Maria Karolina Zofia Felicja Leszczyńska nació el 23 de junio de 1703 en Trzebnica, Polonia. Maria fue la segunda de las dos niñas de Estanislao I Leszczyński, rey de Polonia durante cuatro años (de 1704 a 1709) y su esposa, Catherine Opalińska. Su hermana mayor, Anna Leszczyńska, fallecería a los dieciocho años a causa de una neumonía. La infancia de Maria coincidió con el turbulento y breve reinado de su padre, nombrado soberano por Carlos XII de Suecia. Pero la débil situación política del país hizo tambalear un reinado que terminó en 1709, momento en el que el rey y su familia tuvo que refugiarse en Suecia.
En su nuevo hogar, la familia se integró fácilmente en la vida social de la aristocracia de Kristianstad, localidad en la que se habían instalado. En 1714 se trasladaron a vivir a Alemania, a un territorio que era dominio del rey sueco, donde permanecieron hasta la muerte de Carlos XII en 1718. En aquel momento, la antigua familia real polaca se encontró en una situación política comprometida que solventó con la ayuda del duque de Lorena, entonces regente de Francia, quien les invitó a instalarse en Wissembourg, en la provincia francesa de Alsacia.
Por aquel entonces, Maria era una joven de quince años que fue incluida en la lista de posible esposa de las principales aristocráticas europeas. Pero a Maria le esperaba un futuro más alto, como reina de Francia. La princesa polaca fue incluida en una extensísima lista de candidatas a casarse con el jovencísimo rey Luis XV de Francia. Luis había ascendido al trono con tan sólo cinco años, por lo que el país fue gobernado por un regente, el duque de Borbón. Fue este el que se afanó en encontrar una esposa para el pequeño monarca cuya débil salud amenazaba con terminar con la línea dinástica. De hecho, hacía tiempo que Luis estaba comprometido con la infanta española Mariana Victoria, hija mayor de Felipe V y su segunda esposa, Isabel de Farnesio. De hecho, Mariana Victoria se encontraba viviendo en la corte francesa a la espera de poder desposarse con el rey - niño y poder darle el ansiado heredero.
Pero cuando en 1723, con tan sólo trece años, Luis cayó gravemente enfermo, el duque de Borbón se dio cuenta de que no podían esperar a que la aspirante a reina, que por aquel entonces era solamente una niña de cinco años, se convirtiera en una mujer. Los soberanos españoles recibieron de muy mala gana la decisión de traer a su hija de vuelta a España.
Mientras tanto, el regente y su amante Madame de Prie se afanaron en encontrar a una candidata con edad suficiente para consumar cuanto antes su matrimonio con Luis. El duque de Borbón debía escoger a la futura reina de una lista de un centenar de candidatas. María Leszczyńska no estaba entre las favoritas, pero después de muchos dolores de cabeza por agradar a todas las facciones políticas y encontrar a una princesa que no comprometiera el equilibrio de alianzas internacionales, el nombre de María empezó a verse como el más favorable. Era hija de un rey en el exilio, que había tenido poco poder y que mantenía una vida alejada del convulso tablero político europeo. María también tenía a su favor que era una joven en edad de concebir y profesaba la fe católica. Sin embargo hubo facciones cortesanas que veían en María a una princesa sin prestigio ni rango para convertirse en reina de Francia.
Finalmente, el 2 de abril de 1725 se anunció oficialmente el compromiso. Tras la boda por poderes en Estrasburgo, los novios se conocieron personalmente el día antes de su enlace, celebrado el 5 de septiembre de 1725 en el castillo de Fontainebleau. Luis tenía entonces quince años y Maria veintidós. Los primeros años de matrimonio fueron muy felices para la pareja, quienes al parecer se enamoraron sinceramente.
La nueva pareja real fue prolija en hijos, hasta once vástagos, de los que solamente siete sobrevivieron hasta la edad adulta. Cuando en 1737 dio a luz a su último hijo, la princesa Louise, su vida se puso en grave peligro, por lo que desde aquel momento, decidió rehuir la relación física con su esposo.
Este, por su parte, no tuvo reparos en mantener distintas amantes a lo largo de su matrimonio, muchas de las cuales eran nombradas damas personales de la reina para poderlas tener a su alcance. De todas ellas, la más conocida fue sin lugar a dudas Madame de Pompadour, con quien la reina mantuvo una cordial relación en público.
Mujer de gran cultura e inteligencia, la reina Maria se mantuvo siempre al margen de las cuestiones políticas de Francia. Fue una soberana que asumió su papel en el protocolo de la corte, del que nunca se desvió pero al que intentó evitar siempre que podía. Maria se refugió en muchas ocasiones en sus estancias privadas, haciéndose cargo de sus hijos, a los que cuidó con gran esmero, y disfrutando de la compañía de un restringido círculo de amigos íntimos.
María Leszczyńska falleció un día después de cumplir los sesenta y cinco años, en el palacio de Versalles.