflexión en Twitter de Alex Rodrigo, un director de series españolas como Vis a Vis y La Casa de Papel, que se pregunta a qué llamamos trama. Y no es una cuestión para nada baladí. ¿Solo la acción y un ritmo "trepidante" son sinónimos de trama? ¿De buena trama? La Peste te cuenta muchas cosas; la trama esta ahí. De hecho, ambientación y trama no van desligadas: a través de la ambientación, La Peste te habla de la forma en que esas gentes convivían con la muerte a diario, de la miseria, de sus creencias, de sus mentalidades. Te está hablando todo el tiempo, pero no siempre con palabras.
Mi problema con La Peste no va en ese sentido. Mi problema es que creo que La Peste no ha sido todo lo arriesgada que debería haber sido. Ese protagonista, si bien interpretado acertadamente por Pablo Molinero –su apasionado monólogo sobre Dios y cómo está "en todas partes" valió oro–, resulta demasiado genérico. El hombre de mediana edad áspero pero con principios que sentimos haber visto mil veces ya. Un Quijote insulso con su Sancho Panza, con Valerio, que no resultaban especialmente estimulantes, ni como pareja ni por separado. Su juego de detectives era la excusa para mostrar la Sevilla de la época, pero en ocasiones su trama resultaba tediosa y no sabía mantener bien el peso de la serie, probablemente por esa falta de química entre ambos.
Las mujeres de la serie: el gran diamante en bruto
En realidad son los secundarios quienes más me han llamado la atención. Una viuda rica, Teresa Pinelo, y la fascinación que despertaba en ella una prostituta, Eugenia, han sido una de las relaciones más interesantes (hermosísima la escena en que ambas lloran en el carruaje) pero, incomprensiblemente, más dejadas de lado en pos de la pareja de bros protagonista de turno. Incluso la historia de Leandra, novia de Valerio, pedía a gritos más minutos en pantalla para saber de esa bajada absoluta a los infiernos. Siento que La Peste, quizá por tratar de ser más comercial, ha apostado por dos protagonistas demasiado arquetípicos en lugar de ahondar profundamente en las capas más bajas de la sociedad –prostitutas, esclavos negros–, lo que le habría dado mucho más sabor a la historia al haber dado voz a quienes nunca la tienen.
El personaje de Paco León, por otra parte (¿el tercer protagonista?) sí que me ha resultado interesante y muy bien interpretado; siempre jugando en la sombra para mantener el poder, adelantándose a todos los acontecimientos. Un personaje con chispa, mucho más atractivo que sus dos co-protagonistas; a la altura, en definitiva, de lo que una serie tan ambiciosa como La Peste requería. O, al menos, de lo que yo esperaba: personajes complejos, con más matices. Y, sobre todo, un desarrollo más concienzudo de las mujeres, que nunca reciben el tiempo merecido.Paco León es una bendición. Antes, ahora y siempre.
Patricia López Arnaiz hace un gran trabajo como la viuda Teresa, sin duda, pero quizá hubiera sido preferible conocerla mejor y verla jugando más en las sombras, como el personaje de Paco León, en lugar de volverla tan "brava" y poco astuta solo para darnos enfrentamientos feministas que generaban escenas no del todo sutiles ni poderosas. ¿O la narrativa para demostrar la "fuerza" de una mujer siempre tiene que pasar por hacer que sufra una agresión sexual? Y me diréis: es una serie histórica, están siendo realistas. Tal, pascual. Pero perdonad que os rebata... porque ellos son quienes eligen las historias que quieren contar. Y han contado esta historia, por cierto, con una mirada muy heterosexual masculina, cebándose con el desnudo femenino desde la misma presentación del protagonista, que aparece tirándose a una prostituta... para que veamos que es bien macho (?).
La Peste, a pesar de todo, me parece una serie estupenda. Con escenas ásperas y duras, pero también de gran sensibilidad, y un elenco de actores de gran nivel. Como entusiasta de las series, pero también de la Historia, tengo que reiterarme en que la he disfrutado muchísimo. ¡Como un enano, de verdad que sí! Pero me quedo con una sensación agridulce, porque creo que debería haber sido mucho más transgresora con una narrativa que resultaba poco original, especialmente por todo lo que explicaba sobre la pareja protagonista. Pero la segunda temporada, ya confirmada, nos deja la promesa de seguir creciendo más y más... y ahí estaré yo para continuar con la aventura.
¿Qué os ha parecido a vosotros? Me encantaría saber lo que pensáis.
Isidro López (@Drolope)