Revista En Femenino

La polémica de las vacunas. Yo pasé la tos ferina.

Por Mamás_besos @mama_besos

vacuna

El niño de Olot afectado por difteria sigue en la UCI “estable dentro de la gravedad”

Un niño de Olot no vacunado, primer caso de difteria en España desde 1987

Hace unos días ingresó un niño de Olot en el hospital por difteria. Se trata de un niño a quien sus padres optaron por no vacunar. El trágico hecho está volviendo a sacar a la luz el eterno debate de las vacunas. Antes de todo, os dejo mi opinión y mi experiencia.

Nosotros hemos vacunado a nuestro Peque de todas las vacunas, tanto las de la Seguridad Social como las optativas (rotavirus, etc…). Entiendo que pueda haber vacunas, como la de la varicela, que al ser enfermedades no excesivamente graves en la mayoría de casos, aunque sí muy puñeteras, pues que en un principio creamos que no vale la pena vacunarlos. Pero hay otras vacunas, como la de la difteria o la tosferina, que previenen a nuestros hijos de estas peligrosas enfermedades, sobretodo en edades tempranas. Algunos de vosotros podéis caer en la tentación  de pensar que tampoco es tan peligroso no vacunarlos de estas enfermedades pues se trata de enfermedades que ya no melodean por nuestro alrededor. Os equivocais. Por un lado, el caso de este niño con la difteria. Y por otro, yo misma pasé el verano pasado la tos ferina.

Todo empezó como un simple resfriado, que me llevó a tener una horrible tos durante todo el día que no conseguía calmar con nada. Me pasaba noches y noches sin dormir por culpa de la tos, ¡estaba rebentada! cansada, muerta de sueño y sin quitarme esa maldita tos de encima.

Después de dos o tres de semanas de esa tos persistente empezaron los ahogos nocturnos (después descubrí que se llaman accesos). De golpe me despertaba por la noche ahogándome, sin poder respirar y asustándome mucho pues alguna vez pensaba que incluso me moriría asfixiada. Durante unos segundos no conseguía de ninguna manera respirar nada de oxígeno. Era una situación muy desagradable y horrible.

No fue hasta casi tres meses después de haber contraído la enfermedad que me la detectó el pediatra de mi hijo. Antes había ido a varios médicos de cabecera. Al principio me decían que era un resfríado, que me tomara antitusivo (después descubrí que los antitusivos son contradictorios con la tosferina, pues te provocan aún más tos). Más tarde, viendo que no se me marchaba la tos y no podía ni dormir, volví a ir al médico. Volvieron a decirme que era un resfriado, que a veces cuesta quitárselos de encima. Cuando empecé con los ahogos (que eso sí que me asustaba), el médico no tenía ni idea de qué podía ser, que si asma, que si alguna alergia (me dieron antihistamínicos) y viendo que nada me quitaba los ahogos, al final me dijeron lo que suelen decir: ¿estás estresada? ¿no serán crisis de angustia?. Total, que llegué a pensar que igual sí, que igual yo no lo veía y tenía angustia o estrés. Y me comía el tarro mientras cada noche me despertaba con esos terribles ahogos que incluso me hacían casi perder el conocimiento.

Hasta que un día llevé a mi Peque al pediatra porque también hacía tiempo que estaba resfriado. Aproveché para comentarle que yo también había tenido un resfriado raro. Me dijo que le describiera los síntomas. Le expliqué que al principio parecía resfriado normal, después una tos horrible durante día y noche, y después se marchó la tos y empezaron los ahogos y que aún los padecía. Enseguida me dijo: tosferina. “Ve a tu médico de cabecera, que te recete este antibiótico y empiezas hoy mismo a tomarlo”. Así hice y al cabo de dos días se acabaron los ahogos.

Hice lo que muchos de nosotros solemos hacer, busqué por internet cómo era esta enfermedad. Y oye, todas las páginas que visitaba describían a la perfección todas las fases de la enfermedad que había yo pasado. ¡¿Cómo era posible que siendo tan obvio y tan bien descritos sus síntomas ningún médico me la diagnosticara?!

Los médicos del ambulatorio se quedaron pasmados. Todos fallaron en su diagnóstico porque nunca antes habían tenido un caso de tosferina y no tenían en mente esa enfermedad a la hora de diagnosticar lo que me pasaba. Me pidieron disculpas y me dijeron que a partir de entonces lo tendrían presente. Para mí ya fue demasiado tarde, si me la hubieran diagnosticado desde un buen principio me hubieran evitado 3 malditos meses y el llegar a pensar incluso que podría tener angustia o depre sin yo darme cuenta. Por culpa de no haberme tratado a tiempo estuve también  durante meses más susceptible a los catarros y cuando pillaba uno volvía a tener accesos, aunque no tan exagerados.

Además, imaginaros, la tosferina se puede contagiar muy fácilmente de una persona a otra. Yo esos tres meses había estado en contacto con bebés, niños pequeños y embarazadas. Se me ponía  mal cuerpo al pensar que podía haber contagiado a algún bebé o embarazada, con las graves consecuencias que podría tener para ellos (incluso la muerte del bebé). Pensad que la tosferina se incuba hasta 21 días (sin síntomas) y si no has recibido tratamiento puedes contagiarla hasta tres semanas después de haber iniciado el periodo de la tos. Así que hasta que pasó un par de meses y no vi que nadie de mi alrededor la tenía, no me quedé tranquila. Lo que nunca sabré es si contagié a algun desconocido (era verano, frecuentaba la playa, piscinas, Port Aventura, incluso estuve en un cámping de vacaciones). El largo resfriado de mi hijo muy probablemente fuera consecuencia de la tosferina, pero por suerte estaba vacunado ya de varias dosis y quedó sólo en un simple resfriado largo. ¡Imaginaos que no hubiera estado vacunado!

Por ello, insisto, se puede dudar de determinadas vacunas, pero de las que nos previenen a nosotros y a nuestros hijos de enfermedades tan graves como la tosferina o la difteria, no hay lugar a dudas, hay que vacunar.

Es frecuente tener este debate entre madres. Las que optan por no vacunar a su hijo alegan que ellas no los vacunan y nunca han cogido nada. Primero, si no lo cogen es porque de la clase de sus hijos, seguramente 18 están vacunados y 2 no, por lo que quedan protegidos por los que sí se vacunaron. Y segundo, nunca digáis que nunca cogeréis una de estas enfermedades. Yo tampoco hubiera pensado nunca que cogería la tosferina, una enfermedad que ni sabía que existía.

Por cierto, la vacuna de la tosferina no dura toda la vida, al cabo de los años deberíamos hacernos una dosis de recuerdo. De momento están vacunando a las embarazadas al ver que en los últimos años está augmentando esta enfermedad en nuestro país. Si la pasas, como ha sido mi caso, eres immune durante unos 4 años.

El debate está abierto. ¿Cuál es vuestra opinión?


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