Revista Opinión
Esta plaza de El Cairo fue el epicentro de la revolución egipcia contra el déspota tirano Mubarak, durante la primavera árabe.La indignación ante un gobierno totalitario saltó, a principios del año pasado y consiguió --después de que las fuerzas del orden y el ejército asesinaran a 800 manifestantes pacíficos— que el dictador que había gobernado con mano de hierro Egipto, durante treinta años, tuviera que dimitir.Después de su dimisión, vino una calma contenida. Al final, se consiguió juzgar al sátrapa Mubarak y ayer la justicia egipcia le ha declarado responsable de la muerte de 800 egipcios por lo que le ha condenado a cadena perpetua. Sin embargo, tanto él, como sus hijos y otros colaboradores han sido declarados inocentes de los casos de corrupción que se les imputaban.Esta sentencia ha indignado a la población egipcia que se rebeló contra Mubarak, y les ha llevado de nuevo a protestar a la plaza Tarhir. La indignación de los detractores de Mubarak se ha manifestado por tres razones:No se ha concedido la pena de muerte que se solicitaba.Se han declarado inocentes al dictador y su familia de corrupción, cuando parece probado, sin dudas, que se enriquecieron de forma exagerada aprovechándose del poder que ostentaban.Temen que esa cadena perpetua (en Egipto son 20 años de cárcel y 5 de libertad vigilada) sea indultada si gana, en las próximas elecciones de este mes, por su seguidor Shafiq, que es uno de los dos candidatos que ha pasado a la segunda vuelta.Estoy totalmente en desacuerdo con la primera razón. No a la pena de muerte aunque, como ocurre en este caso, sea a un tirano homicida.Sin embargo, no puedo por menos que compartir la indignación que produce la inocencia ante el delito de corrupción, cuando se ha visto y demostrado que Mubarak y su familia se han beneficiado de su régimen político y han generado una riqueza inconmensurable.Y bien es verdad, también, que existe el riesgo de que si gana Shafiq, su pupilo, Mubarak pueda ser indultado. Lo que sería una afrenta a los asesinados y a la democracia.Verdaderamente, qué triste es tener que elegir, como les ocurre a los egipcios --en la segunda vuelta de las elecciones, que se celebrarán en dos semanas--, entre el candidato de los Hermanos Musulmanes y el sucesor de Mubarak.Tanta revolución, tantos muertos para que el candidato de los indignados haya quedado tercero y no haya pasado a la segunda vuelta. Se habla de que hubo irregularidades en las elecciones, pero la triste realidad es que todavía es una incógnita el futuro de este país. Entre la “yihad” y los herederos del tirano, ¿qué elegir?Salud y República