Se escucha el pitido característico de una máquina de monitoreo de signos vitales. La cámara toma desde abajo a cuatro cirujanos que intentan salvar a un paciente. “Destornillador”, “pinzas” y finalmente “creo que lo salvamos”, susurran. Otra operación con final feliz, pero el paciente … es un celular.
La publicidad, ese símbolo del capitalismo, ha regresado a Cuba.
Tras décadas en la que los negocios privados eran perseguidos y con ellos, cualquier anuncio comercial, el actual impulso al pequeño empresariado en la isla ha estimulado el resurgimiento de la publicidad.
VIDEO: Peluquería cubana promociona sus servicios
Uno de los comerciales que aparecen dentro de los paquetes informativos que son distribuidos en Cuba, y contienen desde artículos noticiosos hasta series de televisión y películas. (Video: Cortesía)
http://cubanoti.com/wp-content/uploads/2015/08/2015-08-12_23-16-39.mp4En 1959, el gobierno de Fidel Castro intentó usar la publicidad para promover la industria y el mercado nacional, con eslogans como “Consumir productos cubanos es hacer patria” y “Conozca a Cuba primero y al extranjero después”. Pero con las nacionalizaciones de empresas y las confiscaciones de propiedades, la publicidad comenzó a languidecer y las grandes vallas de anuncios fueron sustituidas por mensajes propagandísticos. Aunque los pequeños negocios se mantuvieron hasta fines de los años 60, sus dueños no querían llamar la atención con promociones para no destacarse como “burgueses”.
De ser una fuente principal de trabajo –100,000 cubanos trabajaban en la publicidad en Cuba, según el periódico Revolución del 23 de septiembre de 1959–, quedó limitada a la promoción de marcas nacionales en publicaciones y medios que miraban hacia el extranjero.
VIDEO: Anuncio publicitario de un paladar habanero
Uno de los comerciales que aparecen dentro de los paquetes informativos que son distribuidos en Cuba, y contienen desde artículos noticiosos hasta series de televisión y películas. (Video: Cortesía)
http://cubanoti.com/wp-content/uploads/2015/08/2015-08-12_23-21-54.mp4Con el racionamiento del consumo implantado por el Estado, la publicidad dentro de la isla se hizo innecesaria.
Medio siglo después, y tras los cambios económicos introducidos por Raúl Castro para permitir un limitado número de negocios privados, tímidamente comenzaron a reaparecer en Cuba, carteles que promocionaban paladares y cafeterías y “sueltos” promocionales.
Ahora, “el paquete”, ese invento cubano de internet para los desconectados, ha permitido el resurgimiento de los videos comerciales.
VIDEO: Comercial cubano para arreglar teléfonos celulares
Uno de los comerciales que aparecen dentro de los paquetes informativos que son distribuidos en Cuba, y contienen desde artículos noticiosos hasta series de televisión y películas. (Video: Cortesía)
http://cubanoti.com/wp-content/uploads/2015/08/2015-08-12_23-25-16.mp4Desde talleres de reparación de teléfonos móviles, o “clínicas del celular” como las del anuncio del inicio, hasta peluquerías, paladares y casas en renta, se promocionan en videos cortos que luego son inteligentemente insertados en las películas y series que ofrece “el paquete”.
Los cubanos bautizaron así a los “paquetes” de información y entretenimiento que circulan de mano en mano a través de discos duros y memorias flash y que, en la práctica, funcionan como una internet offline, en un país donde solo el cinco por ciento está conectado a la internet real.
Lo que comenzó siendo un ejercicio de “consumo colaborativo” entre los pocos que tenían acceso a internet en Cuba (descargar información y compartirla), se convirtió en un modelo de negocios tan popular que las autoridades cubanas han intentado crear su propia versión, “la mochila”, por temor a “perder la guerra cultural”, escribe un periodista en el periódico local El Artemiseño.
“Lo que le gusta a la mayoría en Cuba está en El Paquete. Nadie se atrevería a negarlo. Pero esa no es una buena noticia. Si el gran público prefiere ver Caso Cerrado, videos de reguetón peores que los transmitidos por la televisión cubana, estamos perdiendo la guerra cultural… y hemos de recuperar terreno, con inteligencia, sin prohibir”, explica el periodista antes de anunciar el lanzamiento de “la mochila”, una versión con el visto bueno estatal que se puede “copiar” en los llamados “Joven Clubs de Computación”.
Pero “la mochila” no ha podido contra “el paquete”.
“Tenemos un amigo en la escuela, tan obsesionado con conseguir la última actualización que le pusimos así, “El Paquete”, comenta una adolescente cubana de visita en Miami.
¿QUÉ TRAE EL PAQUETE?
De todo: aplicaciones para teléfonos, noticias, juegos para computadoras, deportes, documentales, música, shows cristianos, series de televisión y películas, todo a lo que el público en otros países puede acceder a través de la internet y la televisión por cable.
Por un precio que oscila entre los 2 y 3 CUC a la semana –unos tres dólares e incluso menos fuera de la capital– el cliente puede recibir los últimos capítulos de Games of Thrones y Veep (HBO), The Mindy Project (Fox) y Vikingos (History Channel), de una lista que abarca 432 series.
En el paquete, se incluyen, además, muchos anuncios promocionales de nuevos servicios como el sistema “WebToMail”, que permite hacer búsquedas en internet enviando la pregunta a una dirección de correo. Alguien, con acceso a internet, “googleará” la pregunta y le enviará al cliente la respuesta. ¿El costo del “Google” a la cubana? Cinco CUC anuales.
Mientras el paquete constituye la red de distribución de la publicidad con más alcance dentro de Cuba, los nuevos negocios que se están abriendo son los principales clientes de las casas productoras de audiovisuales y las pequeñas agencias de promoción y publicidad que han surgido a partir de la demanda.
“Hay una serie de servicios que acompañan a la empresa privada, como los servicios de entrega a domicilio, por ejemplo. Ese es el efecto dominó de estas empresas que crean demanda de otros servicios como la publicidad y el transporte”, señala Tomás Bilbao, director ejecutivo del Cuba Study Group, una organización que ha estado apoyando al “cuentapropismo” o el pequeño negocio privado en la isla.
La diseñadora cubana Vanessa Pino tiene junto a su hermano, Ángel, uno de estas pequeñas empresas de promoción, ToDoDesign. Sus clientes son dueños de negocios que “se están dando cuenta de la importancia de tener un buen diseño, a la hora de tener una identidad de marca”, explica.
ToDoDesign se encarga de producir “sueltos”, elaborar la identidad de imagen de un negocio, personalizar artículos de promoción como pulóveres o souvenirs y subcontratar la producción de videos promocionales, si el cliente lo pide, continúa Pino.
La producción de un spot publicitario puede costar desde 50 CUC ($56), a partir de una maqueta ya disponible, hasta 500 CUC ($565), incluso más si participa un artista local, apunta la diseñadora.
En el paquete también se distribuyen versiones en PDF de revistas con publicidad comoVenus, que se promociona como “revista cubana de variedades femenina” y Vistar Magazine, una versión isleña de People con noticias culturales y de la “farándula”.
Una docena de veinteañeros periodistas y diseñadores producen Vistar desde hace año y medio. Durante meses, la revista fue totalmente independiente, y se publicaba bajo el radar, sin permisos oficiales. Ahora la respalda Edigraf, una casa editorial en República Dominicana, a través de la cula están solicitando acreditar la revista como una “publicación extranjera con corresponsalía en La Habana”, explica su director creativo, Robin Pedraja.
“Nosotros impulsamos esta ola de hacer publicidad…Vistar no es solo una revista, es unbrand (marca) y al mismo tiempo es el resultado de pensar diferente”, afirma.
“He estado en varios países, trabajando dentro de la industria y se cómo se mueve…Los anuncios le dan otro aspecto a la publicación, te refrescan la imagen y al mismo tiempo te informan. Vistar es nuestro granito de arena para lo nuevo que viene”, comenta Pedraja.
¿PUBLICIDAD DEL NUEVO CAPITALISMO CUBANO?
“Uno de los aspectos más notables de presenciar el renacimiento de los medios en los diversos países del Este al final del comunismo fue ser testigo de la aparición de la publicidad”, comenta el diseñador cubanoamericano Mario García, profesor adjunto de la Universidad de Columbia y diseñador de más de 700 periódicos en todo el mundo.
