La pobreza en la Edad Media

Actualmente, acostumbrados a la existencia de una amplia clase media ,y con una mayoría de la población con sus necesidades básicas cubiertas, no solemos ser capaces de plantearnos la difícil situación en la que viven las clases más bajas de la sociedad, aquellas que viven con poco más que lo que llevan puesto.
A lo largo de todo el período medieval la mayor parte de la población vive en esta difícil situación. Para que los grupos privilegiados, el clero y la nobleza, mantengan su costosa forma de vida estos miembros del Tercer Estamento se ven obligados a servir a los dos superiores. Claro ejemplo de ello es el tantas veces alabado sistema tripartito de la sociedad, por medio del cual se justifica la desigualdad. Según este esquema los miembros no privilegiados de la sociedad, los laboratores, tienen la obligación de mantener a aquellos que los protegen (nobleza) y a aquellos que oran por ellos (eclesiásticos)
Así, junto al sistema social igualitario defendido por el Nuevo Testamento vemos como la alta jerarquía eclesiástica justifica esta división tan marcada de la sociedad. El sistema feudal refuerza todo esto y el pueblo llano sufre los continuos reveses de una economía poco desarrollada y mal repartida.

Pero, pese a la manipulación ideológica sobre la que se sostiene este sistema surgen, periódicamente, movimientos de resistencia, que abogan por una profunda transformación de la sociedad. Así hemos de entender los constantes movimientos milenaristas y que buscan la reforma de la Iglesia. A ello hay que añadir la presencia de algunas herejías que, como el catarismo o el bogomilismo, presentan una fuerte tendencia social, abogando por un sistema más igualitario. Dentro de la propia Iglesia aparecen movimientos, como el de las órdenes mendicantes, que presentan una mayor concienciación sobre el problema social imperante y que van a convertirse en un auténtico incordio para la curia eclesiástica.
Por otro lado vemos junto a los textos de la época, que tratan a los grupos menos favorecidos de la sociedad como vil calaña, empiezan a aparecer documentos en los que sus autores se lamentan por el hecho de que para la mayor parte de la población europea durante la Baja Edad Media el mundo no sea más que “un valle de lágrimas”.
El pueblo llano comienza a ser consciente de la enorme desigualdad existente y de lo injusto de esta. En la mente de los hombres de la Baja Edad Media resonarán preguntas similares a la que se planteaba John Ball en esta etapa: “cuando Adán cavaba y Eva hilaba ¿dónde estaba el caballero?”