Quizá uno de los hándicaps de la educación digital sea carecer de un plan estratégico de implantación con carácter global. Pero desde hace algunos años se han ido ensayando en las aulas de distintas partes del mundo, iniciativas educativas en línea con el objetivo común de monitorizar el comportamiento de los alumnos frente a las materias y potenciar su nivel de aprendizaje con contenidos adaptados a cada usuario.
Los Massive Online Open Courses es un modelo de enseñanza que se popularizó hace siete años con el primer curso masivo en línea "Conectivismo y Conocimiento Conectivo", que fue impartido por los educadores canadienses, Stephen Downes y George Siemens. Desde entonces, los MOOCs se han convertido en una fuente inagotable de datos para evaluar cómo aprenden los alumnos hoy en día. Además, la información reportada ayuda a los educadores a mejorar la estructura de los contenidos y desarrollar futuros modelos de enseñanza mucho más eficaces bajo la fórmula de la tutorización en línea, el coaching educativo y los procesos de evaluación continua.
Desde que la Universidad de Harvard y la empresa sin ánimo de lucro MIT EDx puso en marcha el primer MOOC, entre otoño del 2012 hasta el pasado verano 2014 más de un millón de personas han participado en los 68 cursos abiertos en línea ofertados por por el EDx.
El interés por las ventajas de la educación en línea llevó también al experto en datos y antiguo director de personalización de Google, Max Ventilla, a crear un nuevo concepto de aula experimental para comprobar in situ en qué medida el uso de la tecnología puede ayudar a los profesores a incrementar el nivel de aprendizaje de sus alumnos. De esta apuesta por el aprendizaje de datos en línea surgió la AltSchool, con un total de 4 centros repartidos por la ciudad de San Francisco.
En el caso de ASU, la compañía Knewton imparte matemáticas a los alumnos combinando las ventajas de las nuevas tecnologías y la educación en línea, con la asistencia física al aula. Al igual que en el ejemplo anterior, se monitoriza la actividad de los alumnos para extraer información relevante sobre cómo aprenden y asimilan los conceptos. Esta iniciativa goza de gran éxito y asegura que la tasa de aprobados de esta asignatura tan denostada por los estudiantes se incrementó en un 75%.
Udacity, por el contrario, se estructura en torno a la retroalimentación individualizada de los alumnos, enfocando su campo de acción al mundo de la programación y el desarrollo de aplicaciones para Android. Desde que iniciara su andadura se han presentado un total de 2.000 proyectos.
En definitiva, la idea básica del aprendizaje de datos en línea es capturar toda la información generada por los alumnos desde el mismo momento que llegan al aula, registrando la asistencia hasta el nivel de concentración y rendimiento de la jornada escolar, para luego realizar un seguimiento individualizado del progreso académico de cada alumno.
Los estudiantes trabajan de forma individualizada en sus tareas diarias programadas previamente por los docentes, a partir de listas de reproducción de actividades diseñadas a medida en función de las metas personales y capacidades de cada uno de los alumnos. La monitorización de los datos generados por los alumnos son registrados por el sistema para que los profesores puedan revisar y evaluar las actividades, tiempo de ejecución y el progreso individual de cada alumno.
Datos como el proceso lógico seguido por el alumno para la resolución del problema, el tiempo de ejecución, nivel de concentración, la capacidad de respuesta, entre otros, pueden ayudar a los profesores a diseñar actividades que ayuden a mejorar el nivel de aprendizaje de los alumnos de una forma mucho más efectiva, como complemento de los métodos convencionales de la escuela tradicional.
Imágenes | vía pixabay
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