El Valle de Pineta, ‘El viaje de Pau’ y ‘Con la vida a cuestas’, tres de los temas estrella de ‘la recacha’.
Hace un par de días WordPress me felicitaba por el tercer aniversario de ‘la recacha’. Tres años asomado al mundo virtual y con las puertas abiertas son una cantidad de tiempo respetable. Me parece muy normal que mucha gente que inaugura su bitácora con toda la ilusión del mundo, la acabe abandonando después de un año o dos, porque (quienes sois blogueros lo sabéis) no es fácil mantener la constancia y encontrar temas interesantes sobre los que escribir, sobre todo cuando ya has publicado, como es mi caso, quinientos posts.
Quizás yo juego con la ventaja de que escribo sobre lo que me apetece. Éste no es un blog temático, sino (descaradamente) personal. Es verdad que la literatura, el mundo editorial y, concretamente, mis proyectos creativos, podría decirse que conforman la columna vertebral, pero me puedo pasar semanas sin mencionar mis libros, para opinar sobre política, temas sociales o lo que sea que en ese momento ocupe mis pensamientos.
No podría mantener un blog temático. Hay muchos que son extraordinarios. Es de admirar esa gente capaz de escribir regularmente sobre el tema que sea sin resultar repetitiva, aportando opiniones y conocimiento interesantes. Pero yo no podría escribir sólo sobre literatura, por ejemplo. Hacerlo únicamente sobre mis libros sería tan absurdo… Eso no quita que el propósito fundamental de ‘la recacha’ continúe siendo otorgar visibilidad a quien escribe en ella. Muy limitada, desde luego. Si empecé siendo un pilotito apenas visible a un par de metros de distancia, ahora quizás haya logrado que la luz alcance para alumbrar una habitación a oscuras.
Si el objetivo de alguien desconocido que abre un blog es conseguir notoriedad y miles de visitas, desde luego, que se guarde mucho de opinar abiertamente sobre determinados temas. Política, por ejemplo. Y menos si espera que el blog le sirva para abrirse puertas laborales. Yo ya lo tenía claro al empezar. Lo de escribir sin caretas y sin miedos fue una decisión premeditada. Tenía muy claro que en mi casa iba a mostrarme transparente. Sentía la necesidad de expresarme libremente, aunque ello fuera, a priori, incompatible con la pretensión de persuadir a miles de futuros lectores de mis novelas.
Gracias a ‘la recacha’ puede que no haya cautivado (aún) a miles de lectores (aunque no está nada mal saber que mis libros los han leído varios centenares), pero sí que he conocido a un montón de gente estupenda, que comparte mis inquietudes, mis intereses, mis valores, mi sueño literario, y que me anima a seguir adelante en esta aventura.
La verdad es que cada vez se me hace más complicado dedicar el tiempo que se merece a todos esos amigos que también escriben en sus blogs, que tienen tantas cosas interesantes que contar, y me sabe mal, de verdad. Hay demasiadas “casas” amigas y admiradas que apenas frecuento ya y otras por las que paso muy de vez en cuando. Y no es por falta de ganas, os lo prometo. La cuestión es que cuando empecé, mi carrera literaria se limitaba a una primera novela que estaba en busca de editorial. Tres años después, tengo dos novelas publicadas, estoy escribiendo una tercera, he escrito otras dos novelas cortas con la idea de que sea cada una de ellas el primer volumen de sus respectivas series, he copublicado un libro sobre escritura, y por mi cabeza pululan varios proyectos más en espera de encontrar el momento de materializarlos. Resulta complicado compatibilizar todo eso con ‘la recacha’ y su newsletter; ‘Un paseo por la vida’, el blog de los personajes de Con la vida a cuestas; mi trabajo remunerado; las responsabilidades familiares; los “fregaos” varios en que me meto (léase activismo social)…, y sacar tiempo para leer otros blogs.
Pero, vamos, que no os estoy contando nada que no conozcáis en primera persona. Todos tenemos nuestras responsabilidades, y lo de dejar más o menos huella en las redes sociales es una cuestión voluntaria. Jamás se me ocurrirá reprochar a nadie que se ausente de esta casa; sólo tengo agradecimiento para quienes la han visitado alguna vez.
En fin, que sólo quería celebrar estos tres años que me han cambiado la vida y adelantaros que tengo la intención de estar por aquí muchos más, contándoos mis pasos literarios y escribiendo libremente, desde la convicción y la honestidad.
Un abrazo, familia.