Vendrás con alas desplumadas bajo un rebozo desteñido
En espera temblorosa vendrán tus besos fragantes
a flores rojas, helando el paso fatigado de la noche,
embalsamando horas en el peso de lo incierto, en las sombras
despavoridas de su pelo marchito
vendrás con alas desplumadas bajo un rebozo desteñido
a su lecho desnudo con boca de hoguera,
tapando su memoria descocida
a cerrar sus ojos secos, sus oídos anegados
a sellar el hueco doliente de la existencia
vendrás a esculpir la piedra primigenia en páramos
donde el viento inmutable espera tu beso complaciente,
allá en un lecho frío donde esa mujer levanta su frente ajada
y su sombra se abraza a la muerte.
Latae Sententiae
¡Qué herejía querer acompañar a zanates
en su vuelo iridiscente
al charco sucio que limpia
cabezas de ángeles esclavistas!
¡Qué pecado seguir buscando
entre espesa neblina sombras
esquivas donde la tierra humedece,
seguir cavando tierra infértil
para sembrar la muerte que cierra
de golpe la puerta blanca!
Sólo se escuchan afuera los pasos de un loco
errante de cantos absurdos
gritando: “¡Paz! ¡Paz! ¡Paz!”
Hoguera
Mis ojos
se queman
en la zarza ardiente.
Sí, se queman.
Y yo
sigo
tratando
de ver.
Reminiscencia secular
De una herida abierta
profana e indolente
brota el esperma
progenitor de ángeles
blancos
negros
en la extracción fugaz
de una herida que se seca
al sol implacable de los ecos
mis alas se vuelven de piedra.
Transfiguración
A Lau
El balcón atardecido ve el paso cansado
de tu mirada huraña
y el entreabierto de tus labios
cárdenos
de donde brotan ramas
donde alguna vez planté mi germen:
cicuta.
Crimen
a Moisés Palacios
Que tus labios no lo intenten pronunciar
calma mis miedos,
pero es tu mirada la que tajante
y con frenesí absoluto
descarga su filo criminal
en mi pecho.
Aquelarre en los escombros de una jaula
Me despiertan esos demonios
en profunda noche parlera
que gime adolorida en mis llagas
sudantes
me arrastran a ese aquelarre
que abraza mi cuerpo
donde la soledad arde mustia
donde las plumas ensangrentadas de pájaros
asilados en mis manos
escriben las palabras que han muerto.
Sobre el autor
Jorge Campos. Managua, Nicaragua. 24 de septiembre de 1987. Ganador del primer lugar en cuentos del V Encuentro Nacional de Jóvenes Creativos por el Arte (Managua, 2004). En 2010 sus poemas “En pena” y “Hoguera” quedan en la Lista de Ganadores del VII Concurso Anual de Cuento breve y Poesía de la Librería Mediática (Venezuela). Participó en el IV Taller de Narrativa del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) 2013. Ha publicado en diversas revistas electrónicas e impresas latinoamericanas, por mencionar: Letralia, Pórtico21 (Editorial de Costa Rica), Resonancias Literarias, Efory Atocha, Entre líneas, Freelance Magazine Nicaragua, 400Elefantes, entre otras.