Revista Opinión

La policía y los «skins»

Publicado el 19 enero 2023 por Liberal

En estos días, debido a que he estado organizando varios de mis papeles antiguos (tengo archivos inmensos de todos los acontecimientos en mi vida), me topé con varios recortes de los periódicos que guardé en Madrid allá por el año 1995. Los artículos tenían que ver con la creciente «alarma» en los medios de comunicación de la época por lo que llamaban la «ola de violencia neonazi» en la capital española. Si eres muy jovencito y no te acuerdas de aquél Madrid, aquí tienes un enlace que, eso sí, escrito desde una óptica de izquierdas, hace más o menos un resumen de lo que pasaba en Madrid en los años 90 cuando España todavía no había sufrido la invasión migratoria tan brutal y descarada de las últimas dos décadas. Al paso que va Madrid hoy en día, pronto se parecerá más a Quito, Ecuador y no a España. Pero, me puse a pensar en lo que dice el artículo sobre la policía y su relación con los skins en esa época. Hoy en día, de hecho, el panorama es totalmente diferente y la policía no sólo es un órgano más de la izquierda del sistema, sino que además, tanto en España como en EEUU, la policía ya no está para proteger la seguridad ciudadana sino más bien para proteger a los políticos corruptos que son nuestros enemigos directos. De eso hablaremos hoy. Vaya por delante que NO me gustan los «skins». No me gustan para nada, Y NO solamente porque en el caso de España o incluso EEUU, son elementos con influencias irrelevantes y extranjerizantes.

Me llama la atención como el artículo enlazado más arriba se asombra de que la policía de aquellos tiempos tenía cierta simpatía por los skins de derechas. De hecho, eso lo veo bastante normal. Estos dos grupos deberían tener cierta simpatía entre ellos, porque han experimentado ciertas cosas, aprendido de primera mano ciertas cosas sobre la sociedad en la que vivimos, que la mayoría de nosotros no. Hoy en día, por supuesto, tienen muy poca simpatía entre ellos y, de hecho, bastante antipatía. Exploraremos juntos las razones de esta antipatía. Comencemos con los skinheads. Antes que nada, me centro en los «skins» de derechas, porque los hay comunistas. Pero tanto en el bando de la derecha como en el de la izquierda, son jóvenes blancos, la mayoría de ellos adolescentes y veinteañeros, la mayoría de clase trabajadora. Muchos de ellos tienen tatuajes. Suelen tener cortes de pelo muy cortos. Muchos de ellos usan un tipo distintivo de botas. Algunos también usan tirantes. Los tatuajes, cortes de pelo, botas y tirantes son casi como un uniforme, una especie de insignia. Sin embargo, hay bastante variación individual entre ellos. Para algunos, ser cabeza rapada es una especie de pasatiempo, una actividad recreativa de medio tiempo. Para otros, es un compromiso serio y a tiempo completo.

El movimiento skinhead comenzó en Gran Bretaña hace más de 40 años. Allí se había puesto de moda entre algunos grupos de jóvenes trabajadores de la fábrica raparse la cabeza, porque de todos modos tenían que llevar el pelo corto para evitar que se enganchara en la maquinaria. A medida que se deterioraban las condiciones raciales, sociales y económicas en Gran Bretaña, estos jóvenes trabajadores blancos de las fábricas se encontraban entre los más afectados. Específicamente, debido a una política de inmigración de puertas abiertas respaldada por sus élites corruptas, muchas de las ciudades de Gran Bretaña estaban siendo inundadas por inmigrantes no blancos de Asia y el Caribe. El gobierno de Gran Bretaña, al igual que el gobierno de los Estados Unidos, estaba proporcionando viviendas subvencionadas para estos no blancos y dándoles preferencia en la contratación. Esta política hizo que aumentara la tasa de desempleo entre los jóvenes trabajadores británicos. Los no blancos también solían traer hábitos de delincuencia y una serie de otros problemas sociales y culturales que ya todos conocemos.

Al igual que en Estados Unidos, había un código de «corrección política» observado por los medios controlados y el gobierno. Bajo este código, los no blancos no podían hacer nada malo. Eran unos angelitos. Siempre que había un conflicto entre blancos y no blancos, se culpaba a los blancos. Los jóvenes blancos se sintieron abandonados por su gobierno. Con una alta tasa de desempleo, perspectivas de mejora muy limitadas y la desintegración y destrucción de sus comunidades ancestrales, no veían futuro para ellos. Juntarse y adoptar una forma característica de vestir y arreglarse fue su manera de afirmarse y encontrar una identidad. Eran jóvenes, blancos, de clase trabajadora y alienados. Eran los «skins» originales.

