Revista Espiritualidad

La respuesta a tus preguntas paranormales

Por Chocobuda

La respuesta a tus preguntas paranormales

No importa si eres una persona orientada a la ciencia o si te consideras ves todo de manera escéptica y fría, a todos los humanos nos fascina alimentar la imaginación. Es parte de nuestra naturaleza, en realidad. Buscamos significados ocultos en todo, para así sentirnos cómodos y con una explicación de porqué pasan las cosas.

En la vía espiritual vamos buscando pequeños premios de conocimiento que aseguren lo que creemos. Si crees en dragones místicos, los verás hasta en el pan tostado. Si crees en duendes, los escucharás reír en el viento. Y si tienes una mente inquisitiva, preguntarás cosas que nadie puede responder.

Cuando a Shakyamuni le preguntaban sobre lo paranormal, sobre dioses, fantasmas, renacimiento o astrología; él simplemente no respondía. Guardaba silencio o apuntaba a la gente a seguir su práctica de dharma.

Esto era porque el Buda no perdía tiempo en preguntas que no ayudan a nadie. Enfocaba sus esfuerzos a enseñar a la gente a salir del sufrimiento. Pare el Iluminado saber si existe un dios o no, era irrelevante porque ese conocimiento no te vuelve mejor persona.

Él sabía que si alguien pasa sus días buscando lo paranormal y lo mágico, se vuelve una persona egocéntrica porque toda su búsqueda es completamente individual, separada del flujo de la vida. Seguro, se puede tener una experiencia especial al practicar lo paranormal, pero muy pronto esta mini euforia se convierte en una adicción.

Al día de hoy, nadie ha extinguido dukkha por saber si hay hadas, yetis, illuminati o alienígenas. Seguro, es muy divertido leer la fortuna, pero al final el sufrimiento alrededor sigue. Pasar demasiado tiempo preguntado tonterías, nos aparta de nuestra misión esencial como budistas: ayudar a los demás seres vivos… aquí y ahora.

Entonces, ¿qué es lo que deberíamos estar buscando?

En la práctica Zen todos nuestros esfuerzos son los mismos esfuerzos de Shakyamuni, de Shantideva, de Bodhidharma y Dogen. Cada paso que damos debe estar destinado a ayudar a los demás.

Debemos preguntarnos todo el tiempo: ¿Hay dukkha? ¿Qué puedo hacer para ayudar a que disminuya?

Para estas preguntas el Buda sí tenía una respuesta. Sus enseñanzas nos dicen que el YO no existe, es solo una ilusión que nos divide de ver que todos los seres vivos somos parte de un organismo mucho más grande y complejo de lo que creemos.

Al practicar el Dharma y Zazen, hacemos al YO de lado y la compasión fluye a través de nosotros, lo que alimenta el fuego a no parar nuestro servicio a los demás.

Y como he mencionado, es muy divertido preguntar cosas sin respuesta y que apelan a la creencia ciega.

Pero es mucho más satisfactorio llevar comida, cobijo y amistad a los seres que lo necesitan.


Volver a la Portada de Logo Paperblog