Revista España
La diversidad de espacios naturales confiere a Almería su personalidad.
Le proporciona el encanto que hace que turistas de todo el mundo no duden a la hora de trasladarse a las playas vírgenes de Cabo de Gata-Níjar, de realizar senderismo en Sierra Nevada o de admirar a las águilas imperiales desde los más rocosos miradores.
Multitud de entornos naturales, cada uno con sus características específicas, configuran uno de los principales reclamos turísticos de la provincia de Almería. Nos adentramos en el extremo oriental del Sistema Bético de la provincia almeriense, en concreto, en la comarca del Alto Almanzora, en la desconocida Sierra de Lúcar.
El curso alto del río Almanzora dibuja un hermoso valle en la provincia de Almería. Hasta su margen derecho bajan las estribaciones más frondosas de la Sierra de los Filabres, mientras que a la izquierda de su cauce se despliega un áspero horizonte de tonalidades ocres dominado por montañas de menor envergadura.
Una de ellas es Piedra Lobera, un escarpado y abrupto promontorio grisáceo en el que, según cuentan los vecinos de estas serranías, buscaron refugio los últimos lobos que habitaron en la provincia almeriense. De ahí su nombre. El pico Lúcar, con mil setecientos veintidós metros de altitud, corona Piedra Lobera.
Se trata de una espectacular formación caliza con paredes escarpadas que sobresale en el paisaje. A su alrededor se distribuye un amplio espacio de unas doscientas hectáreas de superficie protegido bajo la figura de Monumento Natural. (El Mundo)