La cultura skinhead se extendió a los Estados Unidos, porque aquí existe la misma decadencia social y racial y el mismo abandono de los jóvenes blancos de clase trabajadora por parte del gobierno y otras instituciones. En nuestras grandes ciudades, con sus grandes concentraciones de no blancos, muchos jóvenes blancos recurrían al movimiento de cabezas rapadas por una sensación de seguridad. Siendo miembro de estos grupos, no se sienten tan solos e indefensos. Aparte de su deseo de unirse y encontrar un sentido de identidad y, a veces, seguridad, los skinheads no tienen tanto en común como los medios controlados quieren hacernos creer. Algunos grupos de cabezas rapadas pasan mucho tiempo bebiendo y peleando sin sentido. Otros creen en una vida limpia y atacan solo cuando son atacados. Algunos skinheads consumen drogas, pero la mayoría no. Y aunque muchos skinheads en los Estados Unidos no tienen conciencia racial, ni sentido de identidad o lealtad racial, otros sí. Algunos de estos se refieren a sí mismos como skinheads del «white power». Algo parecido ocurría en aquél Madrid de los 90, cuando la ciudad fue iniciándose en su camino de ser el actual estercolero lleno de delincuentes extranjeros de países tercermunistas…o, en palabras de Trump, «shithole countries».

Una actitud común a la mayoría de los skinheads es una fuerte aversión contra el «sistema» y la policía. En parte, esto es consecuencia de la reacción policial ante la anarquía de muchos skinheads. La policía no se inclina a hacer distinciones entre los cabezas rapadas de vida limpia y los que se meten en peleas de borrachos. Cuando la policía ve tatuajes, cabello corto y botas Doc Marten, ve problemas y, por lo tanto, tiende a adoptar una actitud muy hostil y agresiva hacia cualquier cabeza rapada que conoce. Los skinheads que intentan no meterse en problemas resienten esta presunción de culpabilidad. Les molesta que la policía viole sus derechos, solo porque algunos skinheads son infractores de la ley, teniendo en cuenta que la policía no se atreve cuando se trata de un sospechoso no blanco.

Más allá de esta reacción a los prejuicios de la policía contra ellos, existe la actitud más fundamental entre los cabezas rapadas de que han sido abandonados por el resto de la sociedad blanca, por lo que no son tan dados a dar respeto ciego y obediencia a las instituciones de esta sociedad. Los skinheads que viven en las ciudades de Estados Unidos plagadas de minorías saben en qué se han convertido los colegios públicos. También saben que la sociedad en general insiste en fingir que todo sigue bien. Por supuesto, los medios controlados hablan de cómo han caído los estándares en las academias y de cuán grandes se han vuelto los problemas de drogas y violencia, pero no se menciona en absoluto la causa de estos problemas, que es el hecho de que una mayoría de jóvenes hoy en día no son blancos y, en el caso de serlo, vienen en muchos casos de familias monoparentales o anticristianas directamente. Nadie menciona el problema racial porque tiene miedo de ser atacado por los medios controlados como racista. Hoy en día, ya lo sabéis, ser acusado de «racista» es peor que ser pedófilo declarado.

Los padres blancos ricos solucionan el problema enviando a sus hijos e hijas a academias privadas exclusivas, como la mía, por ejemplo. Aunque nuestra academia tiene negros, NO permitimos las faltas de respeto ni la corrección política. Los padres de clase media evitan el problema mudándose a los «suburbs», para que sus hijos puedan ir a colegios algo más seguros, es decir, más blancos. Los niños blancos de clase trabajadora tienen que valerse por sí mismos. Nadie más los defenderá. Ven la hipocresía y la cobardía de parte de sus mayores, y eso no tiende a aumentar su respeto por la autoridad, saben que las autoridades siempre los culpan a ellos y no a los negros cuando hay un choque entre blancos y negros.

Los policías, por otro lado, tienden a respetar la autoridad. Las personas que eligen trabajar en la policía tienden a tener una personalidad más autoritaria que la persona normal. Instintivamente se resienten de las personas que no siguen las normas. No les gustan los inconformistas. No les gustan las personas con un estilo de vida muy diferente. Y probablemente así es como debería ser, dentro de los límites. La policía, después de todo, tiene el trabajo de proteger a la sociedad. Al menos, ese era su propósito hasta que fueron corrompidas por nuestros enemigos.

