Aunque es famosa por los sacrificios humanos que allí se realizabaan son numerosas las evidencias que muestran que la civilización que diseñó Teotihuacán tenía grandes conocimientos astronómicos que influyeron enormemente en su construcción. Esto sorprende enormemente porque Teotihuacán aunque no está del todo claro se cree que era construida nada más y nada menos que hace 2.000 años. Fue la primera gran ciudad del hemisferio occidental. Situada a unos 40 km de Ciudad de México, la antigua civilización que la construyó dejó una extensa red que cubre ocho millas cuadradas y signos de una cultura única.
Es en Teotihuacán donde se pueden ver unas de las mayores pirámides de toda América, rodeadas de un extenso conjunto de templos y de una avenida principal de 1.700 metros de longitud que es conocida como La Avenida de los Muertos, aunque se adivina que continúa otros 600 metros más, aún sin descubrir.En esta avenida se ha creído ver una representación de la Vía Láctea.
Todo este complejo arquitectónico está orientado según el eje de la mayor de las pirámides, la Pirámide del Sol, con una desviación de 15 grados y 30 minutos con respecto al Norte verdadero, que hace coincidir su eje con el paso del Sol a través del cenit. La base de esta pirámide (222 X 225 metros) no llega a ser tan exacta como la de la Gran Pirámide Egipcia di Gizeh (230 x 230 metros) y su altura es algo menos de la mitad, 147 metros la situada a las orillas del Nilo y 65 metros la mexicana, sobre cinco cuerpos o niveles superpuestos en los que se han detectado algunos túneles y corredores, así como un pozo de unos 7 metros de profundidad al pie de la escalera principal y que termina bajo la pirámide en una gruta con forma de cuatro pétalos. Curiosamente a diferencia de otras pirámides y templos de la antigüedad la Pirámide del Sol esta orientada al poniente.
La otra pirámide de grandes proporciones es la Pirámide de la Luna, situada al fondo de la Avenida de los Muertos, con una altura de 45 metros y una base de 140 X 150 metros, pero al estar situada sobre una elevación natural del terreno hace que quede al mismo nivel que su compañera de mayores proporciones. Apenas sí se han realizado excavaciones y trabajos de investigación sobre ella, por lo que se desconoce si está dotada de túneles o cámaras. La Pirámide del Sol o TONATIUH rige todo el complejo arquitectónico de TEOTIHUACÁN. Constituye el epicentro del cual se partió para construir una de las más enigmáticas ciudades de la antigüedad. Algunas de las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en su momento tuvieron que ser de nuevo cubiertas por el peligro de su destrucción por falta de atenciones y cuidados mínimos, debido a la falta de recursos económicos que lograsen un perfecto mantenimiento.
Destaca también el Templo de QUETZATCÓATL, donde se pueden encontrar de modo repetitivo la figura de la serpiente emplumada que representaba a su Dios.
Gerald S. Hawkins, astrónomo del observatorio de Cambridge (USA), es una de las piezas clave en el descubrimiento de aparentes coincidencias entre la construcción de TEOTIHUACÁN y algunas constelaciones. Muy conocido desde la década de los 60 por su revolucionado libro “STONEHENGE DESCODIFICADO”, en el que realizaba un barrido sistemático de las relaciones de este monumento megalítico con las estrellas del cielo, continuó sus investigaciones en otro volumen no menos codiciado que el anterior: “MÁS ALLÁ DE STONEHENGE”. En él, Hawkins apunta que mientras las calles de TEOTIHUACÁN están planeadas sobre un sistema de cuadrículas, las intersecciones de estas mismas calles, en cambio, no tienen un ángulo de 90 grados como sería de esperar, sino de 89. Por su parte, tampoco la cuadrícula está orientada a los puntos cardinales, tal y como ocurre en casi todos los grandes monumentos de la antigüedad, sino que corre paralela a la Avenida de los Muertos, dirección Noreste, apuntando a la constelación de las Pléyades. Empleando un programa informático al que proporcionó todos los datos del complejo de TEOTIHUACÁN, Hawkins descubrió algo aún más sorprendente. Y es que algunos de los monumentos estaban orientados hacia la estrella más grande de la constelación del Can Mayor, Sirio, la misma que los antiguos Egipcios identificaban con la Diosa ISIS, esposa de OSIRIS, a quien, por su parte, vinculaban con Orión.
Hugh Harleston, un ingeniero que trabajó en TEOTIHUACÁN durante los años 60 y 70, llegó a la conclusión de que esta ciudad bien podría ser una maqueta del Sistema Solar. En ella el templo de QUETZALCÓATL sería el Sol; los planetas, una serie de monumentos adyacentes que guardaban la escala y distancias proporcionales.
Fuente: Web de Ciencia y Sociedad