En 1909, Carl Laemmle, un inmigrante judío de origen alemán, funda en el número 11 de la calle 53 de Nueva York, la Independent Moving Pictures (IMP). Esta productora era una más de las muchas que, con la etiqueta "independent", surgían para tratar de evitar las exigencias de la MPPC o, lo que es lo mismo, la Motion Picture Patents Company, es decir, el trust que el mismísimo Thomas Alva Edison había creado en 1908 (tras duras negociaciones precedidas de interminables litigios por violación de patentes), agrupando a compañías como Vitagraph, Kalem o American Pathé, entre otras, y cuya base de operaciones estaba afincada en New Jersey. Hasta entonces, el naciente show business estaba polarizado entorno a dos compañías: The Edison Manufacturing Company, que empleaba las cámaras inventadas por Edison, y la Biograph, que supuestamente (la suposición responde a las sospechas de Thomas Alva) utilizaba otro diseño de cámara. Sin embargo, y por una serie de motivos que no vienen al caso, la Biograph acabó por adherirse al trust Edison.
Edison Laemmle
El 2 de enero de 1886 nacía en Ontario, Canadá, Florence Annie Brigwood. Hija de una actriz de bodevil, a la muerte de su padre, cuando ella tenía 12 años, se muda junto a madre y hermanos a Nueva York. Atraída por la nueva industria cinematográfica, en 1906 protagoniza su primera película para la Vitagraph. Aunque también trabajó para la Edison Manufacturing Company, será en la compañía capitaneada por D.W. Griffith, la Biograph, donde se haría enormemente popular. Entre 1908 y 1909 protagoniza hasta cien short films bajo las órdenes del director de Intolerancia (1916), convirtiéndose en The Biograph Girl.
A su llegada a la Biograph, la joven Florence conoce a Harry Solter, un actor con aspiraciones a director con el que se casa. El matrimonio, con el afán de ascender en la industria del cine, ofrece sus servicios como director y actriz a la Essaney, quien no sólo declina la oferta, sino que le comunica a Biograph las intenciones de su actriz principal. Consecuencia directa: ambos son despedidos. Probablemente, esta torpe maniobra ejecutada por la pareja respondiera a las aspiraciones de Solter, pero también es posible que tras ella se escondiera una cuestión de créditos. Por aquel entonces, los títulos de crédito no exisitían. Los actores y actrices que salían en pantalla, no sólo eran mudos, sino que también eran anónimos, no tenían un nombre y un apellido, a pesar de la popularidad que, como en este caso, pudiera alcanzar el intérprete en cuestión. La Biograph recibía semanalmente miles de cartas para conocer la identidad de aquella actriz que protagonizaba los cortos de D.W. Griffith y de la que sólo se sabía que era The Biograph Girl. Y así tenía que ser. Los directivos de los estudios no querían que los intérpretes fueran conocidos por temor (fundado, a la vista del devenir de Hollywood) a que la fama conllevara la exigencia de mejoras salariales.
Nuestro inmigrante judío, Carl Laemmle, no pierde la oportunidad de contratar a la Biograph Girl para convertirla en la IMP Girl. Pero, no iba a resultar así de sencillo: Florence exige un nombre y un apellido. Laemmle, bajo la promesa de una marquesina con su nombre, contrata a la actriz y comienza el rodaje de una short movie, evidentemente, dirigida por Harry Solter. Sin embargo, el jefe de la Independent Moving Pictures, siempre cauteloso en sus inversiones, quiere asegurar el éxito de la película. Por ello, hace correr el rumor de que la Biograph Girl ha muerto atropellada por un coche en una calle de Nueva York. Acaparada la atención mediática, anuncia en los periódicos que la actriz se encuentra en perfecto estado y en marzo de 1910 la presenta, junto al actor protagonista, al mundo. El lugar elegido: Saint Louis. La película: Love´s stratagem. La actriz: Florence Lawrence.
