La ceremonia de entrega de los premios Oscar se celebra mañana y una gran parte de los argentinos estarán expectantes frente al televisor aguantando el “polémico” doblaje de TNT y haciendo fuerza por “Relatos Salvajes” como si se tratara de un partido de la selección.
Los Oscars siempre fueron y (por siempre) seguirán siendo los premios más marketineros de la industria del cine. Forma parte de su entidad los desplantes históricos a películas, directores y actores talentosos, o esos interminables discursos de agradecimiento de los ganadores que pueden ser considerados como un plomazo. Si bien no son el mejor parámetro para medir lo mejor que nos dejó el cine del último año, podemos verlos como lo que realmente son: un mero entretenimiento y material de especulaciones para apostar en un prode.
Así que para ir anticipando la máxima cita de Hollywood por excelencia compartimos varias curiosidades de los Oscars para contar en la sobremesa del domingo y quedar como un campeón.
- Ningún ganador del Oscar realmente puede decir que es dueño de su premio. Esto es así desde 1950 cuando la academia se aseguró de hacer firmar a los ganadores que si algún día se les pasa por la cabeza rematar su estatuilla por unos cuantos dólares, primero estarían obligados a vendérsela a la academia por una suma simbólica de $1 (un dólar).
Muy poco dinero si lo comparamos con los $861.542 en los que se subastó el Oscar de Orson Welles por el guion de “El ciudadano Kane”.
- Existen cerca de 6.000 votantes dentro del comité que decide a los ganadores. De esta manera solo los actores pueden votar en las categorías de actuación, los directores en la dirección, Etc. Mientras que todos juntos se reunen para elegir a la mejor película. Todo muy correcto hasta ahí, pero nunca está de más saber que el 94% de esos votantes son blancos y el 77% del total son hombres con un promedio de edad de 63 años.
Parece que de pluralismo y diversidad no se habla mucho en Hollywood.
- Una curiosidad sobre la forma de votación: Los resultados finales se envían por correo a fines de Enero y son recontados una semana antes de la ceremonia. Solo dos personas (teóricamente) pertenecientes a la empresa de mensajería de turno son las afortunadas de saber los resultados antes que los famosos sobres sean abiertos en vivo.
- La cena que se celebra antes de la ceremonia consiste en 1000 langostas, casi 20 kilos de caviar, 1200 botellas de Champagne, 1200 ostras y más de 4000 Oscars de chocolate con oro comestible, por lo menos como premio consuelo.
Podemos estar seguros que Leonardo Di caprio debe haberse comido varios de esos en los últimos años.
- Algún día se te va a dar Leo
- ¿Alguna vez se preguntaron qué sucede con el asiento vacío de los ganadores cuando van a recibir sus premios? O sino en un caso mucho más cotidiano como cuando el deber llama y tienen que hacer una visita al baño. Para esos momentos existen los llamados “ocupadores de sillas profesionales”, los cuales ganan un promedio de $125 sólo por sentarse en los asientos vacíos.
Nada mal para los que andan buscando un empleo sencillo y lleno de glamour. Y si justo toca sentarse al lado de Scarlett Johansson, mejor.
- La primera entrega de los Oscars sucedió en 1929. Duró solamente 15 minutos y por cuestiones de poca difusión no fue cubierta por la prensa especializada, pasando casi desapercibida en los medios de comunicación de la época. Algo sorprendente si lo comparamos con los casi 45 millones de personas que por televisión o Internet pudieron seguir en vivo la ceremonia del año pasado.
- Hasta ahora no existe una versión oficial sobre el origen del nombre “Oscar” para los premios de la academia. Una de las teorías que se manejan es la posibilidad de que hayan sido nombrados a partir de Harmon Oscar Nelson, músico y primer marido de la actriz Bette Davis. Otros afirman que es por el rey escandinavo Oscar II. Aunque la versión más aceptada es la que sostiene que los Oscars llevan su nombre en honor al tío de una secretaria del por entonces presidente de la academia M.C. Levee, que comentó casi en broma que la estatuilla se parecía a su tío Oscar. Por lo que parece el nombre gustó bastante y este apodo fue recién adoptado de forma oficial en 1939.
Ahora sólo queda esperar para ver los resultados y comprobar si se cumplen algunas predicciones. ¿Será “Relatos Salvajes” la tercera película argentina en ganar un Oscar? ¿Podrá “Birdman” romper el mito “ganadora del BAFTA/ganadora del Oscar” quitándole el premio de mejor película a “Boyhood”? ¿Seguirá siendo Neil Patrick Harris el mejor intérprete de musicales de la historia?
Sólo el domingo lo sabremos.
Por Nicolás Feldmann
2015-02-21 Nicolás Feldmann