“La palmera Mediterránea sufre una de las enfermedades más terribles que se conocen. A lo largo de nuestras costas se las ven, peladas, secas y cercenadas ya que el efecto siniestro de un bichito rojo con un venenoso pico, las enferma y las mata. La mutilación es finalmente el destino de este bello y sin embargo inigualable espécimen vegetal. Pero me temo, querida y sufrida afición que el Picudo Rojo, nombre del bichito en cuestión, se haya convertido en una plaga que afecte a todas las plazas de España, y según quienes toreen en ellas. Por ejemplo, como hoy en Málaga nos podemos encontrar con un cartel de plaga. Enrique Ponce, Javier Conde y José María Manzanares. Tres picudos con el apodo terrible que hacen del toreo moderno una autentica plaga que cercena toda verdad del toreo. En realidad hasta hoy se desconocía pero el Picudo Rojo tiene tres variedades que los tres toreros de hoy se han encargado de descubrir. La variedad poncista la más peligrosa. Ataca directamente al corazón de la pureza del toreo. La variedad condista es la más mentirosa porque no suele picar a la víctima solo en el centro de la raíz, sino que se adorna atacando en cualquiera de las suertes. Y la variedad manzanarista es la más elegante, la más sutil, cuando menos te los esperas embaucada la víctima por una soberbia puesta en escena, te mete el pinchazo sin enterarte. Luego llega un presidente y te arrea dos pañuelazos de una vez, y por supuesto que no falta el que dice, el decano Vallejo es uno, que eso ha sido por el cargo de conciencia de no haberle dado dos orejas a Manzanares el día de La Quinta. Otros sin embargo apuntan al agravio de las dos orejas de Ponce, de merecerlas alguien, Manzanares.”
Agustín Hervás en su blog