Todas las teorías terminan teniendo fisuras, precisamente por ese se llaman teorías. El llamar al conocimiento estructurado teorías ha hecho de la física la ciencia más avanzada, pues ninguna teoría no solo no se da por acabada, sino que se intenta superar con otra mejor, con otra de mayor perspectiva.
La evolución de las especies está atascada porque no se la denomina Teoría de Darwin y como consecuencia se confunde con una verdad, que tan solo se puede ir afinando. Es una lástima que en nuestras escuelas no se diga que las ciencias experimentales no son exactas por la sencilla razón que tratan del cómo de las cosas y no del por qué profundo, esto no es un obstáculo, sino precisamente lo que las hace bellas e incluso poéticas, cada teoría es en el fondo una metáfora para explicar una realidad que siempre conserva un misterio existencial inenarrable, como le ocurre a cualquier metáfora poética. Basta ver los nombres de las teorías de la física moderna e incluso de las partículas para darse cuenta de que nos estamos moviendo entre metáforas, metáforas que cada vez explican mejor la realidad e incluso crecen en belleza.
Un agujero negro es una ruptura del espacio-tiempo, términos de esta profundidad y alcance no aparecen en las otras ciencias experimentales, debido a que no han considerado a su conocimiento estructurado teorías a superar, sino conquistas de una verdad inamobible, quedando así limitada su imaginación a moverse sobre las direcciones marcadas del pasado, dicho de otra manera: renuncian al estímulo de los saltos cuánticos, en los que se pueden plantear miradas que cuestionen las mismas bases del progreso científico hasta el momento.