El problema es que muchas de las autoridades en los países occidentales se han corrompido. Algunas de esas autoridades se han convertido en una amenaza mucho mayor para nuestra sociedad que los delincuentes de los que se contrata a la policía para protegernos. Os daré un ejemplo que pertenece directamente a los skinheads. Precisamente porque en los años 90, en ciudades como Madrid y algunas de EEUU, el tema se les «iba de las manos», el sistema los ha visto con miedo y asco desde el principio porque no lo podían controlar. Se suponía que los jóvenes blancos de la clase trabajadora NO debían luchar contra lo que les afectaba, se suponía que debieron callarse la boca y pretender que todo iba de puta madre. No se habían vuelto políticamente correctos, como tantos chavales de clase media que estudiaron en las universidades. El sistema primero intentó subvertir el movimiento. En el caso de EEUU, financiaron grupos como SHARP (skinheads against racial prejudice), y fomentaron el consumo de drogas entre los skins, la degenerada música rap y rock, y la mezolanza racial. Sin embargo, en los últimos 20 años, no ha parado de aumentar la concienciación de los blancos, porque ven que sus países se convierten en circos. Sólo basta con ver algún vídeo o foto de tu ciudad occidental hace 50 años o más atrás y es un mar de diferencia en modales, limpieza, cortesía y, por supuesto, se ven mares y mares de caras blancas. Nadie llevaba pantalones caídos mostrando ropa interior, ni se veían cerdas gordas tatuadas en los centros comerciales, ni se toleraba la delincuencia y los malos hábitos. La policía en aquellos tiempos te podía dar una paliza sin problema. Nos gustaba nuestras ciudades ordenadas, limpias y seguras. Estábamos en control de nuestros países y no los habían inundado de mierda de países subdesarrollados.

Eso sin contar la cantidad de ONGs corruptas, pero bien conectadas políticamente hablando, que a menudo dan charlas a la policía sobre «racismo», y como cuentan con mucho dinero público, les da una sensación de autoridad, aunque sea muy falsa y sus objetivos sean la desestabilización de nuestros países. Es una lástima, porque la policía, como los skinheads, está expuesta todos los días a la inmundicia y la degeneración que se está apoderando de toda nuestra sociedad. La mayoría de la gente de clase media es capaz de escapar gran parte de ello y, más que eso, la terrible realidad en la que se ha convertido nuestros países en este esfuerzo de las élites por multiculturalizarnos a todos. Saben que hay ciertas partes de la ciudad a las que no deben ir después de caer la noche, otras zonas donde si sus coches se averían, incluso durante el día, estarán en grave peligro. Aprenden las reglas para la supervivencia. Se mudan a zonas residenciales o, a veces, rurales. Y rezan para que la ciudad no los siga allí. Rezan para que las pandillas y los tiroteos no lleguen a su barrio. Rezan para que sus hijos no se enganchen a las drogas. Rezan para que sus hijas no queden embarazadas. E ignoran la suciedad. Pretenden que no existe. No quieren ser considerados racistas. ¡Dios libre!

Pero la policía sabe que las cosas no están bien. Tienen que lidiar con la suciedad todos los días. No pueden pretender que no existe. Saben que sólo puede evadirse temporalmente. Ellos saben que sigue creciendo el problema y que eventualmente infectará hasta las zonas más privilegiadas. No hay donde esconderse, realmente. Saben que hay que combatirlo y destruirlo, o nos destruirá a todos. Pero, para mantener sus puestos de trabajo, se callan como cobardes.

Este prejuicio policial es bastante malo, pero se ve agravado en demasiados casos por la corrupción policial, por policías que se comportan de manera hostil y agresiva hacia los que defendemos lo nuestro y nuestras libertades, incluso hasta el punto de violar la ley ellos mismos, porque saben que hemos caído en desgracia con la estructura del poder político y los medios de comunicación controlados, y estos policías quieren congraciarse con sus superiores. Estoy al tanto de casos en los que la policía detiene a jóvenes blancos patriotas, luego los meten en celdas grandes con varios delincuentes negros e incitan a los negros para atacarlos y sodomizarlos. Tal vez la policía crea que recibirá algún tipo de premio de multiculturalismo por un comportamiento tan atroz. Por eso, a pesar de que no apoyo el movimiento skins porque tienen una estética contraria a los valores bíblicos, patriotas ordenados y nacionales, considero que la policía es mucho más nuestra enemgia que ellos. Es difícil para muchos blancos interiorizar que la policía YA NO ES nuestra, sino del sistema. El blanco ha sido educado toda la vida en los valores de «respetar» a la policía, pero eso era cuando nuestros países eran muy diferentes. ¿Por qué voy a respetar yo a un funcionario corrupto del estado?

