La rebelión de los futbolistas

Una de las cosas que más cambió en el fútbol de hoy con relación al del pasado es el amor de los jugadores por la camiseta. A medida que los años pasan el poder dejó de estar del lado de los dirigentes para quedarse del lado de los que salen a la cancha. ¿Por qué? Porque los jugadores, cada vez más protegidos por las leyes laborales, deciden su futuro. En este mercado de pases hubo varios ejemplos y no hacen más que hacer lo que quieren. ¿Los contratos están para respetarse o sólo cuando conviene?

En la actualidad, quizás el caso más destacado sea el de Carlitos Tévez. El delantero del Manchester City dejó bien en claro que no quiere jugar más en el equipo ciudadano -no quiso entrar contra el Bayern Munich por la Champions- y el italiano Roberto Mancini lo borró de sus planes. Pero no es la primera vez que el ‘Apache’ se va mal de un club. El primer episodio fue en Boca cuando pidió que lo vendieran para irse al Corinthians. Luego de un exitoso paso por el Timao y un milagroso semestre en el West Ham, cayó en el Manchester United de Ferguson y tras ganar varios títulos se fue por la puerta de atrás -y despotricando contra el Sir escocés-.

Si de clubes que sufrieron estos ‘empaques’ de los jugadores hablamos sin dudas Banfield lidera por varios cuerpos el ranking. Los del Sur tienen una novela de verano año tras año y mercado tras mercado. El primero fue Santiago Silva, quien luego de pedir una notable mejora de contrato luego de ser la figura del campeón del Apertura 2009, empezó a coquetear con otros clubes para terminar en Vélez. Otro caso insólito fue el de Roberto Battión, quien a mitad del 2010 dejó a los dirigentes de Banfield con la lapicera en la mano y se fue a firmar a Independiente luego de haber prometido extender su contrato con los del Sur. Erviti yéndose a Boca -teniendo el contrato que había pedido tres meses atrás- y este año Víctor López pidiendo ser transferido a Newell’s no hacen más que confirmar que los jugadores que le dieron la única estrella al Taladro no se fueron de la mejor manera…

También hay casos en los que los que triunfan son los clubes. Luego de descender con Huracán en el Clausura 2011, Javier Campora pidió encarecidamente partir de Parque Patricios. Muchos clubes atendieron su pedido y quisieron contar con sus servicios pero finalmente, y tras varias amenazas de demandas de ambas partes, el Cachorro volvió al Globo y es una de las figuras en la B Nacional. Otro que quiso irse pero no logró su cometido fue el volante de San Martín de San Juan, Mauro Bogado. El ex Argentinos llamó al presidente Jorge Miadosqui para expresarle sus deseos de irse a San Lorenzo, pero el mandamás fue terminante: “Nosotros decidimos que Bogado se va a quedar en San Martín. Los jugadores hicieron contrato por un año y tienen que respetarlo. Él habló hoy con nosotros y nos dijo que tenía intención de ir a San Lorenzo, pero nosotros le dijimos que San Martín lo necesita. No podemos darle un jugador a nuestro competidor”.

En este mercado de pases hubo un gran protagonista: Teofilo Gutiérrez. El colombiano que desembarcó hace una temporada en Avellaneda dejó atrás el fanatismo que mostró en el comienzo por la Academia (su papá pintó su casa de celeste y blanco…) y se fue a su país diciendo que no iba a volver a Racing porque su ‘ciclo estaba cumplido’ y que le gustaría jugar en River (club del que se declaró hincha) o en Boca. Pero no sólo cambiaron los jugadores, sino que los hinchas no son los de antes, porque los académicos sólo le ‘hicieron la cruz’ un par de entrenamientos y luego el idilio por el nacido en Barranquilla resurgió -sobre todo tras el partido ante Independiente en Mar del Plata-. No importó que despreció a Racing y ‘cerró su ciclo’ estando en su país mientras sus compañeros empezaban la pretemporada. Todo pasa, cambia y lo que antes -la palabra- era sagrado, hoy más que nunca se la lleva el viento.