Revista Opinión

La prensa necesaria

Publicado el 04 octubre 2020 por Jcromero

Toda sociedad democrática necesita, entre otras cosas, cierto equilibrio entre las distintas líneas editoriales de sus principales medios para evitar que la libertad de expresión quede reducida a simple aderezo cosmético.

Este equilibrio resulta indispensable porque la prensa cuando es plural, además de informar, agitar conciencias y exigir responsabilidades, se convierte en arma contra el autoritarismo, el adoctrinamiento o las concepciones monolíticas de la sociedad. Por el contrario, cuando destila un único sesgo ideológico se convierte en medio para el atolondramiento social. ¿Se puede afirmar que existe libertad de prensa cuando los periódicos, en digital o papel, la radio y televisión, de manera casi unánime, difunden o fomentan las esencias y resistencias del pensamiento reaccionario?

Recuerden cómo concertaron que la manifestación 8M en Madrid era la responsable de la propagación de la covid-19. Políticos, tertulianos, primeras páginas, columnas de opinión, televisiones, radios y digitales, todos los días y a cualquier hora repitiendo la misma necedad sin constancia científica ni argumentación razonable que lo avalara. Tampoco olviden la proliferación a esos nostálgicos para quienes cualquier tiempo pasado fue mejor, a los negacionistas sobre la capacidad humana de transformación y a quienes aceptan como inevitables las injusticias del sistema, el indecente contraste en la distribución de la riqueza o la desigualdad que tanto favorece las expectativas de opciones despóticas. ¿Casualidades o influencia de una prensa demasiado escorada en el mismo sentido?

En todo caso, ningún reaccionario más contumaz que aquel que vive aferrado a sus principios. Nada más necio que engañarse con las propias convicciones. No se trata de asumir la frase atribuida a Groucho Marx que alude a ese tipo de persona capaz de modificar sus principios según las circunstancias. Tampoco se trata de defender unas ideas y a los cinco minutos las contrarias. Pero si lo que distingue al ser humano es su racionalidad, sus principios, ideas y convicciones, lejos de considerarlas inalterables, debieran someterse constantemente a la revisión que impone la razón, los nuevos conocimientos y asumiendo que siempre existe un enfoque alternativo del que aprender.

La intransigencia y la sustitución del análisis por la fidelidad acérrima son manifestaciones propias del pensamiento reaccionario. La reticencia a cualquier tipo de cambio y al progreso, también. Si por progreso se entiende todo aquello que contribuye al logro de una sociedad más justa, libre y racional, por qué a la derecha le asusta tanto. Si el progreso pretende fortalecer a la sociedad frente al Estado y al ciudadano frente al poder, ¿dónde está el problema? Nada impide ser progresista desde la derecha.

El reaccionario, conservador o progresista, es quien se planta en una posición mental anclada en el pasado, en unas convicciones inamovibles, quien confunde valores y principios como verdades reveladas y sostiene una fidelidad absoluta a sus ideas, secta o partido político.

Para no dar nada por sentado, para pensar y revisar nuestras certezas, resulta necesario estar bien informados y para ello nada mejor que contar con medios y periodistas que, ante el alud de información, nos ayuden a contextualizar e interpretar. Sin una información fiable y sin nuestra la reflexión personal, seguiremos teniendo dificultades para conocer y la realidad en la que vivimos.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas