Revista Cultura y Ocio

La religión y los políticos

Publicado el 05 agosto 2012 por Francescbon @francescbon

SEXO Y MAS SEXO

Unos que piensan en el honor

Hace nueve años, una familia pakistaní residente en Inglaterra mató a su hija de 17 años. Los padres la asfixiaron con una bolsa de plástico en el comedor de la casa familiar. Estando presentes los dos padres, la hermana mayor (que ha delatado el crimen pasados unos años) y un hermano menor. Lo hicieron porque la vergüenza familiar superaba a su amor paterno-filial: la hija había osado vestir al uso occidental y relacionarse con varones de su edad. Le llaman crimen de honor. Los padres cumplirán un mínimo de 25 años en prisión. Va: si veinte años no son nada, veinticinco son eso, nada, más cinco años. Mal rayo los parta.

Dos deportistas femeninas de férreos países islámicos, Arabia Saudí y el emirato de Qatar (para mi escarnio: el mismo cuya fundación promotora patrocina económicamente al Barça), acuden a los JJOO en representación de su país. En los dos casos, primeras de su género en competir por sus países.

La primera que compite es una judoka saudí de 16 años. Lo hace con la polémica previa de que su padre no le permitía saltar al tatami sin el hiyab. Lo hace, finalmente, con una especie de pañuelo adaptado: para que no muestre su pelo y para que no pueda representar ventaja ni incomodidad para la práctica del deporte. Su contrincante, puertorriqueña, tarda algo más de un minuto en finiquitar el combate. A casa, la saudí, supongo, a ser fruto de agrias polémicas, y a seguir una vida que, espero, le tenga preparada mucha felicidad.

La segunda, una atleta qatarí, tarda 10 metros de una carrera de 100 en sufrir un problema muscular y abandonar. También compite ataviada con un pañuelo en la cabeza. También de vuelta a Qatar: ambas a disfrutar de lo que la religión musulmana, en su versión más radical, depara a las mujeres.

Un político español reclama una ley contra el Opus Dei. No exactamente (pero cómo atrae una primera frase así, ¿verdad?). Aclaro. Un integrante del partido socialista pretende promover que políticos cuya pertenencia al Opus Dei resulte públicamente acreditada sean incapacitados para altas responsabilidades. Argumenta que la condición de pertenencia a esta "pseudo-secta" (la llama así, no sé a qué viene el "pseudo") presupone un determinado perfil de fanatismo incompatible con cierto criterio mínimo de objetividad. Bueno, sin ser ni pseudo ni secta, la pertenencia al PP ya presupone un determinado perfil de fanatismo incompatible con cierto criterio mínimo de objetividad. No iba a esperar que le pusiesen una estatua a Lenin, precisamente. La cuestión es que, desde la llegada al poder del PP, (con esa mayoría absoluta que les permite no sólo una dictadura legitimada de cuatro años, sino poner los cimientos bien firmes para que ésta se prolongue indefinidamente), la ley del aborto, las circunstancias en que éste es permitido, han pasado a ser uno de sus objetivos favoritos: ahora el aborto no se permitirá si se detectan malformaciones en el feto. Todo en nombre del viva la vida. Adicionalmente, los progresivos recortes en sanidad despojarán de ayudas de todo tipo a personas incapacitadas y a los encargados de cuidarlas. Adicionalmente, otro cargo del PP promueve que las mujeres que decidan abortar sean "obligadas" a ver una ecografía del feto.

SEXO Y MAS SEXO

Ni gallarda ni gallardía : Gallardón

Ni que decir que estos políticos son los que el militante socialista quiere asegurarse de que no tomen responsabilidades en decisiones sobre estas cuestiones. Argumentando que sus creencias religiosas nublan su objetividad. En fin; loable como es, esta ingenua iniciativa, le diría, llega un pelo tarde: hace muchos años que el Opus Dei filtra dirigentes por doquier. Incluso en partidos no tan previsibles como el PP. Que se miren CiU, el PNV o la UPN. La cuestión va más allá: los políticos son la casta donde arraiga más aquello del haz lo que yo haga pero no lo que yo diga : todos ellos, hagan el voto que hagan, castidad, pobreza, honradez, o contra la sodomía. Pero llegar tarde es mejor que no llegar, claro. Puede que le haga alguna cosquilla a ese casposo Ruiz Gallardón, ese pepero majete que tenía a tantos engañados. Puede que sea cuestión de que a éste ya le han pasado los años del empujón juvenil.

Los del PP lo tienen claro, sean del Opus ya, o aspiren a serlo algún día o se planteen aspirarlo (creo que ahí no me dejo a nadie, ¿no?): no hay que practicar el coito. No hay que disfrutar del sexo como placer y, si se hace, hay que apechugar: sobre todo las guarras que se abren de piernas demasiado jovencitas o fuera del matrimonio: arrastra toda tu vida la consecuencia de tu acto, obedeciese el acto a lo que obedeciese.

Dentro del matrimonio, mejor tampoco: las personas resabiadas y amargadas toman las decisiones difíciles con más rapidez; los despidos, los cierres, los recortes. No te fastidias tú meses sin echar un polvo a la parienta (y la becaria del partido te ha dado calabazas), pues a fastidiar a todo el mundo.  Purga, arrepiéntete, nunca lo suficiente, por haberlo hecho. Querías ser libre, pues ahí tienes precio de la libertad, con el IVA al 21%. ¿Jodiste? La jodiste, jódete. Repito: no coito, no disfrutes, el Sida ya no es una de las siete plagas, puedes hasta curarte. Pues aguántate con lo otro: con la repercusión a la que poner pañales, a la que traer a un mundo sin ser deseado. Sí a la vida: a la triste, a la sórdida, a la de no tener una segunda oportunidad y abandonar estudios, o cualquier otro plan, a la de ser como un animal que no puede rectificar. No éramos bastantes, no.


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