Las peores sospechas se confirmaron. El modelo implantado por Carl Laemmle se extendió por el resto de estudios y aunque Florence Lawrence conserva el honor de ser la primera actriz cuyo nombre apareció en pantalla, pronto se convirtió en una práctica bastante habitual. Con los créditos llego la fama, el poder de las stars y las exigencias de aumentos salariales.
Nuestro matrimonio, tras dos años dirigiendo y protagonizando películas, llega a un acuerdo con Laemmle y funda, en 1912, su propia productora, la Victor Film Company, que cuenta con estudio propio. (Curiosamente, para reemplazar su puesto en la IMP, Florence Lawrence recomienda a una compatriota amiga suya: Mary Pickford). Las disputas matrimoniales y las idas y venidas son constantes. Sorpresivamente, tras una reconciliación de la pareja, Florence anuncia la retirada. Sin embargo, por cuestiones económicas, se verá obligada a trabajar para su compañía.
Mientras tanto, Carl Laemmle continuaba manejando su emporio. El 30 de abril de 1912, tras la fusión de varias compañías, nace The Universal Film and Manufacturing Company, de la que Laemmle es designado presidente en julio. Escapando de las garras de Edison, levanta, en unos terrenos cercanos a la pequeña población de Los Ángeles, la Universal City, santo y seña de lo que más tarde sería la Universal Pictures. Carl Laemmle, sin ser muy consciente de ello, había puesto la primera piedra del star system al concederle a Florence Lawrence un nombre. Ahora, quizás con la misma inconsciencia, ponía la segunda: las visitas guiadas a los estudios. Hollywood estaba naciendo.
La Victor Film Company, finalmente, es absorvida por la Universal. El matrimonio entre Florence y Harry no atraviesa su mejor momento. La gota que colma el vaso es un terrible accidente que sufre la actriz durante el rodaje de una película para la Universal. Además de una fuerte caída, Florence sufre importantes quemaduras en un incendio, lo que la conducen a un estado de shock del que culpa al marido.Este suceso obliga a la intérprete a permanecer retirada del cine durante varios años. Además, es el origen de un conflicto con la Universal ya que el estudio se niega a pagarle los gastos médicos. Florence Lawrence se siente traicionda. La reaparición de la actriz, con tan solo 29 años, pasa totalmente desapercibida. Quizás, el público no olvidara aquella cara pero, irónicamente, había olvidado aquel nombre.
Florence decide mudarse a Hollywood para intentar recuperar su carrera. Sin embargo, no obtiene el éxito esperado, sólo consigue pequeños papeles sin importancia. En 1929 fallece su madre, para quien encarga un carísimo busto que colocar en la tumba. Tiene cuarenta y tres años y está al borde de la ruina.
La muerte de su madre, el crack del 29, la Gran Depresión y la escasez de trabajo, colocan a Florence Lawrence en una situación económica límite. A todo ello, se suma un delicado estado de salud: no sólo sigue padeciendo las secuelas del accidente sino que además sufre una extraña enfermedad en la médula que le produce fuertes dolores crónicos. Gracias a la MGM, que ha comenzado a dar pequeños papeles a viejas actrices por 75 dólares a la semana, va sobreviviendo.
Dos días después de la Navidad de 1938, la encuentran insconsciente en su apartamento de Hollywood. Aunque llega al hospital con vida, a las pocas horas fallece. Había ingerido insecticida para hormigas.
La joven anónima convertida en Biograph Girl, la primera actriz que pudo leer su nombre en la pantalla, la hija que gastó sus ahorros tratando de inmortalizar a una madre, es enterrada, irónicamente, en una tumba sin nombre, no muy lejos de la de la madre, en el cementerio de Hollywood Forever. Ni Griffith, ni Laemmle, ni Universal, ni MGM. Nadie tuvo el detalle de poner el título de crédito a una tumba.
En 1991, el actor Roddy McDowall, a través de la National Film Preservation Board, rescató del olvido a Florence Lawrence y le devolvió su nombre.