Francesca Caccini nació el 18 de septiembre de 1587 en Florencia. Su padre, Giulio Caccini, era cantante y compositor reconocido en la corte florentina de los Médici. Su madre, Lucía Gagnolanti también se dedicaba al canto. Francesca recibió una amplia educación humanista así como una extensa formación musical de manos de su propio padre. Fue en la boda de Enrique IV donde actuó por primera vez en público, encandilando de tal modo a la nueva pareja real que pidió a su padre que permanecieran en la corte francesa, a lo que se negaron las autoridades florentinas quienes reclamaron la vuelta de la familia Caccini junto a los Médici.
La intérprete de laúd | Orazio Gentileschi
Presumiblemente un retrato de Francesca Caccini
En febrero de 1625 estrenaba La liberazione di Ruggiero, considerada como la primera ópera compuesta por una mujer, y la única de las cinco que compuso Francesca que sobrevivió. La obra, compuesta en ocasión de la visita del príncipe Ladislao Segismundo a Italia, tuvo tanto éxito que se convertiría también en la primera ópera italiana en interpretarse fuera de las fronteras italianas, concretamente en Varsovia, en 1628.
En diciembre de 1626 fallecía su esposo y pocos meses después volvía a casarse con un noble originario de Luca, Tommaso Raffaelli, con quien tuvo un hijo. Tommaso fallecería cuatro años después, dejando a la joven viuda en una situación bastante acomodada. De vuelta a Florencia con sus dos hijos, hacia 1634, Francesca Caccini donde volvió a trabajar al servicio de los Médici. Cuando en mayo de 1641 dejaba la corte, la pista de Francesca desaparecería para siempre.