Revista Coaching

La productividad es decisiva para tu proyecto freelance

Por Jeroensangers @JeroenSangers

Eres el dueño de tu tiempo, tu propio jefe. Eso resulta impagable. Lo sé. Pero no es menos cierto que eso no te otorga automáticamente el don de saber aprovecharlo y exprimirlo al máximo.

Tener un estilo de vida más libre, sin horarios fijados por otros y con una autogestión tan apasionante como compleja hace aún más difícil la batalla contra el reloj. Simplemente, porque eres tú y sólo tú el que estás en la obligación de organizarte. Sin más prioridades que las que tú marques. Sin más tareas que las que tú te impongas.

Cuentas con una magnífica oportunidad para tomar decisiones y sentir que tú tienes el timón. Que, al fin, eres el que marcas el ritmo y los objetivos. Pero para hacerlo, has de tomar decisiones, organizar los minutos y las horas, entender que la productividad es mucho más que el concepto manoseado por unos y otros.

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El tiempo, tu mayor tesoro

No es ninguna tontería. El tiempo es uno de nuestros mayores activos. En muchas ocasiones, se convierte hasta en nuestro producto, nuestro argumento de venta, lo que acabamos ofreciendo a nuestros clientes como profesionales freelance o como empresa. De su cuidado y su buena gestión dependerá una parte fundamental del éxito de nuestro trabajo.

Tu objetivo debe ser exprimir mucho más las horas que estás activo. Que el tiempo que estés enfrascado en tu proyecto sea aprovechado al máximo y rentabilizado. Repetir por sistema jornadas interminables y semanas sin apenas descanso no te hará más productivo. Sólo allanará el camino para un agotamiento total. Sé perfectamente de lo que hablo.

Por eso, podemos repasar juntos algunos aspectos que debemos cuidar. Hablo en plural porque, como comprenderás, yo sigo trabajando día a día para conseguirlo. Ya te dije al comienzo que el camino se hace al andar y que seguimos dando pasos.

El horario no es el demonio

Sí, eres freelance o trabajas de manera independiente. Disfrutas de tu flexibilidad e, incluso, la llevas por bandera en tu día a día. Pero necesitas un horario. Marcado y diseñado por ti, pero debe estar presente. Tienes muchas horas disponibles, pero si no se establecen límites, será difícil diferenciar cuándo se está trabajando y cuando descansando.

Moldea esa horario de acuerdo a tu forma de trabajar. Yo soy un ‘animal de día’. Prefiero levantarme muy temprano (sobre 6:30 de la mañana) para dar más prioridad a la mañana, donde mi mente y mi cuerpo están mucho más frescos. Mi ‘inspiración’ no me llega cuando cae el sol, como le ocurre a muchos artistas, sino más bien cuando aparece.

En esa ‘hoja de ruta’ del día, establece descansos y momentos de desconexión. En mi caso, éstos últimos llegan a través del deporte. Antes salía a correr muy temprano, pero después de comprobar que la tarde se me hacía muy larga por el cansancio físico, lo he cambiado por un poco de natación justo antes de la comida.

Eres móvil, pero mejor un lugar de trabajo fijo

No importa que sea una oficina propia, un lugar reservado en un espacio de coworking o tu despacho en el casa familiar. Deberías plantearte un sitio donde lleves a cabo la mayor parte de tu trabajo, aunque una conexión a internet y un portátil te permita enviar tu crónica de la manifestación desde un rincón de la plaza donde ésta concluyó o terminar tu jornada de trabajo en un parque o en el silencio de una biblioteca.

Y si tu elección, amigo mío, es el despacho en tu casa, llega la gestión del teletrabajo. Es por lo que yo opté, después de haber descartado el espacio de coworking, por ahora. Y te aseguro que existen casi infinitas distracciones y riesgos evidentes de aislarte si no lo impides.

La disciplina es tu amiga

Como habrás podido comprobar hasta ahora, la disciplina empieza a ser tu amiga. Ya no es esa palabra con tantas connotaciones negativas, repetida hasta la saciedad especialmente en tu infancia, sino que es la que te salvará de echar por tierra tu oportunidad para aprovechar tantas horas para tu jornada..

Es la que te dice que tiene poco sentido pasar media tarde delante de las redes sociales sin haber terminado el reportaje que tenías pendiente. O la ‘vocecilla’ que te recuerda que debes apretar el acelerador si no quieres retrasarte en la entrega de un trabajo encargado por un cliente.

Tareas-Check

Las tareas, siempre ordenadas

Y para que todos esos trabajos no sólo estén en tu cabeza, a riesgo de caer en el olvido, lo mejor es gestionar bien las tareas. No hablo de los eventos fijados en tu agenda (entrevistas, ruedas de prensa, encuentros…), sino del trabajo diario. La llamada que tienes que hacer, la documentación para el reportaje o el artículo, el repaso último al texto antes de darle a enviar…

Yo al comienzo funcionaba sólo con mi memoria y con anotaciones sueltas. Craso error. Para evitar el caos, lo mejor es gestionar las tareas de manera ordenada, planificando previamente la semana y estableciendo objetivos. He probado gestores de tareas y simples listas en aplicaciones en línea como Evernote. Me gustan los primeros, pero también la segunda es una buena opción. Todo para evitar olvidos fatales, acumulación de trabajos a última hora…

Es un pacto contigo mismo

Un horario establecido, un lugar de trabajo fijo, disciplina férrea y tareas bien definidas y plasmadas sobre el papel (físico o virtual)… Como verás, no hablamos de sistemas complejos de organización, sino más bien de un pacto contigo mismo. Es un pacto sencillo, sin firmas ni promesas inalcanzables, con el que te comprometes a ser mejor a diario, a cumplir con lo que te propongas, a superar la siguiente barrera para después ponerla un poco más alta. Y a hacerlotratando de que tu vida personal no sea la gran damnificada.

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