Revista Salud y Bienestar

La piel y la mente

Por Neumannac @ricardoruizderm
LA PIEL Y LA MENTE Cuando trabajaba de dermatólogo en la Universidad de California San Francisco tenía que pasar consulta con el Dr. Koo, dermatólogo que además era psiquiatra, y que dirigía la unidad de Psicodermatología de la Unidad de Dermatología. En esa consulta veíamos personas con enfermedades cutáneas que producían alteraciones psicológicas así como enfermos con cuadros psicológicos/psiquiátricos que tenían o se producían lesiones dermatológicas.
Está claro que existe una relación causa-efecto entre emociones negativas – estrés, depresión, ansiedad…- y muchas afecciones cutáneas. Por lo tanto la dermatología es una especialidad que va más allá de la piel.
La piel y la mente están estrechamente relacionadas:
  • Hay muchas enfermedades de la piel que se deben o se agravan por cuadros psicológicos como el estrés o la depresión. Un ejemplo es el empeoramiento que tienen los pacientes con psoriasis cuando están estresados.
  • Por otro lado hay algunas enfermedades psicológicas que son causadas por enfermedades de la piel. Un ejemplo sería las depresiones e inseguridades de adolescentes producidas por el acné.
No solo una cuestión de piel… El estrés puede convertir unas uñas sanas en quebradizas, provocar una caída masiva del cabello o generar hiperhidrosis. Según la Academia Americana de Dermatología, combinados con las terapias anti-estrés adecuadas, los métodos dermatológicos de hoy son capaces de reducir el estrés y sus consecuencias sobre la piel de forma rápida y eficaz. Por ello el dermatólogo tiene que tener formación para valorar estos aspectos psicológicos a la hora de tratar adecuadamente al enfermo dermatológico.
Existen patologías cutáneas que se manifiestan o empeoran en presencia del estrés:
  •  Psoriasis, rosácea, acné, alopecias, dermatitis, etc. El estrés puede agravar seriamente estas afecciones si no se controla a nivel médico. En presencia de estrés, las lesiones de acné pueden inflamarse y dejar marcas perpetuas en la piel.
  • Úlceras bucales, psoriasis, dermatitis seborreicas… En presencia de estrés la barrera protectora de la piel puede sufrir procesos severos de deshidratación, lo que se traduce en una piel más frágil y sensible, y muy reactiva a agentes irritantes, alérgenos e infecciones diversas.
Además los pacientes con estrés por lo general carecen de la energía y motivación necesarias para llevar a cabo rutinas adecuadas de cuidado de la piel. A menudo manifiestan conductas dañinas (rascarse compulsivamente, frotarse, explotarse granos…) que pueden empeorar los problemas cutáneos sobrevenidos. Por ello es importante realizar una terapia conjunta (anti-estrés + métodos dermatológicos adecuados) = menos estrés = una piel más sana.
  • Algunas técnicas psicológicas tienen la capacidad de disminuir la producción de determinadas hormonas relacionadas con el estrés. Por ejemplo; la liberación de neuropéptidos (agentes químicos íntimamente relacionados con el estrés segregados por las terminaciones nerviosas) puede ser neutralizada mediante terapias específicas de control del estrés. El deporte puede ayudar a mejorar muchos cuadros cutáneos solo por la liberación de estos neuropéptidos.
  • El dermatólogo tiene que valorar si de base el paciente dermatológico tiene una depresión a ansiedad por lo que en ocasiones recetamos fármacos ansiolíticos o antidepresivos.
  • El dermatólogo puede mejorar sustancialmente la apariencia y función de la piel, lo que repercute de forma directa en el bienestar de los pacientes, que experimentan grandes cambios en la forma de relacionarse con los demás. Cuando la gente se siente más atractiva y más segura con su físico tienden a actuar mejor en todas las áreas de sus vidas — trabajo, vida familiar, vida social, matrimonio, relaciones interpersonales.
También existe relación entre el estrés y la dermatología estética. Los procedimientos de rejuvenecimiento cutáneo son conocidos por su capacidad para mejorar de forma significativa la apariencia física del paciente. Los últimos estudios sugieren que estos métodos tienen, además, un sinfín de efectos positivos en su estado emocional. Los expertos advierten: los procedimientos cosméticos pueden ser un poderoso aliado, pero es importante que los pacientes entiendan que no son la panacea.
  • En un estudio publicado en 2008 diseñado para medir la cascada de efectos positivos de las inyecciones de botox, el Dr. Fried constato que los pacientes tratados con la famosa toxina experimentaban cambios sustanciales en todos los aspectos de sus vidas. Estos fueron algunos de los resultados:
    • El 29 % declaró sentirse menos ansioso.
    • El 36 % dijo sentirse más relajado.
    • El 49 % se sintió más optimista tras someterse a dicho tratamiento.
  • Un estudio anterior del Dr. Fried se centró en evaluar los efectos clínicos y psicológicos de los pacientes tratados con alfa hidroxiácidos (AHAs). Después de observar mejoras sustanciales en la calidad de su piel (tono, arrugas, textura…) los pacientes declararon sentirse más seguros en sus relaciones interpersonales.
En resumen, el dermatólogo debe valorar al paciente en su totalidad, teniendo muy en cuenta la estrecha relación que existe entre la piel y la mente. Decía Valery que lo más profundo que tenemos es nuestra piel.

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