Así que tenemos un trabajo educativo que hacer con nuestros policías y con los skinheads. En última instancia, tenemos que deshacernos de los policías corruptos tanto como necesitamos deshacernos de los díscolos borrachos y tatuados. Sobre todo necesitamos deshacernos de aquellos que han corrompido a la policía y que también han diseñado, deliberadamente diseñado — las condiciones sociales que han robado a tantos de nuestros jóvenes la esperanza para el futuro y de orgullo por su identidad, llevándolos a adoptar un estilo de vida antisocial y autodestructivo.

Algunas personas me preguntan: ¿Por qué te molestas con los skinheads? ¿No es mejor tratar de llegar a los varones en ¿las universidades? Después de todo, son los chicos de las universidades quienes algún día estarán en la toma de decisiones. puestos en el establecimiento educativo, en los negocios, en el ejército, en la industria, e incluso en agencias gubernamentales. Esos son los realmente importantes.

Y, por supuesto, en parte tienen razón. Está claro que los jóvenes de origen obrero por supuesto están TOTALMENTE vetados de las universidades, y puestos de poder importantes. Sin embargo, de hecho, aparte del «sistema», nuestros peores enemigos son esos jóvenes blancos de las universidades. Cuando comparo al estudiante universitario promedio de hoy con el cabeza rapada promedio, me llama la atención dos cosas. Lo primero es que la mayoría de los universitarios blancos no han tenido el contacto cercano con la realidad racial que han tenido los skinheads y otros blancos de clase obrera. El estudiante universitario blanco medio no ha tenido que luchar físicamente para su supervivencia. Nunca ha sido amenazado con un cuchillo por un matón negro ni ha sido golpeado por una pandilla negra. Nunca le han lanzado gases lacrimógenos ni le han golpeado con una porra. Nunca ha estado en la cárcel. Su comprensión del problema racial es sólo teórica. Su comprensión de la corrupción de nuestro gobierno es sólo teórico. Necesitamos personas que entiendan desde lo personal, que entienden lo peligroso que es todo esto. Necesitamos personas que han aprendido a odiar el mal desde el fondo de sus entrañas y que están dispuestos a hacer lo que sea necesario para destruir el mal antes de que nos destruya a todos.

La segunda cosa que me preocupa son los relativamente pocos estudiantes en nuestras universidades que demuestren cualquier hombría real en sus personajes. Tenemos demasiados llorones y cobardes, demasiada timidez, mucha suavidad. ¿Has oído últimamente el tono de voz de no pocos jóvenes? Hasta una ardilla habla más contundente que ellos. Ciertamente, no todos los estudiantes universitarios blancos son cobardes, pero demasiados lo son, y ya puestos a hacer comparaciones, no salen muy bien parados si les comparo con jóvenes de la clase obrera y rural. Necesitamos hombres y mujeres que sean inteligentes, educados y disciplinados, pero también necesitamos hombres y mujeres duros, duros y valientes. Necesitamos lo mejor de la universidad, los mejores policías (es decir, los que sean patriotas) y necesitamos lo mejor de la clase obrera que no sea «lumpen». Necesitamos a las mejores personas de todos los sectores de la sociedad, unidos y luchando. juntos, si alguno de nosotros quiere tener un futuro. Yo he puesto mucho empeño en todo esto, y no vamos a poder sobrevivir sin un poco de más caña y más guerra contra este sistema ilegítimo. Policía Nacional de España, ¿me estais leyendo? Podéis meter vuestra denuncia por donde os quepa, porque no podéis hacer nada contra mí ni cuando surjan miles de jóvenes dispuestos a luchar por lo que se les ha robado ilegítimamente. Os preocupais más por la Fundación Nacional Francisco Franco, y no por etarras, terroristas y otros delincuentes reales que sí azotan a España. No merecéis respeto alguno como antes. Os habéis vendido al PPSOE.


Volver a la Portada de Logo Paperblog