El autor junto a participantes en el II Congreso Internacional Sefardí durante un paseo por el poblado de Fermoselle, Zamora. Foto: Loly Armenteros.
Durante las conclusiones del II Congreso Internacional Sefardí, uno de los presentes pidió, por favor, informar con anticipación las fechas del encuentro en el 2015 porque no quería perdérselo, y esa misma tarde y noche recibí dos propuesta, una verbal y otra electrónica, de ponencias para la conferencia venidera. No habíamos terminado este y ya comenzábamos a recibir temas para el próximo congreso.
Cuando empecé este proyecto nunca imaginé que llegaría el momento en que crecería al punto de no poder gestionarlo, al menos para mantener la calidad y el rigor académico con que se ha realizado en los últimos dos años. A Zamora han venido varios de los mayores especialistas en el tema sefardí, tanto de Estados Unidos como de Israel, y en este congreso también de Portugal. Además de investigadores españoles y representantes de organizaciones trabajando por dar a conocer la cultura sefardí.
Sin embargo, lo más importante ha sido la acogida que este congreso ha tenido entre los zamoranos y zamoranas que siempre han sido la mayoría de los asistentes. Este año todos los índices de participación aumentaron: 28 ponentes (22 el año pasado), alrededor de 160 asistentes (de 120 en el 2013), 40 personas participaron de la cena de Shabbat (26 el año anterior). Varios de los asistentes extranjeros se quedaron asombrados tanto del concierto de Mara Aranda en el Teatro Principal como del entusiasmo del público. “Ni siquiera en Nueva York (donde existe una numerosa comunidad sefardí) puede verse algo así” – me comentó uno de los visitantes estadounidenses.
Durante las entrevistas el año pasado mantuve que el objetivo era poner a Zamora en el mapa de Sefarad. Tres años estudiando el tema me permitían aseverar lo que hoy es un hecho y a lo cual agrego que esta ciudad fue la última de las grandes aljamas ibéricas, cuna del movimiento educativo que se llevó a cabo en las juderías y aljamas castellanas del siglo XIV y que decretada la expulsión sería capital en la perpetuación de la memoria sefardí en la diáspora desde Portugal hasta las Américas y desde Safed hasta Amsterdam. Zamora fue el fin de una era y el principio de otra que llevaría la historia y la cultura sefardí a todos los confines del planeta.
Por todo lo anterior este es un congreso que merece continuar haciéndose en Zamora. Durante estos dos años se ha creado una comunidad nacional e internacional, interesada en el tema que está dispuesta a continuar asistiendo, pero también es cierto que el evento ha crecido más allá de las posibilidades reales para gestionarlo sólo desde Estados Unidos, como lo he venido haciendo hasta ahora.
En honor a la verdad hay que decir que el gobierno local, el Ayuntamiento y la Diputación, han apoyado este proyecto junto con patrocinadores tanto individuales como de empresas, pero en este punto se necesita más. Si la tendencia de crecimiento se mantiene, y tenemos razones para creer que así será, la sede actual no es suficiente para una nueva edición. Pensamos que este es un evento que corresponde a instituciones educativas y culturales como campus universitarios, museos y fundaciones. El Centro Isaac Campantón está abierto a la colaboración como lo ha hecho hasta ahora.
Por lo pronto, el año próximo no tendremos un congreso en sí, si no un Taller (o Curso) del tema sefardí en general y de Zamora en particular. La idea es invitar a un máximo de 6 expertos de diferentes áreas y trabajar con el público en la profundización del tema. Entre los aspectos que queremos abordar están los relacionados con las excavaciones arqueológicas en asentamientos judíos medievales en España, el papel de la música en los hogares sefardíes, en particular entre las mujeres. Asimismo, esperamos tener nuevas informaciones sobre la ley de doble nacionalidad y un análisis sobre la importancia de la Academia Rabínica de Zamora.
No quisiera concluir sin antes subrayar lo más importante que sucedió este año en el congreso: la señalización de la Ruta Sefardí. Todos los participantes nacionales e internacionales coinciden en aplaudir este importantísimo logro de la colaboración y el compromiso de las autoridades, en este caso de la alcaldesa Rosa Valdeón. Esta Ruta incluye a Zamora en el circuito de ciudades ibéricas que ya tiene lo judío sefardí como parte de sus recorridos históricos, el próximo paso es promoverla junto a las demás Rutas – Románica, Modernista, Romancero- y hacerla visible en sus folletos, carteles y propuestas de visitas. Nos toca ahora continuar estudiando y aprendiendo del legado sefardí en Zamora e integrarlo dentro de nuestra responsabilidad ciudadana como parte de la identidad zamorana que es.