“Allí tenías gente que solo había visto propaganda en sus televisores, radios, periódicos y revistas. No se anunciaba nada, excepto las virtudes del comunismo. De repente, hay anuncios de supermercados (toda esa comida en la pantalla), anuncios de moda para la apertura de tiendas en todas partes, y promociones para todo, desde champú hasta los helados. Para aquellos que despertaban del aburrido entorno mediático que generalmente se asocia con los regímenes comunistas, esto era tan interesante, o incluso más, que los artículos e historias que aparecían en los periódicos y revistas”, destaca.
Sin embargo, el renacimiento de la publicidad en Cuba no ha sido del todo repentino, como explica el diseñador gráfico Arnulfo Espinosa, profesor adjunto de la Universidad de La Habana.
“La publicidad fue llevada al paredón a inicios del proceso revolucionario y lo que ha ocurrido desde entonces son apariciones esporádicas de su espectro. Primero en los 90 cuando se inundaron las avenidas de vallas, y hasta en la televisión durante las ligas de voleibol aparecían ciertas menciones promocionales. Luego un día el cazafantasmas las borró otra vez. Ahora lo que está ocurriendo es solo otra aparición, siempre en mensajes desarticulados”, comenta Espinosa.
El restablecimiento de materias como el marketing, las relaciones públicas y la comunicación en los programas de estudio universitarios en la década de los 90, aún a contrapelo de la realidad económica y política del país, fue preparando a muchos profesionales para este momento. Existe también un gran número de realizadores audiovisuales jóvenes que se han formado en Cuba en los últimos años en el Instituto Superior de Arte y la escuela de cine de San Antonio de los Baños.
En cuanto a los pagos y los contratos, la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales –con más de dos décadas de fundada– provee a diseñadores, comunicadores y publicistas de permisos para que puedan trabajar “por cuenta propia” para empresas mixtas y estatales y ahora también para los “cuentapropistas”.
No existe, sin embargo, una ley de prensa y publicidad, en Cuba. Tampoco una ley que reconozca a los realizadores audiovisuales, lo que continúa siendo un reclamo de los cineastas. Y muchos diseñadores se quejan del “mal gusto” y la ausencia de regulación en el campo de la comunicación en la isla.
“Creo que en Cuba hay profesionales capaces de hacer las tareas que la publicidad demanda, pero en todos los casos falta mucho oficio y sobre todo, mucha cultura de equipo y de administración del negocio, además de regulaciones jurídicas que amparen la aparición de verdaderos estudios de publicidad”, opina Espinosa.
El diseñador explica que fuera del sector estatal, un estudio de publicidad solo podría operar legalmente bajo la figura de la “cooperativa no agrícola”, pero eso requeriría la aprobación de una comisión especial creada para ejecutar los nuevos “lineamientos” económicos del Partido Comunista y a esa comisión, “supongo le de escozor la palabrita publicidad y a ese ritmo algo muerto no resurge”.
La mayoría de estas nuevas agencias de producción audiovisual y publicitarias actúan sin un estatus legal claro, pero hasta ahora, el gobierno no ha tomado acciones públicas para prohibir esta naciente publicidad. Los medios estatales, no obstante, permanecen bajo férreo control del Partido y todavía sin asomos de derivar hacia un modelo más comercial. Pero el hecho de que publicaciones como Vistar tenga ya un permiso para circular dentro del país (ISSN), ilustra cómo la iniciativa de los más jóvenes está cambiando el entorno comunicativo en Cuba.
Siga a Nora Gámez Torres en Twitter: @ngameztorres
¿Cuánto cuesta? Según clientes, los precios de la publicidad en algunas revistas comienzan por 150 CUC ($170) por un anuncio a media página. Una doble página puede costar 400 CUC ($450) y una contraportada hasta los 1,000 CUC ($1,130), mientras que los publirreportajes se cotizan desde los 300 CUC ($340).
Para tener idea : Un CUC es equivalente a los $1,13 y el salario medio de un trabajador estatal continúa siendo de 20 CUC, unos $23.
Fuente: El Nuevo Herald