Un día Yaoshan estaba sentado [haciendo zazen] sobre una pierda.
Shitou le preguntó qué hacía.
Yahoshan dijo que no estaba haciendo nada.
Shitou preguntó: “¿Sólo estás sentado ahí?”
Yaoshan respondió: “Estar sentado aquí haciendo nada es hacer algo”.
Shitou preguntó: “¿A qué te refieres exactamente al decir haciendo nada?”
Yaoshan dijo: “Si preguntas a todos los sabios, no te podrían decir”.
Entonces Shitou escribió un poema:
Una persona no sabe cómo funcionan las cosas,
solo se mueve en sincronía y con naturalidad.
Ni todos los sabios de la historia lo pueden explicar,
tampoco la gente común lo entiende.
—De los Registros de Yaoshan Weiyan. Traducido por Kyonin.
Yaoshan Weiyan (745-827 DC) fue un maestro Chan que vivió durante la dinastía Tang, China. Fue alumno de Shitou Xiqian y de Mazu Daoyi, ambos pilares del budismo Chan y Zen.
Esta pequeña historia se refiere a una de las enseñanzas más puras del Zen: el pensar-no-pensando. La mente humana produce pensamientos todo el tiempo; es su función. Pero somos nosotros los que nos aferramos a los pensamientos.
Pensar en no pensar es estar pensando… pero al mismo tiempo es la voluntad del practicante para entender que está pensando SIN aferrarse a las imágenes, al pasado o al futuro.
La práctica de zazen nos lleva irremediablemente a esto, a apreciar la vida. A pensar-no-pensando-pensando. Y contemplamos en silencio la mente, como si viéramos pasar de lejos al huracán.
Lo que queda es el ser puro, sentado sobre una piedra y contento con lo que hay.